30 de noviembre de 2014

Signo y señal de las edades



Terminan de obsequiarme los 6 volúmenes de la prolija 2da, edición de la enciclopedia Historia universal Marín, aproximadamente 20 kilos de material histórico de la humanidad desde los albores mismos de la raza humana, con una bellísima encuadernación con logos stamping oro e impresión serigráfica en tapa dura y lomo mediacaña con repujados en bajo relieve –atractivos a las yemas–, y prólogo del historiador Manuel Marín Correa, fechada en Barcelona, España, en 1980, y muy por encima de lo que mi bolsillo podía pagar en esos años y aun hoy. 

Y qué extraño, nunca me regalan un par de zapatos o el tradicional juego de pañuelos masculinos, sino libros. Anualmente recibo unos 50 libros de regalo entre material flamante recién editado de manos de los editores y también obsequios de autores independientes, pero nunca una enciclopedia completa, como en este caso. Para tenerlo en cuenta, es la primera de mi propiedad en todos los años vividos. Perdidas la viejas estanterías que adornaban mi casa de comodidades espartanas, ya no sé dónde guardar tantos libros ni cómo mantenerlos contra las operaciones destructivas que ahora visitan mi vida y el deterioro propio del tiempo. 

Luego de mi divorcio, hace años, el principal patrimonio a dividir fueron libros, pero sobrevivieron unos elegantes 6 metros cuadrados de títulos diversos de mi propiedad, ahora hibernando en placards, vitrinas y cajas, pero desde entonces se sumaron otros 8 metros cuadrados. No sé el motivo, pero se me viene a la mente que de agregar un carancho y un puma en mi cueva, sería la versión criolla del mazdeista Zaratustra... Don Segundo Zaratustro.

CR

26 de noviembre de 2014

Vivir sin eje






Con motivo del reclamo de María Rachid y
promovido por la Dip. Diana Conti (FPV), acerca de 
una pensión de 8.000 pesos para travestis y 
transexuales, voy a recordar un texto, "El círculo sin eje", 
escrito en 2004 y publicado en el volumen tardío
"Una metáfora tóxica" (2013) y que alude
a otro sector social prioritario –sino previo–
por el abandono aberrante de vivir librado 
a su suerte.



"Aceptarse como escritor en Latinoamérica no es dejar de ser un pobre diablo, porque ser escritor en Latinoamérica es no tener ni para el café. Recordemos al novelista peruano Manuel Scorza mientras le reclamaba los derechos de autor a una editorial de su país y se presenta con un papel en la mano en un congreso o político o cultural, tal vez en 1982 o 1983, durante el discurso inaugural. Y a micrófono abierto el presidente dice:

—Es un honor para nosotros tener aquí al gran novelista Manuel Scorza. ¿Qué mensaje nos trae, señor Scorza?

Y él le responde:
—Señor presidente yo no traigo un mensaje, traigo una factura.

La situación es representativa de una realidad que se extiende desde el Río Grande hasta la Antártida. Del Pacífico al Atlántico. Y a menudo nos encontraremos con ilustrados y burócratas no bien nacidos para quienes esto resulta explicable y hasta razonable.

Dicen que en los '60 ir de visita o a comer a la casa de Sábato, era llevar todo. La cena y hasta el café. Después le rinden honores y lo condecoran y lo enaltecen como implícito embajador itinerante de nuestra cultura frente al mundo, pero no le dan ni para el mate de las cuatro.

Recordaba también Elsie Alvarado de Ricord, Directora de la Academia Panameña de la Lengua, durante la conferencia Conciencia y expresión poética de la clase obrera panameña (Panamá, 2003) que uno de sus poetas, Demetrio Herrera Sevillano, no sólo había vivido en condiciones lamentables, sino que había muerto en la pobreza extrema. Ahora, bien, 
Panamá es un país pequeño y, según les escucho decir, pobre, tan pobre que no tiene clase media, pero Argentina, por ejemplo, ¿qué justificación tiene para abandonar a sus intelectuales? ¿Por qué?, si ellos gustan de lo que hacen. La conclusión inmediata sería algo así como que un diputado, un fiscal o un senador trabaja y cobra... pero a disgusto. Un intelectual, un escritor, ante todo piensa, y pensar no cuesta nada. Es gratis.

Digamos entonces, para resumir el pensamiento de esta época, que un intelectual tiene la obligación de estar lúcido, creativo y presto a cualquier pedido. Tiene la obligación también de contar siempre con un traje en condiciones, con peluquero y manicura, con sombrero si hace calor, y con pañuelo y sobretodo si hace frío. Tiene la obligación de conocer el contenido del último volumen publicado por un perfecto imbécil, la obligación de poseer toda clase de diccionarios, obras completas universales, enciclopedias y textos lujosos muy por encima de cuanto su bolsillo puede gastar. Tiene el deber de contar con todos los libros de autores importantes de su país, pero también de contar al menos con un volumen de cada escritor del mundo en los últimos cuatro o cinco mil años de la humanidad. Tiene la obligación de leer las mil doscientas páginas en cuerpo cinco de la Biblia protestante y la católica, ambas, y todos los libros de religión del mundo. Tiene la obligación de saber qué traman las Academias de Letras del continente y la Real Academia; la obligación de estar informado acerca del último congreso o exposición de Letras o Filosofía. Tiene el deber de ser más profundo que Dios y ganar menos que un peón. Tiene la obligación de explicar lo inexplicable, de tener una reflexiva posición tomada acerca de los conflictos de un mundo ridículo. Tiene el deber de ser crítico, de ser digno, de estar siempre presentable y atento a las nuevas estéticas de la narrativa, de la música, las artes plásticas y los descubrimientos científicos. Tiene la obligación de aportar al pensamiento regional, nacional y continental como proyecto de construcción universal. Tiene el deber de bucear en francés, de maldecir en inglés, de toser en latín y estornudar en griego. Tiene la obligación y el deber de ser modelo de idioma en uso y evolución, normativo y al mismo tiempo experimental. Tiene el deber también de ser un novedoso y sólido excéntrico, un elegante sofisticado en alpargatas recién lustradas, un ideólogo práctico, revolucionario y conservador, un concéntrico liberal de izquierda, un cristiano musulmán del budismo zen, un ateo anarquista filántropo, antisemita y prosionista, el curador de los artistas del futuro, el extravagante protector y alentador de los fracasados del presente, el inspirador de los revolucionarios de escritorio, el pacificador dispuesto a matar por la libre expresión ajena, el amante inconmovible y el sereno arrogante. Y además, tiene el deber y la obligación de no equivocarse en sus opiniones, no sea que descalifiquen su obra y lo condenen hasta en la muerte. 

Porque ser un escritor en Latinoamérica es tener la obligación de estar sano sin cobertura de salud y tener el decoro de bajar de un taxi cuando no cuenta ni con el sueldo de un maestro suplente, ni siquiera el de un cadete del Estado. Es condenar a la sociedad a que nos pague el café, la cena y hasta el hotel con espejos en el cieloraso. Es andar con los zapatos agujereados como Neruda y el saco descosido como Sábato, o secando yerba al horno para improvisar unos mates como Denevi, o como Roa Basto cuando espera un milagro que le pague la operación. Más tarde los llaman ¡Doctor! ¡Aquí, doctor! ¡Una foto con el diputado Piringundín!, cuando a la sazón, el diputado Piringundín, hace pocos meses terminó el primario nocturno y tiene problemas para escribir su nombre completo. Si apenas tiene tiempo de practicar con tanto cheque que firmar para pintaparedes hijos de puta igual que él. 

Un ingeniero le cuesta al país trescientos cincuenta mil pesos en seis años de estudio, un arquitecto trescientos mil en cinco años, un médico doscientos noventa mil, un maestro ciento cincuenta mil. Un concejal corrupto le cuesta a la nación unos trescientos mil al año. Un imbécil pintaparedes jubilado por el estado le cuesta a toda la nación entre catorce y veinticuatro mil al año. Un senador sucio un millón y medio al año. Un subcomisario podrido le cuesta doscientos ochenta mil al año y cien muertos. Una estafa le cuesta al estado tres o cuatro millones al año. Una embajada de imbéciles y corruptos le cuesta a la nación un millón al año. Una pandilla de gángsters en un ministerio le puede costar a la nación entre mil y hasta cincuenta mil millones en tres o cuatro años, dependiendo claro, de la anuencia del presidente de turno.


Embajador de Francia tras visitar la casa de Cervantes: “¿Y a un hombre “tal” tiene España viviendo en estas condiciones?".

Un escritor condecorado en Alemania o en México o en Francia o en España, tras treinta años de refinamiento narrativo e intelectual, le cuesta a la nación cinco centavos por toda la vida. Y el discurso con aplausos. Y el brindis entre el Secretario, el Ministro de Cultura y el Canciller, los eternos turistas de la pesadilla latinoamericana. Ni el documento de identidad, porque la identidad cultural de un escritor está en su acta de nacimiento y en el documento nacional de identidad. Para el estado es un número de corbata o de cuello abierto, un estorbo calculado y funcional, una acción privada en los números pero con percusión y banda pública. Un solitario indigente reconocido y prestigioso. 

Un pésimo ingeniero le cuesta al estado igual que uno bueno. O un médico frustrado le cuesta igual que un exitoso cirujano cardiovascular. Un autor puede ser brillante en su estilo, igual es un perro enfermo. Ningún país de América latina, ninguna gobernación, ningún municipio, siente la obligación de protegerlo. No tienen mecanismos para resolver el caso. 

Escribir un gran libro en Latinoamérica no es dejar de estar maldito o de ser un perro vagabundo; casi una desgracia. Una condena. Apenas un mechón de pelos entre los escombros de un edificio venido abajo en la madrugada. Y si le sumamos esa extraña filantropía de bolsillo de los multimedios y las editoriales —actualmente en manos de empresarios españoles— la vida de un escritor se vuelve un grotesco vergonzoso en medio de una fiesta, porque los derechos de autor en Latinoamérica son una burla canalla y parece ser de escritor bien nacido callarse sobre este asunto. 

Y cuando la vida orilla el abismo, sin jubilación ni pensión alguna, tiene el deber de no perder los dientes, de no quebrarse, de no terminar como un imbécil, y de envejecer decorosamente y prolijo para la fotografía al lado de políticos y figurines pasajeros de la vida, esos que nunca le dejan propina a la existencia, apenas una foto en el álbum familiar de los eternos pelotudos de moda. Como si el contacto fotográfico de compartir un ángulo, un marco, un pedazo bidimensional de la fantasía, les transfiriera nuestros valores, nuestras ausencias, nuestros dolores y nuestras grandezas. Como si en algún lugar de la realidad alguien se hubiera comunicado al fin con nadie. 

Lo abandonan hasta los setenta u ochenta años y luego lo invitan a cuanto congreso inventan «porque la cultura… la cultura es la bandera de este gobierno». Y lo aplauden, más por el hecho de seguir vivo estoicamente que por el reconocimiento personal, celebrando así el cumplimiento de los cincuenta años ininterrumpidos de abandono nacional, provincial y municipal, de manera que sus malestares y dolencias ahora son públicos. Son parte de la embolia nacional. Y claro, en medio de tanto trabajo de organizar pintadas callejeras, y de acordar con el obispado la regulación de casinos y prostíbulos, y de negociar con la policía regional el tráfico de estupefacientes y de nuevos desarmaderos clandestinos, de cambiarles el nombre a las calles, y de empeorar la educación un poquito más todos los días, y de tanto cheque que firmar para pintaparedes hijos de puta, el fin llega para el escritor. 

Y si durante toda su existencia lo han abandonado adecuadamente, tras su muerte, en un gran festival de caradurez insólita, acaso celebren el natalicio de haber convertido su vida entera en un orfanato. Tal vez instituyan un premio con su nombre para conservarlo en la memoria colectiva. Es decir, lo abandonan de por vida para recordarlo mejor en la muerte. 

Luego el periodismo le hará un megareportaje exclusivo al mozo que le servía el café en un quitapenas de Liniers o de Flores, quien nos enternecerá hasta el hipo relatándonos si lo tomaba con edulcorante o con azúcar, si permanecía absorto mientras hacía dibujos con la cucharita o si esperaba inquieto la llegada de alguien; si leía el diario, si contaba monedas o si cambiaba un billete grande; si estornudaba con frecuencia o si tosía mientras reía. Como quien envía un mensaje a otra galaxia compuesto por un sobrecito de sacarina vacío, un platito sucio, una servilleta arrugada con dos garabatos azul birome y los veinte centavos de propina como prueba de que alguna vez alguien existió. 

El reportaje a la servilleta y el pocillo como Ciudadano Ilustre. El cenicero de la Verdad, más verdadera que todo, vomitando tinto en el inodoro de la Alianza Eterna. La cucharita de la Vastedad camino a la Nubes de Magallanes seguido por el mingitorio de la Conquista. El pebete espacial despanzado en Goyeneche de un lado y tomate sin mayonesa del otro. Los analgésicos de Nietszche volando en el tiempo para estrellarse en el ojo de Sófocles, y éste que derrama una lágrima express en el retrato manso de Troilo, el ángel gordo de la arquitectura rupestre de Swedenborg, mientras Erick Clapton quiebra la ceniza en el pocillo ciudadano, lo vuelca y lee en la borra negrusca el futuro de Dios. ¿A quién quieren engañar? 

El tema los supera, porque por más que presidencias, gobernaciones, municipios, cámaras de senadores y diputados, consejos deliberantes, ministerios y secretarías intenten embaucarnos, en verdad no pueden: Intuyen que la cultura es algo importante aunque todavía no logren resolver para qué sirve, ni cómo se aplica. Lo advertimos cuando el político promedio lo único que tiene para decir de la cultura, precisamente, es que es algo muy importante, aunque no aclaren como cuánto es muy, ni para qué. Como si finalmente le hubiéramos encendido el micrófono al pobre Forest Gump.

Poetas y narradores con 10 libros publicados
viven en asentamientos de emergencia, artistas
plásticos sin jubilación luego de 40 años
dedicados a su trabajo, intelectuales sin pensión,
artistas sin ingresos hoy librados a su suerte.

Claro que esta prédica no la puede sostener un escritor de primera línea, su humildad y cautela lo obligan a mantener el silencio y esperar —¿esperar qué?—, y el declamo y reclamo viene a quedar en manos de un autor de tercera línea pero sólo porque siendo un autor de tercera línea no siento obligación institucional alguna y eso me permite a menudo orillar lo subversivo. En Buenos Dan Brown autor del Código Da Vinci estaría de pie en el murallón de la costanera norte con los ojos cerrados frente al infinito con una 38mm. prestada a modo de bombilla seca en sus labios y una humilde y única munición de 22mm. vencida en la recámara. Rimbaud en Buenos Aires hubiera terminado preso por asaltar bancos. Poe no hubiera sido premiado, no sería el padre de nada. Stendhal un pordiosero. Los originales de Tolstoi hubieran atascado el inodoro. La Eneida de Ovidio hubiera prendido el carbón del siguiente asado. La obra de Kafka se hubiera quemado así nomás, tal cual sus indicaciones finales. Qué más da. 

Porque ser escritor aquí es igual a ser un astronauta que navega la galaxia en un televisor descompuesto, y no implica dejar de maldecir el destino de no haber sido escribano o contador o profesor de lengua o empleado de correos. Es estar condenado a evaluar y flirtear con los papelitos que la gente nos acerca como si esperaran de nosotros el Nobel de Literatura por el mamarracho con faltas ortográficas que nos escribieron especialmente para nuestro dionisio deleite. Es estar condenado a no arrobarnos el derecho de llamarnos escritores a nosotros mismos por vergüenza ajena y esperar a que nuestra cultura nos otorgue ese título suntuoso y presuntuoso, lleno y hueco. 

Es estar condenado a que la gente nos salude con admiración, como si ser escritor fuera análogo a ser millonario. Es aceptar que uno, finalmente, es un Don Nadie antes de la condecoración; y luego un Don Nadie Intocable, Inconsulto e Innecesario después de la condecoración. Es condenar a la gente a que nos envidien creyéndonos bacanes, rechonchos de buen gusto, de buen vino y platos exóticos. Nada de milanesas o queso con dulce de batata. Nada de pizza y flan con dulce de leche o crema blanca. Nada de vino tinto. Nada de puchero o simple sopa. Todo debe ser belle melange, belle epoque, de manera que cuando secuestren a un escritor latinoamericano y pidan un rescate de cien mil pesos o de veinte mil o de diez mil o de cinco mil o de quinientos pesos, la risa amarga corte lacónicamente la comunicación hasta una nueva evaluación del rescate con descuentos.

Pero ¿a quién se le ocurriría secuestrar a un escritor latinoamericano? Sólo a un extraterrestre, a un señor verde o naranja, con radares en las orejas y un cañón láser en la nariz, un señor con ventosas en las yemas y un tentáculo en cada ojo. Sólo a este caballero extrasolar, quizá vegano o siriano u orionino, se le podría ocurrir la idea descabellada de salvarse secuestrando a un ejemplar de la literatura latinoamericana. 

Como una broma del destino, mucho menos que un Cervantes presuroso de terminar el segundo tomo y unas pocas obras más para dejarle algún sustento a su familia en el desesperado intento de morir como uno más, como un hombre cualquiera, un escritor latino es un judío errante, un armenio en el desierto turco, una montaña sin huesos, un patriota sin patria, un noble sin reino, un televisor sin corriente, un ángel perdido entre fantasmas, un fantasma en el país de los duendes, una provincia sin nombre, un extraterrestre sin nave, un ánima en el paraíso y una ballena que languidece en la arena. La manifestación de un milagro, al fin, pero en un templo deshabitado".


Diciembre de 2004
del volumen "Una metáfora tóxica", 2013



Copyright®2014 por Carlos Rigel

19 de noviembre de 2014

Palais de Glace, 1989
















Cuando todo comenzó. 
Ciclo de conferencias abiertas al público con algunos de los autores premiados y miembros del jurado en el Palais de Glace, Primera Bienal de Arte Joven, Buenos Aires, 1989. En el centro, la novelista Silvia Iparraguirre (fumando), reciente Premio Konex junto con el literato Abelardo Castillo. A mi lado, Mariano Litvak. Del resto he olvidado sus nombres, aunque conservo recuerdos gratos de los momentos compartidos.

16 de noviembre de 2014

Eliminar de raíz



Los residuos de la "movida cultural" hablan 
por sí mismos. La misma patria que condecora 
a Tinelli también nos regala la destrucción 
del pasado en nuestras narices. No es un accidente, 
sino un resultado de caja.


Y si pensábamos que el talibán era la mugre del mundo al destruir en 2001 en la provincia afgana de Bamiyán las estatuas de Buda talladas en la roca entre los siglos III y IV, declaradas patrimonio de la humanidad, ahora debemos calificar a las bestias incultas de nuestra patria. En el barrio de Belgrano de la ciudad de Buenos Aires, terminan de demoler la casa de José Hernández, autor del Gaucho Martín Fierro. El 'Matraca' Hernández se oculta de vergüenza en la tumba. Señal inequívoca del valor que ocupa la cultura en nuestra sociedad, es bueno ahora preguntarles "cómo cuanto es mucho" cuando expresan que es algo "muy importante", porque el resultado es un desprecio a nuestro valores y la renuncia a nuestras tradiciones. 

La casa del autor del libro que muchas veces fuera obsequiado al amigo extranjero como La Biblia criolla, el presente elegido muchas veces por nuestros presidentes para colegas de otras naciones de la tierra, el símbolo nacional expuesto hace pocos años en la Feria de Frankfurt protegido entre dos títulos famosos de nuestra literatura, un libro de Borges y otro de Cortázar, de ese volumen hablo, de su autor, de su casa.

La misma incultura que premia a Tinelli, derrumba una joya de la historia local. Nadie ha tenido el decoro ni la ofuscación de protestar, ni políticos, ni organizaciones literarias, ni de escritores o tradicionalistas, fue la noticia del Día de Tradición, acaso para recordar mejor al poeta emblema de la fecha. Demasiado ocupados en los proyectos de futuro, demasiado llenos de nuestra personalidad, demasiado apurados por crecer, por exponernos, sortear, debatir, opinar, ganar, triunfar, demasiado distraídos con el éxito propio, es que soltamos al pasado, lo dinamitamos para asegurarnos una dirección correcta para los millones de años del porvenir. Es que lo urgente ha superado a lo importante, y la actualidad ha terminado fagocitando a la realidad. Somos la vergüenza del mundo culto y nos miran como a simios inconcientes, incomprensibles. Quizá lotearán el predio, quiza construyan un supermercado o una playa de estacionamiento. La urbanidad ha ganado otra batalla. No falta mucho para que quemen libros antiguos para darle espacio a los nuevos.

No destruyeron la casa de Videla, ni la de Firmenich, ni la de Massera, ni la de Ramón Camps o Etchecolaz, no, sino la vieja casona con frente a la avenida Luis María Campos donde vivió uno de los padres de la tradición gaucha. Esa fueron a destruir. Después hacen un "museo de la memoria" de un predio que debería desaparecer de la faz de la tierra, o legislan el "Día de los Valores villeros" como una manera jocosa de no discriminarlos. La pelotudez crónica no podría llegar más alto.  Así, hace poco tiempo, eliminaban en un centro educativo de nuestra provincia un busto del escritor, periodista y exPresidente de la Nación, Domingo F. Sarmiento, como si fuera la versión criolla de Sadam Husein, para reemplazarlo por uno del finado Néstor Kirchner, como si fuera el Nelson Mandela gaucho. Y sobre esas bases alegres de una seriedad risible, reclamamos a los fueros internacionales y a las naciones de la tierra, derechos sobre dos pedazos continentales perdidos en el océano.

Las bestias finalmente dominan la tierra y, lo que es peor, danzan en los gobiernos de nuestra patria kirchnerista al son del carnaval criollo. Eso somos, figuras del carnaval. Es nuestra versión del talibán. Ahora, don José es el nuevo Santos Vega, vagando en las pampas urbanas. La maldición nunca fue conjurada: Finalmente perdió la payada. Ni asociaciones literarias o tradicionalistas, ni la SADE, ni la Cámara del Libro, ni centros culturales, pero tampoco Carrió, ni Pino Solanas, ni Massa, o Sciolli, o Alfonsín, o los miembros de nuestro Congreso Nacional, o la Cámpora, o la Presidente Cristina Fernández de Kirchner, protestaron por la medida macrista, ni presentaron un plan alternativo u opusieron resistencia a la resolución final o el llamado al debate público hasta encontrar otra solución. 

El mismo principio comercial que promovió la venta de la cementera Loma Negra, ahora promueve la destrucción de un predio que deberíamos conservar para tener memoria en el después, cuando el pasado haya sido simplificado hasta quedar como un relato para pibes. Pienso para todos ellos, los protagonistas locales de esta edad: "Muchachos, váyanse todos a la concha de sus madres y asegúrense de no volver más".

Barón Carlos Rigel


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15 de noviembre de 2014

"Diario del fin", en verano la primera parte



Momento tan evitado, llega la edición 
de una novela de mi autoría; no es la primera 
escrita, sino la quinta planificada, terminada y 
sumada a los sargazos novelados que pasan
de un disco rígido al siguiente. Tal la condena
impuesta a mi pluma. Se trata de 
un nuevo intento del género metanovela.


Sin fecha definida aún, pero será en el transcurso del verano, saldrá a la venta una edición de unos pocos ejemplares del Tomo I de la novela "Diario del Fin" terminada en 2010 para el certamen Clarín de novela (el que ganó Nielsen merecidamente), y durante el 2015 editaré el Tomo II en igual cantidad. Se trata de la última vez que participé en un concurso literario para retirarme definitivamente de las contiendas abiertas que buscan saber quién es el mejor, cuál es el mejor objeto. 

Revisión incansable del texto, estará editándose el primer tomo con los eternos cambios de última hora, como debe ser. Sin embargo, sé que luego de cerrar pliegos para esa edición aún falta la revisión del segundo tomo que, dicho al pasar, ya tiene un plan mental de modificaciones estructurales severas y aún más audaces en el final. Condena recurrente de autores, como nos decía la novelista Silvia Plager en los talleres literarios del Centro Cultural San Martín, en la apertura democrática: "Cuando una novela está terminada, vuelvan a preguntarse qué le falta, en qué falla", emblema perpetuo de la inseguridad del escrito que hasta Borges padeció como narrador.

Acerca de la historia, es de perfil metafísico y explora, tanto en el mundo cotidiano como en el astral, las señales de un cambio inquietante. Es otro intento de abordar un género tan extraño al pensamiento como lo es la metanovela, del cual escribí unas palabras recientemente para el prólogo de La cicatriz universal (2014). 

Finalmente, recupero los ejes de trabajo de la última década estética, los '80, de cuándo las premisas establecidas para la narrativa contemporánea, especie de busca del grial narrativo, trataba de emular con la escritura el "fluir de la conciencia". Quizá de allí provienen mis frustraciones reiteradas: No alcanza con tener una buena idea, sino que también hay que resolver el tratamiento que le daremos, la dimensión semántica o la calidad espiritual del compromiso asumido al escribirla. No se trata sólo de escribir oraciones como en un artículo periodístico, el destino de la metanovela es lograr una historia tridimensional, como la vida lo es. No todas las personas son tridimensionales, cuando abundan los seres de dos dimensiones, es decir, sin profundidad, pero trasladarlo al escrito es un desafío superlativo; de allí el acumulador de fracasos.

Al respecto, creí haber encontrado una reflexión atinente cuando nuestro narrador y dramaturgo, el literato Abelardo Castillo, dice que "si el Quijote de Cervantes es una novela, entonces el Ulises de Joyce no lo es. Y a la inversa, si el Ulises es una novela, entonces el Quijote no lo es", lo cual nos revela que hay un conflicto empírico de formatos sobreviviente pero no desde el comienzo –ya que durante centurias no hubo dudas–, y cuyos límites no están claros, como podríamos decir que sí lo están para el género del cuento a partir de Poe. Y digo que no obedecen al comienzo ya que el Quijote estuvo vigente durante cuatro siglos como modelo de novela y lo sigue estando. En todo caso, abre un espacio de reflexión y de audacia: Castillo acierta al pensar que el Quijote es una novela clásica –aún mi resistencia racional, se trata de una introducción bien resuelta con el agregado de 5o capítulos y 660 personajes–, pero en ese caso debemos resolver a cuál género pertenece el Ulises de Joyce. Tal vez, y sólo tal vez digo, pertenece a ese ultra-género experimental que es la metanovela. En ese caso sería el primer antecedente narrativo registrado sobre el género como apertura del siglo XX y rumbo al tercer milenio literario


Un párrafo de la página 137 del primer tomo.


Es válido pensar que desde entonces es un momento propicio para el aporte de algo nuevo, cuando las bases de la novela fueron establecidas hace más de cuatrocientos años por don Miguel de Cervantes. También recordemos que Joyce, de una manera grandilocuente, se propone terminar con el género de la novela, ponerle la tapa al formato con una obra máxima e insuperable al escribir los dos tomos del Ulises, las veinticuatro horas contadas segundo a segundo en la vida de un hombre al que no le ocurre nada especial, lo que además establece la antípoda del Quijote, a quien le ocurre de todo, pero también confirma que ni siquiera es necesario tener una buena idea –aunque los editores renieguen de esta afirmación–, porque se trata de una dimensión específicamente narrativa que busca emular la vida conciente y el fluir de la conciencia desde la palabra escrita, algo no tan distinto a la busca metafísica del santo grial en el medioevo. 

De alguna manera, don James Joyce nos dice que es capaz de sostener el líquido narrativo aunque no ocurra nada interesante que lo justifique. Y así, enfrenta el desafío de narrar y mantener una inquietante expectativa que sólo conduce a la siguiente inquietud. Por eso mismo es que se erige como un símbolo de la palabra escrita e imposible de filmar: le corresponde íntegra al territorio de la literatura. El intento de trasladarla a otro género está condenado definitivamente al fracaso.

Volviendo a Diario del fin, el paginado del primer tomo alcanzará aproximadamente las 300, dividido en 2 capítulos con aproximadamente 100 registros o asientos –no olvidar que es un diario de observaciones de un fenómeno social–, algo similar al segundo tomo. Los detalles de encuadernación por el momento son un misterio, ya que me gustaría una edición de tapa dura con funda, pero es una expresión de deseo más que una posibilidad a mi alcance. El probable texto de contratapa –sujeto a cambios todavía–, dice: 

"En una Tierra que ha sido henchida y cuya humanidad yace finalmente multiplicada, el ser parece haber alcanzado la máxima expresión artística, tecnológica y filosófica. Sin embargo, desde la ciudad de Buenas Brisas, uno de los miembros del grupo místico Tau, un vidente atormentado desde la niñez por un don en apariencia inútil, advertirá las primeras señales de un cambio trascendente y a la vez, preocupante. Lo que llega es inminente e irreversible".


CR

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7 de noviembre de 2014

Ley de agrotóxicos del FPV


El insultante texto del Proyecto de 
Ley de agrotóxicos elevado al Congreso Nacional, 
otra burla del Frente Para la Victoria, analizado
por el portal Renace.net.
Cagarlos a tiros es poco.

El diputado nacional por Formosa, Luis Eugenio Basterra del Frente para la Victoria, el 11 de setiembre de 2014, presentó en la Cámara de Diputados de la Nación un proyecto de ley de agroquimicos con el fin de regular su registro, comercialización y control. El mismo fue individualizado bajo el registro 7180-D-2014 y el sumario "Registro, comercializacion y control de los productos fitosanitarios empleados para la proteccion, crecimiento y desarrollo de los cultivos. Regimen" El proyecto de ley fue tratado en conjunto por las Comisiones de Agricultura y Comercio de la Cámara de Diputados de la Nación, el 28 de Octubre de 2014 –a la misma hora y en sala contigua a la audiencia pública por las escuelas rurales fumigadas–. Asimismo el último Martes 4 de Noviembre –conforme el listado oficial de reuniones de Comisiones– se celebró nuevamente una reunión en conjunto de ambas comisiones en la cual –según informaciones periodísticas– se le habría dado el visto bueno al proyecto, para ser tratado en el recinto de la Cámara el próximo de 12 de noviembre de 2014; habiéndose omitido las consultas y participación a médicos, científicos, profesionales y organizaciones avocadas a la problemática de los agrotóxicos.

El texto del proyecto se muestra precario e improvisado y delata un claro desconocimiento técnico en la materia. Parte de una malintencionada denominación de los productos agroquimicos a los que designa con el carácter de "fitosanitarios" cuando ninguno de los que son de uso corriente y masivo en la actividad agrobiotecnológica y que se pretenden regular, pueden ser cobijados bajo ese concepto, dado su carácter de biocidas. Asimismo no refiere en ninguno de sus articulos a la necesaria protección y resguardo de la poblacion, establecimientos educativos rurales y biodiversidad (centros apicolas, cursos y espejos de agua, produccion agroecológica) del impacto ambiental de las aplicaciones terrestres y aéreas de agrotóxicos.

El punto medular del proyecto de ley es que importa una clara regresión normativa al reducir el marco de revisión de los registros de agrotóxicos. Actualmente el sistema regulatorio sobre registro, comercialización, uso y control de los agrotóxicos se encuentra normado bajo la Resolución 350/99 del SENASA y sus modificaciones.

La actual normativa prevé que ante información basada en evidencias significativas que indique que el uso de un agrotóxico en particular pueda suponer un riesgo de inducir en humanos un efecto oncogénico, genético hereditario, teratogénico, fetotóxico, reproductivo, o un efecto crónico o tóxico demorado, habilita el inicio del procedimiento de cancelación o reclasificación del registro correspondiente.

El propio SENASA reconoce que ante evidencias científicas sobre efectos adversos y nocivos de los agrotóxicos corresponde el inicio del procedimiento de cancelación o reclasificación del registro que corresponda, conforme el Capitulo 18 de la Resolución 350/99. Tal reconocimiento lo efectúa la actual presidenta del SENASA Ing. Agr. Diana María Guillen, en la Nota 608/2014 del 29 de Octubre de 2014 remitida al CELMA y al Ex-Coordinador de Temáticas Ambientales de Coronel Suarez Emanuel Garrido, con motivo del requerimiento administrativo que se le efectuara en el mes de Setiembre de 2014 a dicho organismo, en cuanto a la reevaluación de riesgos de los agrotóxicos con miras a la cancelación de los registros. Textualmente la presidenta del SENASA señala que "Con relación a la cuestión de la reevaluación de los riesgos conforme al Capítulo 18 de la citada Resolución N°350/99, es necesario aclarar que el proceso de registro es un análisis de riesgo en sí mismo. Para iniciar una análisis de riesgo de un producto ya inscripto, el citado capitulo exige disponer de antecedentes científicos suficientes avalados por los correspondientes Organismos Oficiales. Por ejemplo, estudios epidemiológicos, informes de Organismos de investigacion, trabajos científicos, etcétera. La Norma prevé que el proceso de análisis de riesgo como herramienta para cancelar o reclasificar un producto fitosanitario ya registrado cuando los usos autorizados de ese producto puedan causar efectos adversos, en condiciones locales de uso, inaceptables tanto para la salud como para el ambiente, debe ser iniciado con antecedentes científicos que justifiquen su realización."

Sin embargo el proyecto de ley del diputado Basterra en el art. 21 establece que la Autoridad Nacional de Aplicación podrá prohibir o autorizar, condicionado a fines específicos, las actividades de importación, elaboración, comercialización y/o uso de productos fitosanitarios respecto de los cuales la Organización Mundial de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) o la Organización Mundial de la Salud(OMS), u otras organizaciones o tratados de protección a la salud o al ambiente de las cuales el Estado Argentino sea parte, se hubieran expedido recomendando a los países miembros la cancelación o restricción severa de sus registros por su riesgo y dificultad de manejo para los casos en que así se considere.

Que ante el referido requerimiento administrativo efectuado al SENASA, no sorprende esta embestida intempestiva en la Cámara de Diputados Nacional, a través de un proyecto de ley exprés, que claramente apunta a cerrar y clausurar todo revisionismo sobre las autorizaciones de comercialización y uso de agrotóxicos registrados en la Argentina, con el fin excluyente de ignorar las conclusiones que revelan los trabajos científicos independientes en relación a los efectos negativos significativos en la salud humana y el ambiente de la exposición crónica a los agrotóxicos.

En efecto, son los trabajos e investigaciones de científicos independientes de todas partes del mundo que en los últimos años han revelado los efectos crónicos, cenotóxicos, teratogénicos y carcinogeneticos de muchos agrotóxicos usados a gran escala y cielo abierto en la agrobiotecnología, cuyas conclusiones son soslayadas no solo por las autoridades sino también por los organismos internacionales como la Organización Mundial para la Salud y la FAO, a los cuales el proyecto de ley pretende colocarlos como únicos signatarios legítimos para cualquier revisionismo en la materia.

Ese ardid normativo del proyecto de ley, se muestra abiertamente incongruente con el principio de precaución y el Convenio de Diversidad Biológica, según los cuales, todo disenso o incertidumbre científica frente a un hecho que pueda representar una situación de riesgo de daño grave e irreversible a la salud y/o el ambiente, obliga a que se adopten las medidas eficaces y oportunas para despejar las dudas pertinentes y obrar en consecuencia. En ese contexto, los trabajos científicos que evidencian los efectos negativos de los agrotóxicos en la salud humana y el ambiente, son la punta de lanza para promover una reevaluación de riesgos, que hoy la normativa vigente del SENASA 350/99 permite (y que su propia Presidenta recomienda), pero que el proyecto de ley claramente se direcciona a cercenarlo.

TEXTO DEL PROYECTO DE LEY.

El Senado y Cámara de Diputados...

Régimen de registro, comercialización y control de productos fitosanitarios.

ARTÍCULO 1º. La presente ley establece el marco legal aplicable en el territorio de la República Argentina para el registro, la comercialización y el control de los productos fitosanitarios empleados para la protección, crecimiento y desarrollo de los cultivos.

ARTÍCULO 2º. Quedan sujetas a las disposiciones de la presente ley la importación, exportación, elaboración, fraccionamiento, almacenamiento, envasado, rotulado, traslado, registro, comercialización, prescripción, y toda otra operación vinculada a estas actividades, destinados a la producción agrícola y agroindustrial.

ARTÍCULO 3°. Son sujetos comprendidos en las prescripciones de esta ley:

a) Aquellas personas físicas o jurídicas que intervienen como eslabones de la cadena de producción y comercialización, que están en contacto habitual con los productos fitosanitarios y quienes son principales responsables de su uso y aplicación, a saber: fabricantes, fraccionadores, formuladores, profesionales universitarios con competencia en programar, ejecutar y evaluar la formulación, certificación de uso, comercialización, expendio y aplicación de agroquímicos, aplicadores por cuenta propia o de terceros, beneficiario del uso y depositario final. Este listado podrá ser ampliado por la Autoridad Nacional de Aplicación;

b) Aquellas personas físicas o jurídicas que intervienen como eslabones de la cadena que, por su actividad, no tienen contacto directo y habitual con el producto fitosanitario, sino solamente a partir de un envase cerrado herméticamente y con su correspondiente precinto inviolable, a saber: transportes, depósitos, almacenamientos, comercio vendedor, exportadores e importadores. Este listado podrá ser ampliado por la Autoridad Nacional de Aplicación.

ARTÍCULO 4°. El Estado Nacional a través de sus organismos competentes deberá:

a. Entender en el establecimiento de objetivos y políticas, impulsando el uso racional de los productos fitosanitarios, y la incorporación de tecnologías adecuadas para minimizar toda clase de riesgos para la salud humana y para el normal funcionamiento de los ecosistemas y el ambiente en general.

b. Promover en forma conjunta con los gobiernos provinciales, municipales y entidades públicas y/o privadas, la creación de programas de manejo integrado de plagas y buenas prácticas agrícolas, tendientes a utilizar tecnologías de bajo impacto sobre los ecosistemas y la eficaz utilización de sustancias químicas y/o bioquímicas.

c. Identificar, localizar y disponer en forma segura de productos fitosanitarios decomisados y/o prohibidos, o que estuvieran en estado que impida su uso. Los costos de los procedimientos de disposición final serán en su caso, por cuenta del infractor.

d. Brindar en forma periódica a las autoridades sanitarias a cargo de los Centros de Intoxicaciones, la información necesaria para la atención de eventos dañosos derivados de la ingestión o contacto con productos fitosanitarios, y la necesaria para el seguimiento de personas o grupos expuestos.

e. Brindar la información necesaria para la atención de accidentes o eventos dañosos al ambiente, a las autoridades del área pertinente, y/o servicios de asistencia pública.

f. Promover en forma conjunta con los gobiernos provinciales, municipales y entidades públicas y/o privadas el cumplimiento de los recaudos indicados en el Código Internacional de Conducta para la Distribución y Utilización de Plaguicidas (Organización Mundial de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación - FAO-) en materia de Principio de Información y Consentimiento Previo (PICP).

g. Promover, a través del sistema de salud, la capacitación y actualización del personal médico rural, emergentólogos y toxicólogos sobre productos fitosanitarios.

ARTÍCULO 5º. La Autoridad Nacional de Aplicación es el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA), quien llevará el Registro Nacional de Productos de Terapéutica Vegetal, lo que implica - sin perjuicio de otras acciones- fijar los requisitos que deberán cumplir los solicitantes de registros de productos fitosanitarios y aprobará la utilización de los mismos, como condición para la comercialización, contemplando las obligaciones que al respecto asuma la República Argentina en el marco de tratados de integración o internacionales.

ARTÍCULO 6º. Son funciones de la Autoridad Nacional de Aplicación, en cuanto hace al registro de productos fitosanitarios:

a) Llevar el Registro Nacional de Productos Fitosanitarios, conforme las facultades que le otorga la presente ley y determinar los requisitos, procedimientos, criterios y alcances para el registro de productos fitosanitarios en la República Argentina.

b) Determinar los recaudos a seguir en los procesos de investigación y desarrollo de productos fitosanitarios que no estén aún registrados, y que impliquen la liberación al ambiente de éstos. Deberá exigirse la presentación de la información disponible, y la imposición de condiciones de estricto control de la identidad de los productos, de bioseguridad, cantidades y áreas de aplicación.

d) Realizar las revalidaciones de los registros de principios activos y/o productos formulados que estime necesarias, sometiéndolos, junto con la información que los sustenta, a evaluaciones toxicológicas, ecotoxicológicas y de eficacia agronómica acordes con los avances científicos que se produzcan;

e) Llevar el registro de personas físicas y/o jurídicas que intervengan en los procesos de importación, exportación, fabricación, industrialización y comercialización de productos fitosanitarios en el ámbito nacional e inter jurisdiccional.

f) Establecer los criterios y modalidades de uso y control de las sustancias activas, sus impurezas, los productos formulados, sustancias acompañantes y coadyuvantes, las modalidades de aplicación, métodos y recomendaciones para el uso seguro de productos fitosanitarios, así como determinar los usos y/o cultivos a los que podrán destinarse.

g) Establecer y dictar las normas relativas a límites máximos de presencia de residuos de productos fitosanitarios (LMRs) en vegetales y frutas para consumo fresco y animal;

h) Dictar las normas y recomendaciones sobre los períodos de carencia en que se aplicarán los productos fitosanitarios sobre los cultivos.

i) Establecer los períodos de reingreso, lapsos durante los cuales no debe permitirse el ingreso de personas o animales a las áreas tratadas.

En materia de controles posregistro corresponde a la Autoridad Nacional de Aplicación:

j) Suspender, restringir o prohibir la importación, elaboración, fraccionamiento, comercialización y uso de determinadas sustancias activas y/o productos formulados. Estas medidas podrán ser aplicadas en todo el territorio nacional, ser de aplicación regional o local, o referirse a un cultivo y/o uso determinado.

k) Autorizar rótulos y envases de acuerdo a las pautas establecidas en los artículos 15 y 16 de la presente ley.

l) Establecer las pautas que deben imponer las normas de almacenamiento y depósito de productos fitosanitarios, a ser dictadas en cada jurisdicción, de modo que se eviten al máximo los riesgos para la salud humana y animal y para el normal funcionamiento de los ecosistemas en general.

ARTÍCULO 7°. Los certificados de registro emitidos por la Autoridad Nacional de Aplicación implican que el producto ha sido considerado apto, luego de un procedimiento de análisis y evaluación de sus beneficios y riesgos, para su uso en los cultivos y especies para los que ha sido aprobado y de acuerdo a las instrucciones o modalidades de uso indicadas en los rótulos o etiquetas.

ARTICULO 8°. La Autoridad Nacional de Aplicación podrá, ante emergencias sanitarias declaradas, autorizar circunstancialmente y con carácter de excepción, el uso de determinados productos fitosanitarios no autorizados para los cultivos en riesgo.

ARTICULO 9°. La vigencia de los registros de productos fitosanitarios será indefinida, siempre que el producto a comercializar se corresponda con las especificaciones registradas. Los registros podrán ser cancelados por los siguientes motivos:

a) A pedido del titular

b) En función de los plazos que fije la reglamentación para renovaciones administrativas y trámites afines;

c) En ejercicio de la potestad que tiene la autoridad nacional de instar revisiones sobre la base de acciones y/o programas de seguimiento y vigilancia pos-registro.

d) Por incumplimiento de la presente ley y de las normas que en su consecuencia se dicten

e) Otras situaciones que la autoridad de aplicación defina por vía reglamentaria.

ARTÍCULO 10°. La Autoridad Nacional de Aplicación deberá garantizar el desarrollo de un Sistema Nacional de Trazabilidad que contemple todas las etapas, desde la elaboración o importación de un producto fitosanitario hasta el comercio minorista inclusive.

ARTÍCULO 11. Los Comerciantes tendrán las siguientes obligaciones:

a) Tener un asesor técnico, profesional universitario matriculado en cuyas actividades reservadas al titulo contemple programar, ejecutar y evaluar la formulación, certificación de uso, comercialización, expendio y aplicación de agroquímicos.

b) Contar con las habilitaciones que toda la normativa correspondiente imponga.

c) Controlar que el producto esté cerrado, con su precinto de seguridad colocado e intacto, número de lote, fecha de vencimiento vigente, y debidamente etiquetado.

ARTICULO 12. El usuario de productos fitosanitarios debe:

a) Archivar los remitos y las recetas de prescripción de los productos fitosanitarios que se utilicen, de forma tal que dichos documentos satisfagan adecuadamente el objetivo de trazabilidad de la presente ley, por el plazo que establezca la reglamentación y permita una adecuada auditoria por parte de las Autoridades competentes, nacionales o provinciales.

b) Contratar aplicadores inscriptos o registrados o estar inscripto como tal en los registros provinciales correspondientes.

c) Cumplir con las normas de Buenas Prácticas de Depósito y disposición transitoria de envases vacíos de fitosanitarios.

d) Permitir el acceso de la Autoridad Nacional de Aplicación o Autoridad Competente jurisdiccional a los predios que está cultivando, instalaciones donde se apliquen o depositen productos fitosanitarios y aquellas de depósito y disposición de envases vacíos de fitosanitarios.

ARTÍCULO 13. El profesional universitario matriculado actuante, está obligado a emitir una receta de prescripción o aplicación, toda vez que su recomendación implique la utilización de un producto fitosanitario.

ARTÍCULO 14. La inscripción, registro y capacitación de los aplicadores de productos fitosanitarios estará a cargo de las provincias. El SENASA llevará una base única de datos que constituirá el Sistema Federal Integrado de Registros de Aplicadores de Productos Fitosanitarios

ARTÍCULO 15. Las etiquetas y envases de los productos fitosanitarios deberán ser autorizados por el Estado Nacional, a través de la Autoridad Nacional de Aplicación, e incluirán las leyendas que indiquen, en idioma nacional, como mínimo los siguientes recaudos:

a) El nombre comercial del producto, nombre y dirección del fabricante, responsable técnico y porcentaje del ingrediente o sustancia activa, contenido neto, tipo de acción y cultivos para el cual ha sido aprobado.

b) Las recomendaciones de uso, instrucciones de aplicación, advertencias y precauciones a seguir para el uso seguro y eficaz del producto para cada cultivo autorizado, incluyendo símbolos y/o pictogramas adecuados, seguido de la aclaración que todo uso no expresamente autorizado constituye una infracción a la presente ley.

c) Primeros auxilios y ayuda médica en casos de intoxicación.

d) Fecha de vencimiento e identificación del lote o partida del producto en números o en letras de fácil lectura, transcripción y comunicación.

e) Recomendaciones de tratamiento y disposición final de los envases vacíos y/o productos remanentes según lo determinado por la reglamentación.

ARTÍCULO 16. Los envases deberán satisfacer los siguientes recaudos mínimos:

a) Ser diseñados y fabricados de modo tal que impidan pérdidas; ser construidos con materiales resistentes al producto a ser envasado y con la resistencia mecánica necesaria para responder a las exigencias normales de almacenamiento y transporte;

b) Contar con un cierre o precinto que sea inevitablemente destruido al ser abierto la primera vez;

c) Lucir la fecha de vencimiento del producto impresa en forma indeleble, la que deberá coincidir con la indicada en el rótulo. En caso de divergencia, será válida únicamente la impresa en el envase.

d) Toda aquella información necesaria para la gestión eficaz del envase vacío de fitosanitario que establezca la legislación nacional y/o provincial

ARTÍCULO 17. La publicidad de productos fitosanitarios deberá cumplir con las siguientes pautas:

a) El contenido de la publicidad debe coincidir con las características del producto, oportunamente aprobadas por la autoridad de aplicación.

b) Todas las afirmaciones utilizadas deben ser factibles de justificarse técnicamente.

c) Los anuncios no deben contener ninguna afirmación o presentación visual que directa o indirectamente entrañen la probabilidad de inducir a error al comprador o usuario, en particular en lo que respecta a la seguridad del producto, su naturaleza, composición, adecuación al uso, reconocimiento o aprobación oficial y la disposición final de los envases.-

d) Los anuncios deberán brindar información clara, concreta y adecuada para el entendimiento del público en general, y que advierta sobre sus características y peligros de uso indebido de los mismos.

e) Los anuncios deben estimular a los compradores y usuarios a leer atentamente los rótulos.

ARTÍCULO 18. Los productos fitosanitarios serán almacenados en depósitos debidamente habilitados por la Autoridad Competente Jurisdiccional, que deben cumplir con las condiciones necesarias para prevenir y evitar los riesgos para la salud humana y los posibles impactos negativos sobre el ambiente.

ARTÍCULO 19. Las Autoridades Competentes Jurisdiccionales arbitrarán los medios para el control de la aplicación y uso de los productos fitosanitarios, a fin de prevenir los posibles riesgos a la salud humana e impactos negativos sobre el ambiente, sin perjuicio de las demás acciones correspondientes a sus competencias propias.

ARTÍCULO 20. Todos los residuos, sobrantes y envases de productos fitosanitarios deberán ser gestionados de manera de evitar daños al ambiente y la salud, priorizando su valorización en los casos en que sea factible, y respetando lo establecido en las normas vigentes sobre la materia en cada jurisdicción.

ARTÍCULO 21. La Autoridad Nacional de Aplicación podrá prohibir o autorizar, condicionado a fines específicos, las actividades de importación, elaboración, comercialización y/o uso de productos fitosanitarios respecto de los cuales la Organización Mundial de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) o la Organización Mundial de la Salud (OMS), u otras organizaciones o tratados de protección a la salud o al ambiente de las cuales el Estado Argentino sea parte, se hubieran expedido recomendando a los países miembros la cancelación o restricción severa de sus registros por su riesgo y dificultad de manejo para los casos en que así se considere.

ARTÍCULO 22. Las Autoridades Competentes Jurisdiccionales correspondientes podrán imponer las siguientes sanciones:

a) Apercibimiento

b) Multas

c) Interdicción de predios.

d) Decomiso de los productos y mercaderías contaminados y de los elementos utilizados para cometer la infracción. Se impondrá al infractor la obligación de disponer a su costa de los productos decomisados, según los procedimientos que se le fijen.

e) Inhabilitación temporal o permanente.

f) Clausura de los locales, pudiendo ser parcial o total, temporal o permanente.

g) Secuestro de los equipos de aplicación.

h) Ejecución de acciones de recomposición de los elementos del ambiente que hubieran sufrido daño.

ARTÍCULO 23. Será sancionado de conformidad con el artículo anterior, salvo que el hecho constituya delito, el que:

a) Introdujere al país o produjere productos fitosanitarios sin inscripción, autorización o habilitación de las autoridades competentes.

b) Distribuyere, almacenare, transportare, pusiere a la venta o vendiere productos fitosanitarios falsificados, adulterados o producidos fraudulentamente.

c) Vendiere, aplicare u ordenare aplicar productos fitosanitarios a quien no se encuentre inscripto en los registros provinciales previstos en el artículo 14.

d) Poseyendo título de profesional universitario matriculado en cuyas actividades reservadas al titulo contemple programar, ejecutar y evaluar la formulación, certificación de uso, comercialización, expendio y aplicación de agroquímicos, aplicare u ordenare aplicar productos fitosanitarios que no se encontrasen debidamente inscriptos y autorizados.

ARTÍCULO 24. Derógase el Decreto Ley 3.489/58 y la Ley 17.934 y toda otra norma nacional que se oponga a la presente.

ARTÍCULO 25. El Poder Ejecutivo Nacional deberá reglamentar la presente ley dentro de los NOVENTA (90) días de su promulgación.

ARTÍCULO 26. Comuníquese al Poder Ejecutivo Nacional.




Fundamentos expuestos por el Dip. Luis Eugenio Basterra:

"Señor presidente:

La presente ley tiene como objetivo establecer el marco legal aplicable en el territorio de la República Argentina para el registro, la comercialización y el control de los productos fitosanitarios empleados para la protección, crecimiento y desarrollo de los cultivos.

En la República Argentina está reglamentada la elaboración, formulación, fraccionamiento, distribución, transporte, almacenamiento, comercialización y aplicación de los productos fitosanitarios a través de leyes, decretos-leyes, decretos, resoluciones emanadas de la Secretaría de Agricultura, Pesca y Alimentación de la Nación (SAGPYA) y SENASA, así como disposiciones de este órgano, o sus antecesores, Instituto Argentino de Sanidad y Calidad Vegetal, o Servicio Nacional de Sanidad Vegetal.

El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) es la autoridad nacional competente para el registro y control de los Productos Fitosanitarios, según Decreto Nº 1585/96. Tiene a su cargo el Registro Nacional de Terapéutica Vegetal y Fertilizantes donde deben inscribirse todas las empresas y los productos que se comercializan en el territorio argentino.

Desde hace varios años, además, la normativa nacional tiende a la armonización con la vigente en bloques u organizaciones regionales, como MERCOSUR y COSAVE.

Los instrumentos legales para el control y gestión de sustancias químicas de uso agrícola en el orden federal son:


1. Decreto Ley N° 3489/1958: Establece el contralor de la Secretaría de Agricultura sobre la venta en todo el territorio de la Nación de productos químicos o biológicos, destinados al tratamiento o destrucción de los enemigos animales y vegetales de las plantas cultivadas o útiles, así como de los coadyuvantes de tales productos, previo registro ante la autoridad competente. Fija la obligación de registro de los productos, bajo las condiciones que estipule la reglamentación, establece sanciones en caso de incumplimiento y las obligaciones de usuarios y particulares.


2. Decreto N° 5769/1959: Establece la obligatoriedad de inscripción para toda persona de existencia visible o ideal para la venta de los citados productos dentro del territorio de la República Argentina. Fija los requisitos para la inscripción o registro, previo e indispensable para la venta en el territorio nacional. Crea el Registro Nacional de Terapéutica Vegetal. Su texto ordenado incluye las siguientes modificaciones:

- art. 2o: Dec. 8965 inc. a); disposición SNSV 255 inc. d); dec. 1419 2o.ap.

- art. 3o: Dec. 7190 inc. d).

- art. 5o: Disp. SNSV 255 (final).

- art. 13o:Disp.SNSV 7.


3. RESOLUCIÓN No. 571/79: Plaguicidas de uso en sanidad vegetal y animal: normas que deben cumplir los titulares de certificados de venta (depósito de muestras en Policía Federal). No está derogada, pero sí en desuso.


4. Resolución SAGPyA N° 350/99: Establece y aprueba el "Manual de Procedimientos, Criterios y Alcances para el Registro de Productos Fitosanitarios en la República Argentina" que homologa para nuestro país la 5º Edición del Manual sobre el desarrollo y uso de las especificaciones FAO en productos para la protección de cultivos. Reemplaza el anexo I de Resolución SENASA Nº 440/98 sobre los requisitos y procedimientos para registrar productos fitosanitarios. Establece categorías de trámites: sustancias activas grado técnico (sin antecedentes en el país: primer registro y con antecedentes de registro); productos formulados (sin y con antecedentes de registro); Biológicos; Trato diferenciado). Fija los parámetros para la determinación de la "Equivalencia". Impone la obligación de habilitar establecimientos de fabricación. Regula el manejo de la información confidencial. Determina las pautas a aplicar para el análisis de riesgo de productos fitosanitarios registrados. Fija los plazos y modo para la reválida de registros obtenidos mediante normativas anteriores. Complementada / Modificada por Resoluciones SENASA 230/00; 1136/00; 45/01; 6/02; 489/02; 539/02; 371/03; 302/12


Asimismo, dentro del conjunto de normas que regulan los niveles máximos de tolerancia de agroquímicos en productos vegetales destinados a la alimentación humana y animal y establecen las normas reguladoras de procedimientos para evitar la contaminación, se destacan:

1. Resolución SENASA 256/03: establece Tolerancias ó Límites Máximos de Residuos de Plaguicidas en productos y subproductos agropecuarios. Incluye Listado de productos fitosanitarios exentos del requisito de fijación de tolerancias y listado de principios activos prohibidos y restringidos en la legislación vigente.

2. Resolución SENASA 512/04: Fija límites máximos de residuos (LMR) para productos no tradicionales.

3. Resolución SENASA 512/04: Ampliación de Registros de Productos Fitosanitarios a usos no autorizados (art. 4º Ley 20.418) y fijación de LMR temporales.

El Estado Federal es competente para regular el registro y comercio interjurisdiccional e internacionales de productos fitosanitarios, fertilizantes y enmiendas. El registro y consecuente autorización para el comercio legítimo de estos productos en cualquier sitio del territorio nacional debe hacerse ante la Autoridad Nacional competente, el SENASA.

Sin embargo, los Estados Provinciales mantienen el ejercicio del poder de policía, es decir del control del comercio, uso y aplicación de los productos fitosanitarios dentro de sus respectivos territorios.

Por ello, la mayoría de los Estados Provinciales tiene sus leyes y normativas locales, que se listan a continuación y que deben observarse en cada jurisdicción.


1) BUENOS AIRES:

- Ley 10.699: Protección de la salud humana, recursos naturales y la producción agrícola mediante el uso racional de productos químicos o biológicos.

- Decreto Reglamentario 499/91

- Ley de facto 8765 (1977): Reglamento de Faltas Agrarias.

- Ley 5770 (30/8/54) y Decreto Reglamentario 4328/55.-

2) CÓRDOBA:

- Ley de facto 4967 (1968): Defensa sanitaria de la producción agrícola.

- Decreto Reglamentario 6373

- Decreto Reglamentario 4460/83.

- Ley 7487 (1986): Ley de Control de Sanidad Vegetal.

- Ley 9164: Productos Químicos o Biológicos de uso agropecuario.

3) CATAMARCA:

- Ley 4395 (1986): Normas sobre elaboración, utilización y almacenamiento de agroquímicos. Fondo Fitosanitario.

4) CORRIENTES:

- Ley 4495 (1990).

5) CHACO:

- Ley 3378 (1988): Biocidas.

- Decreto Reglamentario 454/89.

6) CHUBUT:

- Ley 2175 (1987): Recursos Naturales- Agricultura- Ganadería- Industria- Plagas- Fertilizantes.

7) ENTRE RÍOS:

- Ley de facto 6599 (1980) ratificada por Ley 7495: Plaguicidas.

- Decreto Reglamentario 4483/95.

- Decreto Reglamentario 5575/95: Aprueba convenio con Colegio de Profesionales de la Agronomía para el contralor de la aplicación.

- Resolución SPG 1622/96: Crea el registro de expendedores y aplicadores de Plaguicidas.

- Ley de Sanidad Vegetal N° 5596 (1974) y DR 76/74.-

8) JUJUY:

- Ley de Sanidad Vegetal N° 3240 (1975).

9) LA PAMPA:

- Ley 1173 (1989): Sistema de Protección de la salud humana y de los ecosistemas optimizando la utilización de agroquímicos.

- Decreto Reglamentario N° 618.-

10) MENDOZA:

- Ley 5665 (1991)

- Decreto Reglamentario N° 1469/93.-

- Resolución ISCAMEN Nº 21 7. I- 2005: Adhesión de la Provincia de Mendoza al SIFFAB (Resolución SENASA 500/03). Triple lavado de envases vacíos. Sitios de Acopio de envases.

11) MISIONES:

- Ley 2980 (1992): Ley Provincial del Agrotóxicos.

12) NEUQUEN:

- Ley 1859 (1990).-

13) RÍO NEGRO:

- Ley 2175 (1987): Uso de Plaguicidas y Agroquímicos en la Provincia de Rio Negro.

- Decreto Reglamentario N° 729/94

14) SAN JUAN:

- Ley 6744 - Ley de Agroquímicos.

15) SAN LUIS:

- Ley 4703 (1985)

- Decreto Reglamentario N° 2874/86.-

16) SANTIAGO DEL ESTERO:

- Ley N° 6312 (1996) Provincial de Agroquímicos.

17) SANTA FE:

- Ley N° 7461 (1975) . Reformada: Ley 10.528 (1990).

- Decreto Reglamentario 2591/77.

- Resolución N° 505/78: Registro de elaboradores, expendedores, aplicadores de agroquímicos en la provincia.

- Disposición 13/78 (aeroaplicación)

- Disposición 16/78 (receta para determinados Plaguicidas)

- Ley 4390 (1954) Sanidad Vegetal y DR 01307/55.-

18) SANTA CRUZ:

- Ley N° 2529 (1999): Regulación de Agroquímicos y Plaguicidas.

- Ley N° 2484 (1998): Sanidad y Calidad Vegetal.

19) TUCUMÁN:

- Ley N° 6291 (1991): Agroquímicos.

- Ley N° 6109 (1991): Sanidad Vegetal


Ante esta cantidad de normas, algunas de ellas ya en desuso y otras que necesitan su actualización, surge la necesidad de sancionar una ley nacional que establezca con claridad las cuestiones referidas al registro de los productos fitosanitarios y las actividades de control post registro, brindando a las jurisdicciones provinciales pautas claras para la coordinación normativa nación - provincias, en especial, considerando el rol central del SENASA en el establecimiento de las pautas de cumplimiento obligatorio referidas al registro, la comercialización y el control de los productos fitosanitarios empleados para la protección, crecimiento y desarrollo de los cultivos.

Se establece en este sentido los alcances de la competencia que tendrá la Autoridad de Aplicación en cuanto hace al registro de los productos fitosanitarios, determinando los requisitos, procedimientos, criterios y alcances para el registro de productos fitosanitarios, los recaudos a seguir en los procesos de investigación y desarrollo de productos fitosanitarios que no estén aún registrados, y que impliquen la liberación al ambiente de éstos y realizar las revalidaciones de los registros de principios activos y/o productos formulados que estime necesarias, sometiéndolos, junto con la información que los sustenta, a evaluaciones toxicológicas, ecotoxicológicas y de eficacia agronómica acordes con los avances científicos que se produzcan.

Asimismo el SENASA deberá llevar el registro de personas físicas y/o jurídicas que intervengan en los procesos de importación, exportación, fabricación, industrialización y comercialización de productos fitosanitarios en el ámbito nacional e inter jurisdiccional, establecer los criterios y modalidades de uso y control de las sustancias activas, sus impurezas, los productos formulados, sustancias acompañantes y coadyuvantes, las modalidades de aplicación, métodos y recomendaciones para el uso seguro de productos fitosanitarios, así como determinar los usos y/o cultivos a los que podrán destinarse.

En materia de controles pos registro, el SENASA podrá proceder a suspender, restringir o prohibir la importación, elaboración, fraccionamiento, comercialización y uso de determinadas sustancias activas y/o productos formulados, así como incautar las existencias, cuando hubiere razones debidamente fundadas que así lo determinen. Estas medidas podrán ser aplicadas en todo el territorio nacional, ser de aplicación regional o local, o referirse a un cultivo y/o uso determinado.

Con respecto a los rótulos y envases de productos fitosanitarios deberá controlar la aplicación de la reglamentación y establecer las pautas que deben imponer las normas de almacenamiento y depósito de productos fitosanitarios, a ser dictadas en cada jurisdicción, de modo que se eviten al máximo los riesgos para la salud humana y animal y para el normal funcionamiento de los ecosistemas en general.

Uno de los aspectos que incorpora la presente ley es la obligatoriedad de establecer un sistema de trazabilidad de los productos fitosanitarios que estará a cargo del SENASA y que comprenda todas las etapas de la cadena de comercialización hasta el comercio minorista que adquiera el producto.

Se establece asimismo que un profesional de las ciencias agronómicas matriculado deberá emitir una receta de prescripción y aplicación, toda vez que su recomendación implique la utilización de un producto fitosanitario.

En cuanto a la aplicación de los productos fitosanitarios la norma establece que las provincias administrarán los registros de aplicadores y el SENASA llevará un Sistema Federal Integrado de registros de Aplicadores de Productos Fitosanitarios de libre acceso para los productores interesados.
Por los motivos expuestos solicito a mis pares la aprobación del presente proyecto de ley..."

Insisto, cagarlos a tiros es poco.
CR