7 de diciembre de 2012

Mantenimiento de espadas en La Rioja medieval


"Acerca de cómo afilar la espada del manchego".
Consejos del caudillo Chiroga Tresmenes a don Quijote de La Mancha de exploración en Sudamérica. Otro fragmento de la novela, Tomo I, de posible edición en 2013.

—... Pero vea que aquí en nuestra villa de Ciudad Católica Real tiene las comodidades como para hospedarse a gusto, insigne cabayiero, que hasta puedo proveerle de prisioneros frescos pues por si desea practicar la estocada mortal en blancos vivos con esa lanza gallarda que a diario blande usted, pues piense su merced que antes de una contienda temible con cualquier gigante patagón que pudiera encontrar durante sus exploraciones le será muy conveniente practicar puntería e intensidad, pues nunca está de más renovar esos valores de caballería con práctica y dedicación, entonces, digo que medite usted estas ventajas, que hasta puedo colaborar sujetando a la víctimas de sus nessarias prácticas, pues tenga a bien saber que aquí sobran unos cuantos fieles y hasta le digo que me favorecería desprenderme de algunos molestos cautivos que dispongo y de otros no tan cautivos, bueno, como me gustaría que lo fueran. Vea además, su merced, que no faltarán voluntarios para ayudar a afilar su espada con sus míseros y propios huesos, que si lo acompaño de madrugada, cuando la indiada duerme, ¡pues yo mismo puedo marcarle con gusto y mucho agradecimiento en quienes puede descender la estocada mortífera mientras descansan!, que ni cuentan se darán los pobres de estar aportando refinamiento y pressión en combate de caballería a tan ilustre cabayiero, pues usted podrá con comodidad hasta incluso arponearlos, y hasta le digo a vuestra merced que por la mañana temprano estoy dispuesto a explicarles a las víctimas sobrevivientes la nessidad imperiosa de usarlos como blancos de entrenamiento, pues por motivos de fuerza mayor, claro, que hasta puedo io asegurarle que tan pronto conozcan los motivos del ataque nocturno, de inmediato se sentirán aliviados y agradecidos de haber sido elegidos y hasta nos pedirán que regresemos. Y estocada tras estocada, noche tras noche, usted mismo podrá verificar tanto el temple de la santanderina como el filo adecuado de la misma, pues hasta sentirse seguro de enfrentar a cualquier monstruo o gigante patagón que se atreva a desafiar al emisario de Su Majestad.

Luego de tan extensa y fervorosa prédica, don Quijote, de nuevo y como se había vuelto frecuente desde su descenso en Las Indias, estaba en verdad abrumado por tan temerarias palabras del caudillo riojano, el marqués Chiroga Tresmenes.


Copyright®2012 por Carlos Rigel

10 de octubre de 2012

Semántica superior

No valen los trucos cuando las galaxias vienen picadas: 
Ardides y suspicacias no mejoran nuestras pobres cualidades.


Viendo claramente que los extraterrestres visitaban mi localidad con insistencia, me anticipé al encuentro superior, preparándome en un idioma común a ambas especies. Así, rápidamente, recordé la conclusión popular acerca de que las matemáticas son, precisamente, el lenguaje común a toda raza inteligente. 

Y así como así, conminado por semejante responsabilidad de representar a la humanidad, saqué mi regla de cálculos, la calculadora Casio y hasta la libreta de la despensa. Practiqué los números probando mis habilidades con sumas y restas de dos y hasta tres dígitos, e incluso con algunas trampas que me sorprendieron hasta agotar mis fuerzas deductivas.

Y el momento tan temido se hizo presente: Un humanoide estaba llamando a mi puerta. Abrumado al principio por la xenofobia, superé mis limitaciones y lo hice pasar y sentarse a la mesa. Sentí una perturbación gravitatoria pero podía soportarla con verdadero estoicismo.  No me asombró que dejara su arma láser en la mesita del costado y sacara un aparatito plano y sumamente complejo el cual, luego de maniobrarlo, se lo conectó en la garganta. Deduje que los canales superiores de la lógica y los dígitos estaban abiertos de par en par a la espera de mis destrezas idiomáticas. El universo completo aguardaba los instantes siguientes. A mi alrededor, los átomos estallaban como petardos de Navidad.

Comencé diciendo:
–22, 38, 578  17  5 3.968... 2315.
Y él, perturbado por mi aseveración, respondió de inmediato.
–¡945.681!

Empecé a sudar. Me sentí frustrado.
–65  776.986 –aclaré para moderar los ánimos, y de inmediato agregué–, 365,  5  708.908 4.665,  23... ¡18.265!

Ladeó la cabeza y vi que las antenitas se agitaban nerviosas.

Y mientras meditaba mi afirmación, saqué de la heladera un tinto fresco. Puse dos vasos y serví con diligencia.
–65  899 5.769  "776.986" –repitió con cierto dejo de sarcasmo, y prosiguió– 78 7  89.805 365,  688.798... 24 5.868.

Era demasiado para mis limitadas prácticas lingüísticas, por lo que pedí cierta indulgencia.
–235  38,  5.787.809  17  5 39.687  878... 2315.

Disconforme con mi bajo rendimiento matemático, lo vi levantarse muy ofuscado y tras desdeñar la invitación del vino de la paz, lo vi marcharse para siempre sin siquiera darse vuelta a despedirse.

Lagrimeando de rabia, hice pedazos la libretita de Don Nicola, y la Casio quedó hecha tiras a puro mordiscos. Jamás intentaré volver a representar a la humanidad. El problema no fue la semántica, sino el aglutinamiento de vocales sin consonantes. Ahora lo sé.



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9 de octubre de 2012

Confusión

No entiendo por qué confunden mi blog personal con mi perfil de Facebook. Dejan aquí sus novedades y poco falta para que encuentre anuncios de recauchutado de cubiertas o manubrios usados en buen estado o broches para la ropa automáticos. Nada me quita en sueño y nadie me deslumbra, es cierto, pero recomiendo mejor y más sano pagar las 4 sesiones del psicoanalista, como corresponde, que perturbar mi sagrado silencio. Mi lugar es pequeño pero es mío.
Por favor, hagan sus propios blogs. Busquen otro lugar donde dejar sus inquietudes o filosóficas o comerciales.

16 de septiembre de 2012

Quijote dixit


Fragmento de un capítulo de la novela 
Las aventuras de don Quijote de La Mancha en el reino de las Indias, texto de vuestro humilde autor a editar durante 2013 con sello Astrorey Public Ediciones



Capítulo XX
El extraño discurso del caudillo Chiroga Tresmenes a la indiada riojana

«... Se le hizo al manchego que era una descortesía indigna de la orden de caballería salir a patrullar los caminos sin pedir la autorización del Alcalde de la comarca. Y a orillas de la cordillera, el caballero de La Mancha, sin descender el rocín, escuchó con atención el tan extraño discurso del Marqués-caudillo Chiroga Tresmenes frente a la concentrada tribu de los taluet. Dijo así:

—Queridos coterráneos de mi aldea, que Dios los bendiga, Viracocha los proteja y el rey los ilumine hasta chamuscar… vine hoy a decirles que «la monarquía es el arte de lo posible», y puesto que no hay genio sin disparate es por eso que les traigo una excelente novedad que ni el mismísimo tano Da Vinci la hubiera imaginado mejor, ¡La Felipera!... ¡La catapulta más grande jamás construida por el hombre! Sí, aquí mismo, al pie de la cordiyiera. Una catapulta tan inmensa que ni el Mago Merlino pudiera concebir en la peor fiebre de muerte. Ustede dirán, ¿y para qué diablos queremos una catapulta tan descomunal? Pero yio les digo que es nessario, sí, es tan nessario pues nuestras rutas con el rey están comprometidas por piratas y saqueadores furtivos, y esta será nuestra vía legítima de comunicación con el reino de su Majestad, el excelentísimo Felipe. Imaginen ustede tamaña catapulta con lanzamientos aéreos de galeones enteros, con ancla y velas, todo, muy por encima de las nubes, de aquí a España en tres horas, ida y vuelta. Así que, miren ustede, ¿qué indígena no aprovecharía semejante ventaja de la modernidad?

Tras un breve respiro que aprovechó el caudillo Chiroga para disponer mejor las ideas, la indiada obediente lo ovacionó con una cañonada de gritos y aplausos fervorosos. Luego, continuó:

—Como un arco iris pero entre el palacio del rey y nuestra aldea, aquí mismo, para el crecimiento de nuestra querida colonia cordillerana y en detrimento de la Ciudad de los Reyes en el Alto Perú, ustede saben bien de las infulas de los incañoles del Cuzco, pues ya veo que Su Majestad muy pronto establecerá capitales y virreinatos, ¿y nos quedaremos mirando de afuera?, que si no nos entregamos afanosamente a «La Felipera» de que les hablo, y si entraramos en guerra con el reino incañol del Perú, ¿con qué los atacaremos para defender las tierras de Su Majestad?

El malón de indígenas ovacionó al caudillo como parte de un programa de ovaciones comunales a reiterados caudillos autóctonos. Chiroga no parecía ser el primero.

—Yia sé, ustede se preguntarán quién es este ilustre cabayiero que nos acompaña recién llegado de las cortes reales. Pues les diré que, siendo emisario y heraldo, Su Majestad nos envía gratas novedades a través de don Quijote, así como les digo, pues en la capital misma del reino ha comenzado la construcción de «La Virreinal», la otra catapulta hermana melliza de «la Felipera», así que, yia ven ustedes.

De nuevo se produjo el estallido de aplausos.

—…Imaginen la cara del rey, recibiéndonos en su propio patio con vuestro cargamento de cardos, aceitunas y cueros de bestias je, je —y gesticulando leer un documento imaginario, agregó: —Su Majestad, aquí le mando este cuero carneado ayer mismo que estrechamente vos me demandaste y muy temprano por la mañana. Dejadlo estaqueado al sol, no sea que agusane, y… ¿cómo dice vuestra merced?, ¿que necesita un atado de esclavos para la servidumbre?, ¡lo tendra hoy mismo por la noche! A ver, che: vos, vos y vos, ¡a la catapulta!… Su Majestad, cuente siempre con los súbditos del sur, y véngase a tomar un vino cuando guste,  y ¿cómo dice…? ¿una tira de bestias para el rey de Nápoles? ¡Yia mismo sale para allá! —hizo un ademán en el aire de reajustar la dirección de un disparo elevado, y agregó—… alineamos el tiro y listo, Nápoles, ¡allí va!  ¡Fium!... Je, je, ya entreveo que esta aldea será el eje de una nueva civilización continental de indios, la más importante de las provincias de ultramar. Y quién les dice si un día no seré yo el mismísimo virrey de La Rioja, en línea con los grandes reinos de la tierra; o quizá rey. Pero, hora, ¡acabemos con el transporte a lomo de burro o lomo de brutos indígenas!, ¡acabemos con océanos peligrosos plagados de monstruos apóstatas y enemigos del rey! Un día, los marinos del Atlántico verán sobre sus cabezas el tráfico incesante de envíos entre España y Las Indias, ¡allí va una tira de bueyes, aquí viene un costal de granos!, ¡allí pasa un saco de tabaco, aquí vuelve una silla de tortura! ¡Ahí va un barril de aceitunas, venga ese obispo! Yia pueden ver que ni la Luna del tano Galileo está lejos con semejante artificio. ¡Reputo…! no, perdón, repito, repito, ¡la Catapulta «La Felipera» La Rioja-España 1700 a toda velocidad, es una realidad, indígenas amigo… y está en marcha!... ¡Manos a la obra! Que Dios los bendiga y Viracocha los acompañe.»

Como se puede deducir, el fragmento pertenece a un capítulo donde nuestro manchego hidalgo se encuentra ya en Argentina.


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28 de agosto de 2012

Las metáforas sangran


Menos presuntuosa que una guerra cuando flexiona la historia 
de la humanidad, una herida menor, o imaginaria o real, 
de pronto cambia una realidad y la vuelve trascendente.


Cuando José Saramago, durante el Congreso Internacional de Lengua Española (Rosario, 2005), ejemplificaba su recordada lectura de El túnel (1948) de Ernesto Sábato con la metáfora inolvidable de "una puñalada", la imagen asociada que yo recuerde no es la primera cita violenta que acompaña a la semántica literaria. La obra había entrado tan profunda en su carne que parecía sangrar desde entonces.

El homenaje de un premio Nobel a nuestro recientemente extinto autor de Sobre héroes y tumbas (1961) parecía propio y hasta brutal ante un público que escuchaba perplejo y esperaba el cierre de la alegoría delictual, tratando de imaginar la profundidad de semejante agresión y sus vertientes narrativas. Sábato miraba fijo y lagrimeaba en esa oportunidad mientras seguía los pormenores del discurso en portuespañol. Restaban minutos de lectura para cerrar el círculo. 

Pero la imagen citada, en su línea, no es la inicial en el rubro literario: Hay otras puñaladas ejemplares y dignas del Nobel también. Recuerdan las letras del siglo XX una noche cualquiera para la eternidad cuando Samuel Becket cruzaba un parque envuelto por el follaje y las sombras modeladas y proyectadas sin perspectiva en la oscuridad, cuando una de ellas se prolongó más de la cuenta y llegó con filo injustificado y certero; y se hundió en su tórax. El dramaturgo y narrador, autor de Esperando a Godot (1952), debió sentir el metal empujando la ropa, atravesándola y entrando en su carne, y cayó malherido; debió ser hospitalizado y hasta pasar un tiempo internado hasta recuperarse del ataque inesperado.
Lo cierto es que el vagabundo agresor de esa noche fue capturado y encerrado. Samuel Becket, luego de la convalecencia, pidió visitarlo y la pregunta no se hizo esperar: Por qué había hecho aquello. Pero no había una respuesta concreta. Y en medio de vaguedades e inconsistencias, el agresor debió responder: "No lo sé... Por nada".

En conclusión, no había un motivo para el ataque feroz dispensado aquella mala noche. "Por nada", seguramente repitió Becket, ahogando las últimas sílabas en la profundidad de la herida abierta en sus pensamientos. Incluso muchos años después del episodio, Samuel Becket continuó explorando en sus obras ese componente de nada que arraiga en la naturaleza humana y que la vuelve una incógnita. No todo tiene explicación, ni algo de lo existente es por completo previsible. El factor humano conserva una cuota, un pedazo, incalculable de no sé qué, de no sé por qué, de nada, de nada que hiere y cala profundo. Y desangrarse. Y desangrarnos. En esa parcela cotidiana se mueve la vida, girando como una frenética perinola de la suerte, cuánto tiempo tengo, adónde voy, para qué sigo, no recuerdo por qué debo seguir ni qué hacía ayer, cómo llegué a este punto en el camino. Y aun cuando vemos el precipicio por delante, continuamos rectos, o al ocaso o al triunfo o a la nada. 

La obsesión, el nihilismo y una puñalada histórica. Hay heridas para las que no alcanzan las suturas del mundo. Pregúntenle a Aquiles. Y Samuel Becket, con los rasgos kafkianos de un puñal avinagrado, fue Premio Nobel por explorar con su obra, precisamente, el contenido de la Nada, pero esa tarde Sábato lloró al escuchar que Saramago, en Rosario, cerraba la metáfora abierta de su recuerdo de la lectura de El túnel, cuando dijo: "Y me sacaron el puñal... pero me quedó la herida". El portugués jamás olvidó ese cuento de ciento sesenta páginas para el suicidio, comúnmente listado como novela. No lo es. Los cuentos también se hunden en la carne. Incluso las metáforas sangran. 

Menos presuntuoso que una guerra cuando flexiona en la historia de la humanidad, una herida menor, o imaginaria o real, de pronto cambia una realidad y la vuelve trascendente. Y de nuevo "el sujeto" merodeando, acechando, como el vagabundo inconciente de esa noche: eje, tamo y destino. Becket aún debe reír en su sarcástico derrotismo, viejo burlón, pero no me lo imagino a Saramago lidiando con los extremos de dos patriarcas del sagrado pesimismo, Sábato y Becket, unidos los tres por un harakiri poco ceremonial pero de alto voltaje literario. Y kafka que, de lejos, vocifera burlas y barbaridades. Es demasiado para cualquiera.


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26 de agosto de 2012

Epifanía


Que el abyecto reclame espacios,

que el inútil exija libertad sin saber 
para qué sirve, cómo se usa.
Que cada quien tramite su pedazo y
que el carroñero espere los despojos.
Que el reo se crea libre y soberano y
que el mediocre pida un lugar de rango.
Que el canalla sea recibido con honores,
que el lego de pocas luces se crea un gigante
y que el viento no borre sus huellas.
Que quien miente reclame el premio,
y quien conspira reciba el reino entero.
Que entre imberbes se aplaudan y vitoreen, 
que las bestias sean los nuevos dignatarios.
Que otros reclamen el liderazgo de las moscas,
que el rufián reciba y guíe a las hordas y
que el avaro, del tarro, pelee las sobras.
Que el corazón sucio sea dignificado y
que compre otros corazones por baratijas.
Que el trampero ponga sus trampas y
que la presa sea, al menos, considerable.
Que el inmundo se tenga por puro y justo
y le sea dada la primera butaca, no menos.
Que el ciego caiga en el abismo cuando 
se apoye confiadamente en otro ciego.
Que el enfermo padezca lo que debe,
y que el ignorante cante la victoria.


Todo lo pierdo porque nunca fue mío. Ni aún mi simiente me sigue. De Dios no espero nada porque nada le reclamo. Ser grande requiere resonar sólo por un motivo poderoso; pero no nací para reclamar; nada es mío. Nada. Si mi propio caballo no me sigue, entonces no es mi caballo. La vida vierte: Esto también pasará. Dios: no te pido nada, no merezco ni aun las sobras que nadie quiere. Haré de mi sombra mi único reino. Yo también pasaré porque no soy más que yo. 


Rigel

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17 de agosto de 2012

El origen

Un arcángel viejo con lágrimas en los ojos y un ejemplar en sus manos, como un tesoro, ambos ante un escritorio con bordes de oro al pie de los antiguos portones del cielo en una provincia del viejo imperio pero que también es estrella del nuevo imperio, ¿es un sueño?


Y la otra Sodoma fue abandonada.
La escupida de Dios la tapó.
Las almas de Yarima y Apolonio
vagan con el viento junto a los planos
del Nuevo Reino, ahora desgranados 

por la arenisca del desierto  
en los gritos de Juan.

Sus fragmentos yacen en el fondo
del Mar Fósil. De aguas dulces 
pero negras, el nombre del mar 
es Pilatia; cruza el mundo de extremo 
a extremo entre el Atlántico y el Pacífico.
Un mar de manos traidoras;
a diario se lavan a sí mismas,
de diestra a siniestra.

Armagedón es la capital del estado
pero si visitás las ruinas de Jerusalén,
sitiada aún por la centuria,
llevá casco y chaleco antibalas. 


15 de agosto de 2012

La muerte de Dios


En un juicio celebrado el 17 de enero de 1918 se 
condenó a Dios a morir fusilado (tellagorri)

Tras la Revolución Rusa de 1917, el Estado Bolchevique quiso acabar con todo aquello que había representado a la Rusia de los Zares, empezando por los monarcas y toda su familia y trasladándolo hasta el capitalismo y la religión.
Muchos fueron los juicios sumarísimos los que se celebraron en los que se trataba de declarar culpable a todo aquel que no comulgase con la doctrina comunista. 
Uno de esos sorprendentes e hilarantes momentos se produjo el 17 de enero de 1918, apenas tres meses después de finalizar la Revolución de Octubre, y en el que llevaron hasta el estrado una acusación formal contra Dios, en la que se le acusaba de todos los males ocurridos a la humanidad y sobre todo por el cargo de genocidio.
Se había organizado un tribunal popular que tendría que escuchar detenidamente todo lo que la fiscalía argumentaría en contra del acusado. A falta de una presencia física en el banquillo de los acusados, se colocó una Biblia sobre la que señalaban los dedos acusadores.

Anatoli Lunacharski, impulsor del juicio
Presidiendo la vista estaba Anatoli Lunacharski, impulsor del juicio y ambicioso personaje, cuyo ascenso político dentro del aparato bolchevique se había producido rápidamente, colocándose como una de las personas de confianza del propio Lenin.
Pero, como todo juicio que se precie, también se contaba con la presencia de un grupo de abogados que debían asumir la defensa de Dios.Entre los argumentos que presentaron para conseguir la libre absolución del acusado, se alegó los  graves trastornos que padecía Dios, lo que le había llevado a cometer todos los crímenes contra la Humanidad de los que se le acusaba.
Una vez que intervinieron ambas partes, y realizados los alegatos finales, el tribunal popular declaró a Dios culpable de todos los delitos por los que se le acusaba, entre ellos el de genocidio.
Anatoli Lunacharski fue entonces cuando leyó la sentencia impuesta al acusado, quien debería morir a la salida del sol del día siguiente. A las 6:30 de la mañana un grupo de soldados bolcheviques, en una disposición exacta a la de un pelotón de fusilamiento, hicieron disparar sus armas con cinco ráfagas que apuntaban hacia el cielo moscovita. Una vez ejecutada la pena se declaro a Dios como muerto, intentando así acabar con el poder que había ejercido la religión sobre el pueblo ruso.
El propio Lunacharski reconocería tiempo después el grave error cometido al ejercer este tipo de acciones.
Fuentes de consulta: tellagorri 

8 de agosto de 2012

Un incendio de felicidad




"15 de setiembre de 2006
Estimada Shawna Thorup:
Me alegra saber que ustedes, buena gente, estarán celebrando mi libro “Fahrenheit 451.” Pensé que podría interesarles saber cómo su primera versión, de 25.000 palabras que se publicó en una revista, fue hecha.
Necesitaba una oficina y no tenía dinero para pagarla. Entonces, un día, estaba paseando por el campus de UCLA y escuché el ruido de máquinas de escribir desde el subsuelo de la biblioteca. Descubrí que allí había un salón donde uno podía alquilar una máquina de escribir por 10 centavos la media hora. Me mudé a esa sala junto a un grupo de estudiantes y mi bolsa de moneditas, cuyo contenido ascendía a 9,80 dólares, y que gasté para crear la versión de 25.000 palabras de “The Fireman” (El Incendiario) en nueve días. ¿Cómo pude escribir tantas palabras tan rápido? Gracias a la biblioteca. Todos mis amigos, los más queridos, estaban en los estantes arriba del subsuelo y gritaban, chillaban y vociferaban que fuera creativo. Así que corría escaleras arriba para encontrar libros y citas para incluir en mi novela. Se puede imaginar cuán emocionante fue escribir un libro sobre la quema de libros, en presencia de mis amados en los estantes. Era la forma perfecta de ser creativo; ése es el efecto de la biblioteca.
Espero que haya disfrutado la lectura de mi producto, que aumentó unos años más tarde y se volvió popular, gracias a Dios, entre mucha gente.
Con mis mejores deseos,
Ray Bradbury"

Mr. Bradbury comenzó escribiendo dicha novela en un comercio donde alquilaban máquinas de escribir a 10 centavos la media hora. Era cuestión de agregar una moneda y luego otra hasta concluirla. 



6 de agosto de 2012

Tebaida: Bailando por una pesadilla


En nuestra generación coincidieron Beethoven, 
Platón, Fellini y Dalí, además del resumen de 
los sesenta siglos de historia previa. 


Sólo porque esta edad no tiene memoria, ni pasado, ni lecturas, ni análisis, ni filmoteca de preferencias, ni gustos sofisticados, ni inclinaciones artísticas, ni tampoco refinamiento es que Las crónicas de Narnia, El señor de los Anillos, Bailando por un sueño, libros de Coelho y de autoayuda, en general, son las estrellas de este tiempo.

Veía hace poco La amenaza de Andrómeda, un film común de los '70 inspirado en el texto del novel Michael Crichton de 1969 y que leí durante mi adolescencia, y hoy sería incomprensible de intelectualidad para la actual generación, ya que no dispone ni de animales prehistóricos, ni de vampiros a chips, ni licántropos de laboratorio o superhéroes con hachas y armas automáticas o volteretas acrobáticas. 

De tal manera que una cultura diseñada para adolescentes fantasiosos es consumida por adultos incautos y que se creen intelectuales exquisitos porque debaten si Rory Pensacola toca mejor la gaita que Merker Cunnintong, o si Teddy Lex recarga más rápido que Gary Max la escoba automática en la película Los dinosaurios ya no vienen como antes. Y acaso lo misterioso es que reclaman se tenidos por serios, maduros y pensadores.

¿Y cómo minga van a escribir algo saludable si aceptan con gusto la basura de este tiempo! Para quienes crecimos con Pink Ployd, Emerson, Lake and Palmer, Poe, Génesis, Vinicius de Moraes, Kafka, Robert Plank, Fred Hoyle, Arthur Clarke, Voltaire, Sergio Mendez, Dostoievski, Walter Carlos, Proust, Asimov y otros... la cumbia villera es abominable, los libros de autoayuda son ilegibles y la TV actual tiene un idioma incomprensible. Se trataba de elegir, muchachos, no de aceptar. Como dice Charly, «Say no more, baby»


4 de agosto de 2012

La isla amada


Linaje de Rimbaud y vertiente del penitente Wilde, D. H. Lawrence, ese muchacho mimado –y odiado– de la literatura inglesa contemporánea, de visita por México escribió: «Hay algo en esta tierra que me ama», presuntuosa certeza de quien da vuelta la existencia para observar cómo funciona y descubre como resultado de ese proceso que se siente observado. No sólo ama, nos dice, sino que se siente amado.

Quizás, el descubrimiento más importante del mundo que llamamos moderno no es ni la Relatividad ni la expansión universal sino el «sujeto». Eje de la creación, el hombre vuelve a estar en la cima pero ahora anónimo, como un dios debilitado en su comarca, aunque luego descubre vivir en medio de millones de reinos similares. Ahora sobran Abraham y Platón, todos son Bin Laden o Che Guevara, sobran Caifás o Pilatos o Julio César, incluso Freud o Pitágoras. Y porque observamos la presencia de este fenómeno original pero reciente, el sujeto, es que exploramos la crisis en la que vive, la trinchera existencial de sus derrotas y de sus triunfos. El desmayo frente a la creciente urbanidad. 

David Herbert Lawrence, 1885-1930
A veces, el sujeto, anónimo y espectral, parece venir a quedar por encima y por delante de la persona. Esto debe ser entendido como un deseo de manifestarse pero sin saber a ciencia cierta qué se quiere expresar. Por ese motivo una manifestación popular adquiere formas impensadas: la multiplicación de sujetos anula la personalidad, la vuelve inconciente, así como en medio de una revolución alguien toca una campana y es probable que su inigualable sonido se pierda absorbido por los gritos, los destrozos y los disparos. Una molotov, en medio de una batalla, seguramente causa más interés que una campana. 

Bien. Hay algo en la escritura que me ama. Me prometí tantas veces abandonar sus misterios, me juré tantas veces no volver a escribir, me repetí tantas otras no tener ni las cualidades ni las soluciones para esta álgebra semántica, que hoy siento incluso que fracasé en ese juramento hipócrita nacido de un tormento diario, quizás, devenido de la falta de certezas o de estímulos adecuados. Pero peor aún es acostumbrarse y hasta sobreponerse a la ausencia de señales. Escribir para nadie.

Lo temible de redactar y reflexionar para un diario personal es la aberrante naturaleza del aislamiento que supone apartarse de la humanidad para observarla sin ruidos mundanos. La bella misantropía de Asterión. No se trata de la soledad circunstancial, sino del solitarismo, esa figura y neologismo creada durante mis escritos y que describe a un sujeto que se autoimpone el exilio diario para acallar, para tapar, al sujeto multiplicado, cortado y segregado, para que así se exprese como persona. Crear nuestra propia y personal isla para residir en ella. Fundar un reino vacío y mudo. Nadie aplaude, nadie ovaciona, nadie reclama, nadie levanta el pulgar ni el dedo medio. A veces me pregunto si continuar haciéndolo es constituyente de mi sagrada perversión. Hay algo monstruoso en el acto de apartarse por voluntad propia, inventar un universo paralelo, una tebaida estéril, y sentirse protegido en sus límites.


Nací para astronauta: Hay algo en mi isla que me ama aunque parece prescindir de mi enfado como herramienta de uso con destino cotidiano. Dios tirano de la nada, odio reconocer que escribo, aunque a menudo me divierte.




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3 de agosto de 2012

Inteligencia artificial



Dijo: "Los extraterrestres vienen para estudiar mi cerebro"... Y lo aplastó un meteoro.



30 de julio de 2012

Día Internacional del Bicho

Free-Press. En efecto, hoy es celebrado en todo el mundo el Día Internacional del Bicho. En Panamá fue elegido como emblema patrio y por mayoría indiscutible el famoso y temible Caimán de los hielos Antillanos, mientras que en nuestro país fue ovacionado el prestigioso Chupacabras para representarnos en la elección de Miss Bicho Universal, Edición 2013. Las ceremonia inaugural comienza con el discurso de Moyano. 

De La Rua dijo: "justamente hoy inauguramos un paseo en Costanera Sur, el Camino del Dengue Porteño para que lo disfruten los ciudadanos." 

Menem dijo: "io propuse al Viborón riojano, bichito tan querible y nessario de nuestra comunidad, pero ia ven, fraguaron las boletas". 

Macri dijo: "esperamos los aportes de gobierno nacional para terminar con las obras del monumento al Gran Bicho anunciadas para este año".


Los festejos concluyen a las 20 hs. con el discurso de la ex ministro María Culia Alsogaray y la suelta de 3000 cascarudos y más de 10 mil mosquitos. Desde el avión presidencial se liberarán sobre el público presente alrededor de 600 escuerzos frescos.






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29 de julio de 2012

La bahía desolada

Nunca tan adecuado y justo como hoy, me llega de Mr. Arnold
esta poderosa anarquía poética, acaso retratada un millón 
de veces en mi vida. Pero ¿por qué me suena hoy más dolorosa que ayer?
Siento más que lo que dice. O debí ser parte de ese ejército 
de sombras ciegas que cierra el episodio. La traducción es
de vuestro humilde servidor.


Esta noche el mar está calmo.
La marea es alta, la luna ilumina mentiras
Sobre los istmos; en la costa Francesa, la luz
Centellea y se va; los acantilados de Inglaterra yacen,
Centelleantes y extensos, fuera de la bahía tranquila.
¡Venga a la ventana, la dulce brisa de la noche!
Solitaria, desde la larga línea del rocío
Donde el mar sostiene a la luna pálida sobre la tierra.

¡Escucha! oye el rugido irritante
De guijarros que las olas agitan, y lanzan,
En su regreso, montados sobre ellas,
Crecen, y cesan, y de nuevo vuelven
Con la cadencia trémula menguada, y traen en ellas
Esta eterna nota de tristeza.

Sófocles hace mucho
La oyó sobre el Egeo, y trajo
En su mente esa corriente turbia y menguante
De miseria humana; nosotros
También hallamos en ese sonido una idea,
Escuchada en este distante mar norteño.

Las Aguas de la Fe.
Una vez, ellas también colmaron y rodearon mis costas
Como pliegues de una clara túnica bordada
Pero ahora sólo escucho
su melancólico, largo, rugido al retirarse,
Al hálito del viento de la noche,
Desnudando, bajo las vastos abismos
Tristes y afilados pedruscos de la tierra.

Oh, amor, seámonos siempre fieles
¡Uno al otro! porque el mundo, que parece
Extenderse ante nosotros como un país de sueños,
tan nuevo, tan diverso, tan hermoso,
no tiene realmente luz, amor o alegría,
Verdad o paz, ni alivio de amarguras;
Aquí estamos, como en un llano oscuro,
Barrido con alarmas confusas de luchas y
De escapes,
Donde ejércitos ciegos se enfrentan de noche.


Dover beach (La bahía de Dover) - Mathew Arnold, 1822-1888



En efecto, Arnold inaugura la poesía anárquica, tan natural 
y espontánea, que casi dos siglos después de aparecida
los poetas menores de nuestro tiempo siguen evadiéndola, 
porque piensan que la poesía debe ser dulzona, agregados a 
un barroquismo enfermizo y agotado hace cuatro siglos.
Es precursora de la poesía inconciente (así la llamo)
del actual fenómeno poético, el español, Antonio Gamoneda.



28 de julio de 2012

La piedra inicial / Republicado

Reflexiones para una Edad Luminosa
(pero de bajo consumo).


Cuentan que cuando Simón Barjona, llamado Pedro, recibió la piedra inicial de la Nueva Iglesia –un bloque sólido de doce kilos–, se aventuró a cargarla con valentía y penitencia el camino hasta Roma. Sin embargo, poco antes de llegar a destino, la ruta se interrumpió brutalmente por un pantano. No afecto a pérdidas de tiempo —ni a pensamientos profundos— se adentró en las aguas lamosas. Pero mientras avanzaba he aquí que perdió el equilibrio y la piedra cayó en la ciénaga. Tenía dos alternativas: Buscar ayuda... o construirla allí mismo.


Párrafo del texto Los ángeles al desnudo
del volumen Fragmentos del Cielo, de la Tierra y del Infierno.


Copyright®2011 por Carlos Rigel