30 de junio de 2017

Japón, yo te perdono la bomba atómica que nos tiraste ayer






¿Guast? No sé si haya margen a la reflexión ni al debate de lo ocurrido ayer. Un suicidio y la campaña rápida. La necesidad desesperante de atribuirle un muerto inmediato al gobierno “cruel”. Y ahora, a hacerse los tontos, los "yo no fui", quizá borrar todo, o parte, o modificar, o emparchar, o arreglar, o sostener, o reirse. Aquí no pasó nada. Incluso, el episodio estridente alcanzó a los empleados de ANSES, porque parece que todos ellos se suicidaron en la escalera. Llovieron muestras de condolencias populares extensivas también a sus familias, ¿tan cristianos? con muestras de euforia civil y quema de cubiertas organizado por el kirchnerismo y que contó con el silencio del desaparecido peronismo. Todos apiadados de todos y fortalecidos como nobles hidalgos por el dolor unificado de “¡Él lo hizo!” La emoción social de ayer transmutó de la adiposidad explosiva a la astringencia indolente, como cuando la selección Argentina pierde la final y quedamos segundos y sostener que no hay ganas de agarrar a un alemán del cogote y estrangularlo con un alambre de púas oxidado, de pronto emergieron del pasado otros suicidios famosos como para menguar el frío estupefacto y sabernos derechos y tan humanos que a diario volanteamos las curvas a alta velocidad, inmaculados gestores de vivos criollos tan necesarios de féretros de quienes no se suicidan de una puta vez y se dejan de hinchar las pelotas, por ejemplo, algun féretro riojano. ¿Eh, cómo?

De pronto cayó una bomba en la ciudad, hubo destrozos e incendios en la Avda. 9 de Julio con motivo del dolor jubilatorio por el doctor autoboleteado por soledad. Aunque hubo suicidas memorables en nuestra historia, pero yo me acordé del japonés de mi barrio que se hizo el arakiri tras lo cual su esposa, mujer sobria y siempre elegante, y su hija, se mudaron de barrio, y se decía que el hombre había sido soldado sobrante de la Segunda Guerra del imperio nipón cuando lo veíamos asomarse con la pelada brillante y amarilla. Pero los muchachos le mirábamos a la hija cuando pasaba indiferente a la galaxia, que hoy diríamos “un yeguón infernal”, una japonesa perfecta y secreta de 18 o 19, de caderas vigorosas y fértiles para múltiples embarazos reiterados que nos hipnotizada de silencio a los pibes sentados en la esquina cuando pasaba recta e impertubable camino a una felicidad que no nos incluía, y permanecíamos mudos y mentales, que aunque era un poco petisa la chica, era muy concentrada, como un jarabe de carne dulce, con el pelo largo negro, brillante y liso, y las minifaldas llenas de muslos voluminosos y fuertes, y nalgas pálidas, con el volado de descarga trasero en la falda sugestiva a punto de reeventar porque dejaba entrever por debajo un poquito más de carne blanca y aromática, como de pollo dorado al oreganato con aceite de oliva, y los zapatos de taco fino marcando el contrapunto de ilusiones todas inconsumadas pero que ninguno se atrevía a confesar, como la copa mundial cuando se la lleva otro pero simulando que no nos importa porque no duele. ¿No?

Pero incluso ayer alguien me interpela como si fuera yo un funcionario de gobierno: "Y ahora, ¿cómo arreglan eso?" como si yo estuviera involucrado o fuera responsable del suicidio ¿Guast?... ¿de qué? Pero de algo hay que acusar a alguien o alguien es responsable de algo. Como la mujer en la carpa de Avda. 9 de Julio cuando dice “Tengo siete hijos, alguien se tiene que hacer cargo”. Alguien debe ser culpable de que algo esté mal y aunque no sé qué es y no pueda definirlo, sigue estando mal. El propio fiscal de la causa anticipa que hubo un manejo político pérfido inmediato de la noticia. Y patinaron, porque en apenas horas, el episodio cambió de rumbo. La campaña duró horas, y las redes confirman que muchos quedaron en ridículo. Encima hoy se casa Messi en plena campaña rabiosa de duelo con las cenizas de ayer cuyas reparaciones costarán 2 millones, entonces hay que cambiar pronto de remera y de cara de pelotudo como cuando pasaba la nipona llena de nalga y piernas, la hija de minfalda del soldado japonés del arakiri y la copa mundial del suicidio cuando los alemanes invaden Avda. 9 de Julio con una ristra de pibes descalzos que marchan al casamiento de Messi, pero, ¿no fue que Japón y Alemania eran aliados en la Segunda Guerra? Pero no importa, Japón, yo te perdono que me hayas tirado la bomba atómica en 9 de Julio, porque se me viene de nuevo el volado en la minifalda de la pendeja nipona hinchada de carne al oreganato ideal para hacerle siete pibes, aunque el séptimo sea el lobizón del padrinazgo presidencial. Pero, ¿Cómo?, ¿no fue usted el que asesinó al jubilado, Sr. Presidente Macriminal? ¿Y ahora quiere apadrinar a mi pobre séptimo hijo nipón nacido en Alemania? O vivos o muertos siempre nos cagan, pero sin la Copa necesitamos menos katanas que minifaldas de carne al oreganato para ser felices con el lobizón del suicidio.

CR

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25 de junio de 2017

Wiñazki dice la verdad





El pedido de rechazo y censura en repudio a la presencia del periodista Nicolás Wiñazki en los estudios de la TV Pública expresada por los trabajadores de Radio Nacional, TELAM y empleados de TV Pública, no corresponde. El periodista acierta en las afirmaciones.

Tuve noticias del caso a 90 días del nuevo gobierno y lo compartí oportunamente por las redes. TELAM es un reducto del kirchnerismo residual, como lo fue Fabricaciones Militares y otras dependencias estatales saturadas a última hora de personal como venganza por la derrota electoral contra la nueva administración, previendo con posterioridad la masa de despidos necesaria de saneamiento en desprestigio del actual gobierno del PRO. 

La enorme cantidad de militantes incorporada entre 2014 y 2015, casi 1500, así lo revelan. Los últimos 400 empleados fueron incorporados el 9 de Diciembre de 2015, horas antes del traspaso de mando, en una maratón de contrataciones agregados a un plantel ya saturado de personal innecesario. Fue análogo y paralelo a los operativos urgentes en el Congreso con bajada de línea del pasado Poder Ejecutivo en la carrera por aprobar leyes detenidas durante más de 12 años que incluyen hasta de la aprobación del resarcimiento económico a ex trabajadores de SEGBA de los '90, épocas del compañero Turco, ley jamás resuelta durante el kirchnerato, aprobada en minutos por un gobierno de mierdas y mentiras que soportamos, con la concupiscencia de algunos diputados benefactores en el negocio de arruinar nuestra economía un poquito más cada día.

Son las bombas que la roña cristinista le dejó a Macri, emulando al artefacto exlosivo de porquerías que Menem le heredó a De La Rúa y que nos llevó al estallido social de 2001 por inhabilidad para contenerlas, traiciones cívicas que los argentinos solemos pagar con la sangre de nuestros hijos. Y, porque tengo conocimiento del lado interno de la movida mugrienta, puedo asegurar que los despidos en TELAM de esta tropa de choque y vagancia, fue allanada a comienzos de 2016 por la picardía de unos pocos empleados: Ante la novedad de los despidos masivos por inútiles, crearon un sindicato con lo cual impidieron meterles una patada olímpica en el culo y echarlos a la mierda, como merecen, por la protección de leyes laborales vigentes por el Convenio de Trabajo.

Y puedo agregarle una cereza final: los mismos que crearon el sindicato para auto protegerse de la limpieza anticipada, fueron quienes, sentados a la mesa con los nuevos directivos, confeccionaron las listas de los primeros y únicos despedidos como exceso vergonzoso. Por eso el enorme grupo humano ahora ocioso organiza en horario de trabajo torneos de paddle, de pin-pon y boludeces varias pagas por todos nosotros, ciudadanos argentinos, como intocables protegidos del sistema.

La asquérrima novedad la compartí por Facebook en Marzo de 2016, y lo mejor que puede hacer el personal de las tres dependencias arriba mencionadas, incluyendo a TELAM, es cerrar el pico y seguir cobrando el sueldo. Por otro lado, la recomendación que puedo hacerle a este gobierno para deshacerse de la mugre kirchnerista en esta agencia en particular es cerrarla, clausurarla, y abrir una agencia de noticias nueva con otro nombre, motivo suficiente como para aplicar los filtros de personal pertinentes.

CR


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23 de junio de 2017

Muerte en silencio








David Vallenilla, 22 años, tras recibir tres disparos y uno de ellos que le destruye el corazón y que le provoca la muerte 15 minutos después, a tiempo que Evo Morales, Presidente de Bolivia, expresa: “¡Maduro, dales más duro!” cuando prioriza la afinidad ideológica por sobre el respeto a los Derechos Humanos, mientras que Madres de Plaza de Mayo y Abuelas de Plaza de Mayo miran para otro lado, actitud similar al silencio del bloque kirchnerista de Diputados y Senadores de la Nación Argentina cuando no dan quorum suficiente para emitir un comunicado de repudio a la represión salvaje del régimen venezolano e invitar a la dictadura bolivariana a llamar al diálogo con la oposición sin represión ni disparos, anulando la Constituyente impuesta sin debate parlamentario alguno y el llamado a elecciones libres. ¿Pero qué nos han hecho a los argentinos para desoir el clamor de los pueblos sin representantes legítmos? 

Luego de 3 años vuelvo a ocuparme del caso Venezuela cuando nunca la abandoné, sólo dejé de escribir en mi blog en 2014 por la impotencia para prevenir lo que acercaba. Y en medio, Bergoglio fue Papa, aquí ganó Macri el gobierno y Trump en Estados Unidos de Norteamérica, Macrón en Francia, y allí sigue la represión bestial y los asesinatos a sangre fría de manifestantes. Después, mis sinodales, arquetipos de ecuanimidad, me hablan de “cultura”, de “justicia social”, de “literatura”, de “demagogia”, de "marxismo", de "Derechos Humanos", de "imperios genocidas", y yo los miro a los ojos como a cómplices de crímenes filmados, transmitidos en vivo y aceptados con una naturalidad que aterra por indolencia humana mínima. Lo que ISIS hace en Siria, en América Latina lo hace una régimen militar llegado a través de una democracia tramposa.

La lucha diaria contra las injusticias, los ricos de antes y los de ahora, los pobres de antes y los de ahora, la lucha entre sistemas, los mata la CIA, las ejércitos o la guerrilla, apenas si ha cambiado en el tablero el color de las piezas, los números son los mismos. Aquí los organismos de Derechos Humanos le rinden homenaje a los muertos del pasado de hace 50 años para no ver los muertos del presente. Defienden la muerte para no defender la vida ahora, ya, aquí, hoy. Estoy del lado correcto cuando mando a la mierda a las ideologías de grandes títulos que proclaman el "avance en materia de DDHH" para quedarme solitario en un rincón de una resistencia estética y ética intransigente frente a la infamia obsecuente indigerible y hueca de contenido. 



Ya entreví hace años con desconfianza la llegada de la Patria Grande y el bolivarismo de manos del castrismo invasor que africanizaba a los países de América Latina en el descenso a una trinchera de clases bajas y medias para inaugurar una nueva oligarquía más desalmada que la anterior. No trajeron grandeza sino una guerrilla de odios y burlas con atropellos y enfrentamientos internos que no conlleva el crecimiento de nadie sino la afirmación de sectores con poder jamás legitimado sino asaltado. Preguntemos a Colombia si con el terrorismo diario se crece en alguna dirección.

Y luego pregunté al mundillo intelectual criollo cómo hacían para diferenciar a un Terrorismo de Estado bueno de otro que es malo, cuando yo aprendí que todos son malos si sostienen una idea a punta de arma. Váyanse a la mierda con sus discursos de ogros filantrópicos y de abnegados criminales libertarios, no escucho palabras sino que veo resultados y calculo el devenir. Y no es difícil cuando veo tanta sonrisa y aplauso: sé lo que sigue.

De todas las porquerías que podría intentar tolerarle al kirchnerato residual, esta es una imposible de soportar u olvidar. Los 93 muchachos muertos por la dictadura narco-militar chavista no merece más que repugnancia de mi parte, no se tratan de delincuentes callejeros, sino de pibes de la oposición que reclaman elecciones libres y menos hambre. 

Bienvenida la grieta argentina si me diferencia de quienes alientan estos asesinatos y se tienen por justos, hidalgos y buenos frente la afonía del Papa Francisco y a los ojos de Dios. Los parta un rayo y caigan en la grieta profunda e infernal por siempre, porque reservo para el final la novedad infame que abruma de incomprensión al cerrar el capítulo de hoy para establecer la dimensión total del absurdo: Los padres de David Vallenilla son chavistas.

CR


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17 de junio de 2017

Carta de un héroe de guerra a Estela de Carlotto







Dije que aquí, en Argentina, los DDHH todavía 
no existen porque la percepción de lo ocurrido 
es parcial y, a menudo, equívoca. Además, del dolor 
hicieron un gran negocio que parece haber 
cristalizado el episodio con un único relato muy conveniente. 
En la guerra no hubo espacio a los negocios. Recordemos 
muy breve que Argentina peleó contra tres países: 
Inglaterra con la asistencia de Chile y EEUU.
Lo siguiente es la carta de Rubén Pablos a 
Estela de Carlotto. La hago extensiva a la bocasucia 
Hebe de Bonafini.


“Señora Estela de Carlotto con el mayor de los respetos que usted se merece y sin querer entrar en peleas o enfrentamientos, me siento en la obligación de responder a sus palabras emitidas el pasado 24 de marzo.


Para responder e intentar transmitirle nuestro sentimiento, quiero que sepa que me paro más desde el dolor que me provocan sus palabras, que desde la bronca, por eso le reitero, que no pretendo entrar en peleas o enfrentamientos, solamente intento hacer saber que no compartimos su pensamiento e invitarla a que se dé la posibilidad de modificarlo.

Nosotros, la gran mayoría de los Veteranos de Guerra de Malvinas, no nos sentimos víctimas de la dictadura, por el contrario estamos orgullosos de haber ido a defender a la Patria.
 Fuimos a Malvinas por mandato popular con el uniforme de San Martín a defender la Bandera de Belgrano, no fuimos pensando en Galtieri, y fuimos a combatir contra un enemigo externo, el imperio y su aliado EEUU.

La guerra de Malvinas es mucho más compleja de lo que estamos acostumbrados a escuchar y leer cada año en estas fechas cercanas al 2 de abril. Si solamente pensamos y nos quedamos con que la guerra de Malvinas fué la “locura de un borracho”, estamos comprando el discurso inglés.
Fíjese que si solamente nos quedamos en criticar a los militares argentinos dejamos fuera de la discusión a los ingleses, quienes son los verdaderos enemigos de la Patria. Y no me malentienda, no pretendo quitar ninguna responsabilidad a los militares argentinos tanto en la guerra de Malvinas como en los años del nefasto Proceso.

En cuanto al comportamiento de algunos militares con los soldados somos los primeros y más interesados en que se avancen en las investigaciones y se pueda finalmente juzgar y condenar a los responsables que cometieron esas aberraciones. Pero esto no significa que todos los militares que actuaron en la guerra de Malvinas fueron o se comportaron como torturadores.

Con respecto a su apreciación sobre los 123 NN desaparecidos del terrorismo de estado, Señora tampoco lo podemos compartir. Los camaradas, amigos, compañeros caídos en combate fueron muertos por el enemigo externo en defensa de nuestra soberanía, ¿le cabe alguna duda?… Sabemos muy bien quienes son, sabemos sus nombres, sabemos con el patriotismo y la fortaleza que lucharon y también sabemos en que condiciones murieron. Estos 123 que usted señala pueden estar en fosas comunes y sin la posibilidad de ser reconocidos en el momento de su entierro pero eso no amerita que los tilde de NN desaparecidos de la dictadura, ellos dieron la vida por la Patria peleando contra el enemigo inglés.

Señora, en este tema tan doloroso, le pregunto si usted se puso en contacto con la Comisión de Familiares de Caídos de la República Argentina. Esta institución está conformada por familiares de los caídos en combate, vienen trabajando desde hace más de 30 años en la temática que nos convoca, entre otra acciones son los responsables de la existencia del Monumento del Cementerio de Darwin, y ellos están en contra de que a sus seres queridos los llamen NN desaparecidos de la dictadura.


Señora, se puso a pensar en el dolor de esas madres que perdieron a sus hijos, que poco a poco han ido cerrando sus heridas, pero que sienten orgullo porque sus hijos son considerados héroes nacionales, que han dado la vida por la Patria combatiendo al enemigo extranjero, y que ahora 34 años después y según su pensamiento, pasan a ser catalogados como víctimas?

Comparto sí su expresión de las deudas de la Democracia con este tema, y de funcionarios y de referentes de organizaciones como la que usted dirige que después de 34 años nos siguen ninguneando y quizás sin saberlo continúan con el proceso de desmalvinización que tanto mal nos ha provocado. Por eso señora, y nuevamente con todo respeto, no podemos compartir sus palabras, y le debe quedar bien claro que nosotros los Veteranos de Guerra no nos sentimos víctimas de la dictadura y que nuestros compañeros enterrados en la turba malvinera no son NN.

Quedo a su disposición para si usted lo desea para conversar y conocer más sobre nuestra problemática.
Le mando un beso”.


Ruben Pablos

Ex Soldado Combatiente de Malvinas
Director provincial de Veteranos de Guerra de la provincia de Río Negro 
Integrante de la Confederación de Combatientes de la República Argentina






10 de junio de 2017

Pedro Chappa (1946-2017)




Pedro Chappa
(1946-2017)
La Matanza tendrá que esforzarse para merecer su obra antes de poseerla y reclamarla como propia.



Nos vimos el Martes 6 –hace apenas horas–, en lo que fue su último reconocimiento entre un grupo de amigos durante la presentación oficial del volumen que lo incluye como autor, Alto guiso (Levitán, 2017), recompensa exigua para un trabajador memorioso y sobresaliente de la prosa y la poesía regional que nos eligió a nosotros, los matanceros, como vecinos de su vida. Y no será difícil leer en estas horas, tras su partida, el arrobo de un protagonismo destacado e influyente sobre su vida artística que muy pocos podrán exhibir y demostrar: Pedro parte abrazado por unos pocos autores allegados y amigos apreciables, pero casi sin lectores.

Protagonista de un bastión cruel y fenomenológico del abandono y la indiferencia total con sus artistas, las causas de la falta de difusión merecida obedecen a múltiples constantes que hoy no indagaré por respeto a su memoria, porque lo afectan pero, por suerte, no lo autodefinen. El registro periodístico de homenaje es siempre postmortem y le sirve de poco al autor, aunque sí a su obra. Pero le podemos aplicar completa la metáfora cervantina de cuando un embajador italiano visita la casa de cervantes en tiempos del primer tomo –don Miguel ya era famoso–, y, luego, el diplomático muy ofuscado, expresa: "¿Y a un hombre tal tiene España viviendo en estas condiciones?". 

Para el universo latino nada parece haber cambiando desde el 1600 hasta la fecha, realidad mordaz resumida hace unos años por el mexicano Carlos Fuentes como de "sabios en alpargatas" cuando termino de saber, a través del historiador M. Biaggini, que el Prof. Fabián Banga le había traído una computadora nueva de regalo desde EEUU para llevar adelante sus escritos. De eso hablo, no del regalo inspirador en sí mismo, sino de su procedencia conceptual, de allí lejos; hablo de vivir condenados a la pobreza y postergados en nuestra propia tierra y de esperar el reconocimiento externo de nuestras figuras que todavía siguen descalzos. Nos hemos acostumbrado a alpargatear la vida, pero también a que nos alpargateen los valores.

Esa tarde lo vi entrar y detenerse a mirar el cielo raso, nos vimos, le cedí mi lugar al lado de Gino Bencivenga y quedó contenido entre ambos durante unos instantes parpadeados. Le pregunté cómo andaba y me contó de sus dolencias, de la quimio, de las ganas permanentes de dormir. Me alarmó verlo tan amarillo. Hasta que fue el tiempo de pasar al frente a ocupar su lugar en la mesa de poetas de un atardecer memorable. Fue la manera elegida por su alma para despedirse: aplaudido, con dolencias y a punto de caer en el sueño. Yo quiero entenderlo así, y puedo sostenerlo tras la decisión familiar inapelable de no velarlo ni permitir el homenaje popular merecido por esta figura trascendente, ceñida, al fin, a una despedida privada y silenciosa: le hubiera asombrado a su sangre el cortejo de acompañamiento al destino final de sus restos. Como el Quijote: No murió, sino que dejó de aparecer. Por eso mismo, esa tarde no se fue hasta que el último aplauso no hubiera apagado su homenaje.

Estudioso del idioma y artesano de miniaturas narrativas, a decir verdad, su pluma no tenía género exacto de pertenencia: sólo escribía con un estilo que mediaba entre la ficción verosímil, los recuerdos precisos y las observaciones agudas y subjetivas de un castizo fortalecido de vocablos quechuas y cadencias porteñas. Para el resultado que importa, parte de su obra viaja menos por nuestro distrito que hoy por el mundo, orbe que quizá lo reciba mejor que aquí en nuestra comunidad de contrastes negados aunque muy alimentados; si hasta parece que la vida le preparaba ese otro consuelo más grande en tiempos de sinsabores locales. Entonces vale recordar que el premio genérico es a una obra, una única o una total, pero el reconocimiento es distinto, es a la persona, al creativo de esa obra. Allanarlo es insultar a la Creación.

Cada autor latino lleva un par de alpargatas viejas en la alforja por si las nuevas fallan de tanto andar buscando el camino. Y, como si no bastara, empuja una carretilla llena de tierra para su propio entierro: si el éxito falla, si todo falla, no esperes nada de nadie. El mismo estigma que padecen miles de familias con uno de sus miembros minusválidos e incapacitados para desenvolverse solos, hoy en los titulares, de cuando son elegidas por la existencia para salir adelante con quien no puede valerse por sí mismo y son una carga en el seno del hogar. Poetas y narradores, artistas plásticos, escultores, cantores, actores, padecen este calvario aceptado comunalmente con cínica naturalidad: son tratados como inválidos sociales. El mensaje parece ser: Si te gusta tu arte y además querés vivir, debés reparar televisores o manejar un torno. Porque el arte es tolerado y no celebrado. 

En una película reciente, dos amigos meditan sobre la vida mientras comparten un vino, y uno dice: "Lo que tenés en la copa, eso será todo lo que te llevarás". Pedro Chappa, seguramente, merecía más, pero el aire, la política nuestra de cada día, el reflujo de los ríos, el movimiento lunar, la rotación de las galaxias... quién sabe, todo parece haber conspirado para que no lo reciba este querido amigo antes de irse. Se va con lo que resta en la copa, el sorbo final. Pero merece, sin duda, la recepción con honores en la Nave de los Locos. De gente como él están hechos los engranajes que mueven a la Creación vislumbrada por El Bosco y coincidente con los planos de una leyenda mapuche. Y qué triste sería que así no fuera.


CR

8 de junio de 2017

Oesteboom: el hachazo insospechado de la migrada poesía





Creo que voy a llegar tarde y, en efecto, llego 15 minutos tarde. Es la presentación oficial del volumen de poemas y bellas prosas de escritores del distrito del oeste. La cita es en el auditorio Marechal de la Biblioteca de la Universidad de La Matanza y la sala amenaza a llenarse.

Ricardo Montarte y Patricia Suñer me saludan desde la primera línea, ambos afectivos y con gozo sincero, y Gino Bencivenga me hace los honores al recibirme a su lado en la última línea de butacas, adonde siempre me dirijo. Median unos minutos de charla filosófica y el evento comienza con las palabras de la representante de la biblioteca, Nora Sielas. Las rememoraciones del momento histórico reciente que sujetan fuerte el acontecimiento de la primera antología reunida de poetas matanceros. Y luego le sigue la introducción del Prof. Banga quien decide inocular a los presentes con un concepto borgeano, “la construcción de un mapa local”, tierra de estepa, llanura y urbe poética, como parábola universal de un andamio en las paredes de un obelisco de la atemporalidad: hasta aquí llega nuestra tierra.

En todos los tiempos y partes de la patria hay un mapa activo completándose con viajes, mates, pozos, ovejas, besanas, colectivos, trenes, capataces, tortafritas, árboles, tazas de café, vestidos, lágrimas, sentidos, pan casero, fuelles, sueños, carbón, zumo de tetas, otredad sin límites, vino tinto, bebés del hambre y madres de mimos, y todos ellos juntos en el misma olla de fierro, cocinando a fuego lento, sobre el bracero dialético, un oráculo viviente, como para leer en el brebaje resultante el pasado, el presente y el futuro derramado en la mano a Dios.

Junto a Patricia Suñer y Ricardo Díaz Montarte.
Bueno, pero por primera vez veo un ejemplar vivo de Alto Guiso (Leviatán, 2016), en las manos de Gino, edición que aún no llega a mi biblioteca personal por esas cosas de la crisis personal. Le estimo entre 120 y 150 páginas aireadas en papel ahuesado de 80 gramos y cubierta de acabado mate. Escucho el repiquetear de sus hojas, buscando una marca de lectura elegida. Pienso, Es como romperle una botella al cielo y dedicarse a armarla pedazo a pedazo, astilla y pegamento, porque así es la poesía mientras toma forma y se vuelve envase de la existencia cotidiana: dentro habitan genios nunca antes vistos.

La intervención del historiador Martín Biaggini, con un dominio dinámico del público, baja los pies de la sala a tierra firme cuando vuelve el pasado espectral de una región del tiempo y la define con señales de caminos y límites geográficos. Recuerda poetas y poetisas empujados por el viento de un lugar a otro sedimentados al fin en nuestro distrito. Contribuye al extra-texto con la génesis del proyecto de un libro que hoy alcanza a la Cátedra de Literatura de la Universidad de Berkeley, California, y –terminan de confirmarme– al mercado lector de Polonia. Son once besos destilados en la llanura de cemento y grapa fuerte al sur del globo, ahora derramados al mundo.


La parte que todavía me hace ruido de línea es cuando la representante de la biblioteca habla de Latinoamérica como un territorio amalgamado por el humus, como si fuera África unida por el pigmento étnico. Me pregunto entonces qué tiene que ver un pueblo africano de origen esclavo de Cuba con otro originario de araucanos del sur frío, o una guaraní con penetración de sangre viquinga rubia de las primeras conquistas milenarias con una francesa de Guayana, u otra holandesa de las Antillas con una de nativos incaicos de Bolivia. Pero menos mal que restringen el asunto a la parte latina, porque de agregarle la cultura esquimal y la parte inglesa o la francesa con los onas del sur argentino, América sería una ficción salida de la Guerra de las Galaxias. Quizá por eso me recuerda esas películas de ciencia-ficción donde un emisario extraterrestre dice: “Necesito hablar con el representante de la humanidad”, y que da para responderle: “Vení, vamos a tomar un vino fresco y te explico”.

En cuanto a la brillante ausencia de nuestras autoridades culturales de la comuna, ocupados de la política que busca mejorar nuestra calidad de vida con una economía en ruinas, no haré comentarios. Hay citas compartidas en el grupo humano que recuerda el inicio de la Universidad Nacional de La Matanza, cuya Biblioteca nos recibe, con anécdotas risueñas del comienzo y la visita en 1992 de un compañero Presidente que todos quisiéramos olvidar. En cuanto al libro en sí, recuerdo que no están todos los poetas de una tierra inmensa llamada La Matanza, pero los que están edifican un ser incorpóreo que abona esta planicie fértil hoy y desde hace siglos. Y conste, los que faltan no son figuras menores. 

Algunos autores intervienen con prédicas de una grieta que no es ideológica sino social, en una Patria cruel, femenina, inocente, dividida y enfrentada. La Patria Grande mordida por la Mini Patria. Me quedan preguntas, como por ejemplo, cuál es la diferencia entre la poesía de La Matanza y la de Esteban Echeverría o la de Morón, tal vez para reflexionar que los límites son políticos y orográficos, y hasta que afectan la cosmovisión del autor no acusan cambios significativos. Se puede escribir como gaucho desde París. Ya se hizo. Ahí vive la Patria, no en la geografía, sino en el corazón.


Pero, al fin, termina la entrada y sirven el plato fuerte. Víctor Cuello da inicio al episodio de una lectura consagrada redoblando pasos con una pieza lacónica y sórdida del existencialismo mecánico-poético de Hugo Salerno, quien yace ausente por motivos de salud; le sigue la portentosa Sueldo Müller con la interpretación de un poema ilustre de Omar Cao, también ausente por motivos de salud; y luego Bencivenga y un poema hecho barro cavado en la zanja; Paredero y una pieza maternal con sabor a leche de los primeros años; Murúa y el espectro de los sentimientos vuelto tejido somnoliento; Verón y la estaca mordaz de los años perdidos y recobrados al manual de las vivencias; y Anahí Cao translúcida en melancólicas metáforas que me reclaman saborear otra vez la lectura; Molver y el minimalismo crujiente en los secretos del día; Cuello con potente dicción que evade la lectura del libro y declama una pieza inédita: la trampa está justificada; Sueldo Müller, de nuevo, que desgrana piedras de memoria y construye un monumento de afectos; y Chappa, arrinconado y sin micrófono, que quiebra la solemnidad de sabio callejero con una pieza castiza cuasi teatral recitada mano a mano con la memoria que cada tanto le suspira eternidad en el cielo raso. Por pedido del público, luego de un diálogo breve, recita otra pieza más de su prosa poética rural y sanguínea para cerrar la noche. Yo le agradezco el lenguaje sin soda y los recuerdos puros y a veces espinosos: dice menos de lo que piensa pero vive lo que dice aunque a veces padece lo que siente.

Todo merece ser probado dos veces pero no estoy en mis mejores condiciones cuando hasta la gripe naciente me lija el paladar, exigiéndome más aislamiento y reposo. También me deja perplejo la afirmación de Pedro Chappa cuando, ya en el cierre, me dice que hace un tiempo leyó uno de mis libros de ensayo, entonces me apuñala con frescura una afirmación que me da de lleno en el miocardio: dice que soy mejor ensayista que narrador... ¡Carajo! Tengo ganas de gritarle que saque su facón semántico, aunque vine en son de Paz. En fin, es un amigo y su palabra vale. Gino se despide y me invita a visitar su teatro, mates mediante. Redoblo la apuesta y le pido ajíes puta-parió de su quinta, pan casero y vino tinto.

Afuera hay frío y nubes de apuro, pero aquí adentro queda la bebida tibia de firmas y saludos con fotos urgentes, como una fuerza quieta pero bulliciosa con sonrisas y despedidas. Es tiempo de irme. Y cuando salgo de la biblioteca y entro en la noche opaca junto a Gino, el cielo yace paralizado, la Luna llena y brillante cuelga de la nada; está perfecta y sólo le queda mengüar, iniciar el descenso hacia la madrugada mineral. Lector selenita, habitante de la Luna como soy, si no tuviera otras señales de ocaso, sólo esa bastaría para intuir lo que sigue. Pero, amigo de perder las batallas que gano y a dudar de mis propias certezas, declino esa observación alarmante. Queda sobre la mesa el objeto lleno de prosas y poemas. El libro vive. El envase está lleno: "Señor Dios, sírvase una copa. La Matanza invita".

CR



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