1 de abril de 2012

24 de Marzo - 36 años - APDH La Matanza

Abro el espacio a la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos
creada en 1975.




En 1976 tenía yo casi 17 años y, tristemente, debo decir que recuerdo con perplejidad a la sociedad argentina mientras veía acercarse el abismo. La gente vio las señales que venían rápido a su encuentro, y sin embargo siguió adelante. Los gremios, los sindicatos, las agrupaciones estudiantiles, los barrios, los establecimientos tuvieron las señales necesarias. Mientras mi vieja cosía una tanda de números de pulóveres en el livin, en el patio yo le limpiaba y recargaba el arma a mi viejo, una 32 corta, que quizás le salvara la vida. Nunca sabíamos si volvía de trabajar. Pero no era un punga, era un obrero metalúrgico además de delegado gremial y a veces le tocaba el turno de tarde.
Y aterrado, escuché con él por la televisión el ultimátum de ocho meses enviado al gobierno de Isabel por el Gral. Rafael Videla desde Tucumán y por otro lado veía las imágenes del gremialista Lorenzo Miguel, de personajes como Casildo Herreras, las publicidades... y no entendía. Ellos no veían lo mismo que yo. El Golpe de Estado fue tomado como algo natural, como parte de las actividades civiles. Era un trámites más, como quien dice: "En la siguiente prueba nos saldrá mejor".
Apostaron al derrumbe de un gobierno democrático malo, pensando que en pocos meses habría de nuevo elecciones. Odié a este país. Lo odié.