30 de abril de 2016

Pedro Chappa, habitante de la tercera dimensión




Y ahora, con un malbec recién llegado de obsequio masificado ahora en mi copa a la espera del primer trago que la deje vacía, escribiré unas reflexiones sobre un autor local, don Pedro Chappa, escritor hoy fecundador de una posible tradición esperada y que ha alcanzado la majestad de la palabra, la única letra, la que importa, la que queda, la que siembra, en una tercera etapa de su pluma, superados los peldaños del aprendizaje y la del compromiso social, cuando sobreviene, entonces, la mejor pedada, el mejor impulso, la mejor alzada, y es cuando ya no interesa y se vuelve íntima, privada, ajena a presiones externas, soberana de sí misma, cuando el lector ya no importa, y entonces es regalo, polisemia de talento sembrado en la besana de la letra. Muy pocos autores alcanzan la segunda meta cuando en su mayoría cruzan la vida chapoteando en la primera sin siquiera asomar a la siguiente; menos aún a la tercera.

No se trata de un aficionado probando suerte con la escritura ni de aquel que, conociendo la semántica, la emplea en busca de la aceptación social o la consideración de sus pares, sino de un estepario sublimador de imágenes poéticas astilladas no subordinadas a la intuición de la fonética ordinaria, cuando más bien construye una percepción local y subjetiva, hachazos de una luz serena y privada que no necesita explicar ni fluir o concluir, en esa contaminación involuntaria de la prosa que padece el aficionado a la poética, sino el fragmentador de percepciones dispuestas en las placas de una rayuela alegórica cuya completud es invitación a encontrar los pedazos faltantes a través de sus sensores para descubrir así el cielo prometido, encontrarlo dibujado en tiza en el suelo, aunque invisibles al lego y amateur: los ojos no sirven de mucho en poesía, ni describir lo visible alcanza para nada cuando lo sucinto es más bien atributo elemental de la narrativa. 

Y cuando hace poco hablaba de los autores de una y dos etapas, aquí yace un símbolo de la tercera etapa en la madurez poco frecuente de las letras. Demasiado complejo para una latitud de tanta grandilocuencia cabalgando la métrica libre de una poesía popular, hasta hoy sin destino, que es álgebra fusilada por los siglos del romanticismo y más tarde apisonada por un existencialismo superficial de estilo grilletiano. Nada habita en las calles de un barrio tan imponente que eclipse un tarro o una cuchara sobre una mesa de mantel gastado, he allí el cosmos secreto común a toda persona que vive, potencia revelada únicamente en la edad del subjetivismo, así como un día descubrí los gritos del silencio en el dolor de una viuda reciente con un poema oprimente dedicado a un living prolijo y perfectamente hueco de vida: en esos objetos inanimados advertí la ausencia y más tarde, al preguntar, se me fue confesada la pérdida, la silla vacía en una mesa, anécdota que algunos allegados a mi vida me escucharon recordar. 

Pero acaso lo irreversible es que La Matanza, en quizá 40 o 50 años, tendrá finalmente una tradición de autores, la misma que hasta ahora brillaba en falta cubierta por manchones de verdor en la aridez sin identidad de un lugar indefinido en algún estado provincial y sin marcas indeleble en el tiempo, apenas emprendimentos aislados registrados en la cronología local sin historia de engarce. Pero en la época de los regionalismos a ultranza cabe preguntarnos si será listado matancero o tresarroyense, ya que parece importante saber dónde nació para incluirlo o expulsarlo. Con la duda sabremos que este amigo pertenece a una raza de faunos cuya mitocondria generosa y diversa no reconoce fronteras o distritos ni provincias, es otro autor que emerge de la llanura, la selva o la sierra por un capricho de la existencia frente a lo cual sólo podemos sentir agradecimiento ante la azarosa veleidad de contarlo entre nosotros. 

Claro que esta edad tiene deudas, la poesía fue tristemente entendida como una impotencia de la prosa, de allí la proliferación del verso narrativo cuando no hay poetas. Por suerte, la majestad de la pluma de Pedro Chappa supera los géneros poéticos y narrativos, es displicente especularidad demasiado conciente en un mundo de lectura mayoritáriamente bidimensional y afecto a la interpretación inmediata. Pero aquí esa fórmula caduca: para seguir sus señales sensibles tendremos que cambiar nuestra manera de leer.

Y así como don Quinquela Martín inauguraba como galardón el tornillo faltante inspirado en la letra de un tango famoso en premio meritorio a los lúcidos del siglo, personalidades destacadas del arte y la cultura, consistente, precísamente, en la entrega de un bulón enorme –"al mundo le falta un tornillo, pero a usted no, aquí lo tiene"–, a don Pedro Chappa le entregaremos el Premio a la Tercera Dimensión, cuando ahora sabemos que muy pocos la habitan, conformes y plenos de vivir con una menos, reconocimiento urbano y émulo que nos recuerda La Nave de los Locos en la mitología tehuelche, más tarde incorporada por los mapuches, que da la bienvenida a bordo del mundo astral a los diferentes fallecidos, a los artistas idos de la vida, a los poetas, a los sensibles, con el destino nada común de participar junto al creador en el diseño de un universo mejor hecho de poesía, de música y de pensamientos distintos al común. Son los tocados por el cielo.

Pero maldita la tierra que no honre activos sino difuntos, o que vea sin mirar o que mire observando con menosprecio o indiferencia lo que tiene y que creció sin verlo madurar, como privado del sol merecido, porque para cobrarle una tradición al tiempo primero hay que encontrarla debajo de las nubes, transitando el humus de las vivencias hechas de tarros, de gente que pasa, de migas de pan y de manteles descoloridos.

b CR

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27 de abril de 2016

Nitrógeno subsidiado





Hace unos años exploraba con un editor amigo, pizza mediante en el almuerzo, la realidad amarga que le toca vivir a los escritores, sobre todo aquellos con más de 30 años y hasta 40 años de trabajo, es decir, la edición, la ayuda intelectual a otros autores, los eventos, las charlas dictadas, jornadas, conferencias, lo didáctico de entregarle una experiencia al lector y al público, y sin embargo obligados a terminar como el poeta panameño Demetrio Herrera Sevillano, en la miseria vergonzosa, de cuando algunos amigos hacen una colecta para juntar dineros y comprarle el cajón del epitafio. Hoy, incluso un ama de casa también se jubila pero no un autor, raza incombustible condenada a una Gehenna lateral a la teodisea, sin infierno ni tampoco cielo.

La necesidad de brindarles un subsidio mínimo, al menos, de barrendero, y que allane la miseria indigna de vivir de prestado; o bien subsidiarles el gas, la electricidad, los cigarrillos, el agua, el güisqui, la bufanda, el paragüas, las hojas, una máquina de escribir o un service al año, doce kilos de café, el hotel con espejos en el techo cuatro veces al año, el aire que respira, un par de zapatos, la tarjeta SUBE para viajar, las aspirinas para las migrañas... de manera de aliviarles los dos infiernos cotidianos de escribir sin esperanza y de vivir sin fe.

El editor me respondió: "¡No, no se puede, es una joda eso!... si es así, hay que darle un subsidio a medio país". Desorientado, pregunté "Pero, ¿y de qué debe vivir un autor al final de su vida en países donde los Derechos de Autor son una broma (como aquí)?". Con prontitud, me respondió: "De su familia, de sus amigos..." 

Pensé: El editor vive del autor, el lector vive de su trabajo, el barrendero vive de su trabajo, el maestro vive de su trabajo, el portero vive de su trabajo... el autor, al final, vive de su familia, de sus amigos. Qué raza deplorable. El editor evade pagarle el 10 por ciento al autor, el lector evade pagarle al autor el 90 por ciento restante de su libro y lo recibe como si fuera un regalo, uno suntuoso que, intocado, lo descarga erguido en su biblioteca para no abrirlo jamás. Es igual a momificar al libro en el estómago del autor. Pero claro que tenía una carta en la manga para cerrar ese episodio: Cité que esa misma realidad fue la de Cervantes, que escribió hasta el último día de su vida para dejarle licencias a su familia, siendo un autor famoso. 

El aire tiene un componente de relleno, el nitrógeno; sín él como diluyente, hasta respirar el oxígeno puro nos haría mal. Es una suerte que no haya que pagarlo. Tiempo después medio orbe nacional recibía un subsidio por no hacer nada, menos los autores con más de 30, 40, 50 y hasta 60 años de trabajo. 

b CR


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23 de abril de 2016

Carta abierta a Mario Vargas Llosa



Fea cosa cuando escritores locales censuran a un escritor invitado. Tal fue el caso de usted, don Mario Vargas Llosa, en la Feria del Libro de Buenos Aires, edición 2011, propuesto al discurso de apertura del evento cuando el primero que izó la bandera de la censura fue Horacio González, ex Director –felízmente ya no– de la Biblioteca Nacional, liderando a un grupete de autores kirchneristas que avanzaban contra la libertad de expresión de quien no necesita justificar sus opiniones. Desde una dimensión menor, sé lo que implica porque también padecí esa mierda en mi propia comunidad, y peor aún: en los términos del Estado municipal con el silencio permisivo de autoridades presentes, ademas de autores menores en un ejercicio digno del Proceso. Y como tal, después lo niegan.

Recordará cuando dijo: “En algún momento soñé con vivir un tiempo en Buenos Aires. Pero tengo un triste recuerdo de las últimas veces que fui. Un grupo de escritores encabezados por el director de la Biblioteca Nacional me quiso prohibir que hablara por mis ideas políticas. ¡Escritores! ¡El director de la biblioteca en donde estuvo Borges!”, expresó usted con asombro, mientras se hurgaba la oreja con nerviosismo. Y tras quedar satisfecho cerró los dedos y verificó las uñas limpias bajo la mirada minuciosa, y de regreso, agregó: “Era un índice de ceguera ideológica que había cundido en la Argentina y que empobreció el país además de enconarlo”. Así es, da vergüenza ajena y universal cuando la represión viene de quienes deberían defender las voces libres, ¿verdad?, y reafirmada por el periodismo, cuando deberían ser garantes de ética y ecuanimidad. La infiltración militante en compartimientos de la vida civil nos llevó al borde del abismo.

Rememorando el valle de las tinieblas vivido, fue una suerte que desde 2013 la Cámara del Libro no cediera terreno ante las presiones del kirchnerismo en una batalla sucia que reclamaba realizar el evento anual de editores, autores y lectores, llamada Feria Internacional del Libro, en las instalaciones de Tecnópolis, predio en órbita con el aparato de gobierno, y cuya finalidad era, precisamente, restringir, censurar y tamizar el material a exponer, además de capitalizar el derecho de admisión a los autores según el perfil ideológico de cada uno. Y esto, celebrado por sectores intelectuales identificados con el régimen nefasto que vivimos hasta el 9 de Diciembre de 2015. En acuso de recibo, la venganza K provino de una especie de feria de libro infantil paralela organizada en las mismas fechas que lo análogo de la Cámara del Libro realizada en la Rural, pero en el marquesado del Paka-Paka, Zamba y los dinosaurios animados, cuña divisoria que intentó fracturar al mundo editorial, siguiendo la costumbre de dividir y enfrentar. Es que si no ganaban, al menos herían con rencor. Hablaban de "gorilas", siendo ellos, a la evolución darwinista, saurios de costumbres precámbricas

La misma restricción de títulos y autores que verifiqué en el deprimente stand de Cuba era nuestro destino lamentable volanteado por suerte en el balotaje. Todo debía pasar por el filtro rancio de la militancia y el generalato orweliano de narcos y ladrones cortesanos con su reina y la monarquía republicana. Y, dicho como a vuelo de pájaro, le agradezco su descenso y las palabras en Caracas para alentar a la oposición antibolivariana de la otra Cuba continental. Pero, hablando de stands, no voy a recordar de nuevo en detalle el espectáculo ridículo de nuestro ex Intendente, don "Fernandito" Espinoza, con su stand gestionado a nombre de "Autores de La Matanza" sólo para promover su propio libro biográfico de militante, de cuando se autoexponía como candidato a Gobernador –también felízmente purgado a la basura–, para no supurar de nuevo en la vergüenza vecinal y provincial que fuera cubierta, en la oportunidad, por medios nacionales que registraron el episodio con burlas cuando citaban que allí, lo que menos había, eran libros de autores comunales, aunque da la medida de una balanza enferma de "uso público" que fue cotidiana.

Así como el prólogo kirchnerista agregado en el volumen de recopilaciones Nunca más, en la edición 2012, injerto que antecede, re-interpreta y corrige el prólogo de Ernesto Sábato, siempre tuvieron algo que corregirle a la historia para apropiarse de ella. De eso se trató el "relato" martillado durante una década: desde los orígenes de nuestra patria, todos nuestros próceres fueron "kirchneristas", es decir, soñaron con el advenimiento de quien se propuso vaciar hasta en los centavos los cofres del Estado. Y del "Nunca más" migraron al "¡Vamos por todo!" que ahora desfila por Tribunales. Fue parte de una pesadilla merecida para nosotros, los criollos, tan poco respetuosos de la democracia y afectos al golpe, como tan obedientes de cuanto régimen autoritario cruzó la calle Balcarce. Sino, lea usted cualquier resumen de historia institucional argentina del siglo XIX y luego del sobresaltado siglo XX y sume los años de prosperidad y democracia republicana. 

Borges nunca pidió permiso para decir lo que pensaba y en hacer lo que decía, de allí los desmayos nacionales e internacionales que nos costaron un Nobel perdido en política aunque ganado en letras. Pero si usted fue censurado, imagine al resto de nosotros sin la camiseta de La Cámpora, la Gestapo del cristinismo. Es que no es difícil digitar las cuerdas justas que exteriorizan la animalidad del ser, evidencia inquietante de que, habiendo superado las etapas de la mediocridad natural, se puede volver a ellas más rápido que en ascensor del 1er. piso al subsuelo –el mismo furor bestial verá usted en las canchas de fútbol–, así como en la guerra los hombres y las mujeres, además de matar, cometen actos de salvajismo en nombre de la misma libertad y la justicia. Pero no habrá Pasternak para negar en esta patria que expulse Zhivagos al exterior, ni asistirá a obras del teatro Colón con títulos tales como "Madres y patricias kirchneristas luchan por la revolución narco", aunque poco faltó para el naufragio republicano. Ni le cuento los chistes del programa cómico que fue el Congreso Nacional, no sea que sufra una colitis afiebrada. 

Venga a habitar en Argentina cuando guste. Y aunque yo nunca disfruté de su narrativa, tan mecánica y poco latina, hoy es libre de decir lo que quiera, sea de derecha ultra-neoliberal antifuyimorista o de izquierda rabiosa, recordando su militancia juvenil marxista. Decía don Ernesto Sábato que "no hay peores conservatistas que los revolucionarios triunfantes". Recordando el doblez ideológico de don George Orwell, doy vuelta el concepto y pienso: "No hay peores liberales que los marxistas desencantados". Lo acompaño en la peor parte, don Mario. Nos hemos librado del maoismo feudal capitalista de estilo gaucho. Conserve mis disculpas tardías de argentino y sea usted bienvenido.

CR

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14 de abril de 2016

Cartucho quemado


La convocatoria del kirchnerismo  
del Miércoles 13 de Abril a los tribunales 
de Comodoro Py es otra perdigonada ciega 
suelta al aire. El PJ perdió así otro cartucho.


Digo, ¿hasta cuando el sindicalismo y el PJ seguirán haciendo silencio, soportando que La Cámpora y el kirchnerismo se manden las cagadas y les descarguen las culpas públicas a ellos, dejando una huella de espanto del partido en el inconciente social?
No alcanza con callarse, deben saber que lo que el pueblo argentino vio ayer en la representación artística al aire libre organizada por La Cámpora y los violentos del kirchnerismo, en el apriete a un Juez Federal y los golpes a periodistas –con las declaraciones estelares de Espinoza–, aunque elijan a Gioja y Scioli, los nuevos "Cafiero" de la transición, como los "moderados" D.G. (después de la grieta), echa por tierra lo hecho y lo pretendido hacer en el porvenir. Sin embargo, también saben que son 10 o 12 mil los de ayer –con invitados pagos por los punteros–, y pregunto ¿cuándo el PJ necesitó pagar invitados de relleno al montón? ¿de veras "ellos" controlan un movimiento obrero de 1 millón de trabajadores? Perón nunca necesitó publicar la lista de precios de los invitados en ninguna convocatoria.

Si el pendejo líder del camporismo los negó en público, cachetada proverbial y seca en su discurso, ¿por qué permiten que usen el aparato justicialista para acceder de nuevo al estrellato? ¿Creen que lo de ayer los acercó al triunfo en el regreso a la Casa Rosada? Esperaban un "21 de Diciembre de 2001" cuando convocaban a otro "17 de Octubre de 1945", pero no se produjo. Agotaron la fórmula, ahora, el único camino que les queda es, u organizar un "24 de Marzo de 1976", o construir el retorno, aunque hasta ahora van por mal camino, porque deben aceptar que crearon anticuerpos sociales: lo de ayer fue otro "20 de Junio de 1973", pero no en Morón... sino en Ezeiza.

 b CR

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4 de abril de 2016

Motivos de mi aislamiento


Con el quiebre de la Patria Grande y tras el aislamiento del
bolivarismo, la ceguera oprimente del castrismo y la extinción 
del kirchnerismo local, es mejor definir lo que han dejado en 
mí esos "ismo" como autor solitario frente a la comunidad 
de autores.


Debo aclararlo, mi retiro y alejamiento de mis "pares", la comunidad local y hasta nacional de autores y escritores, no obedece a cuestiones políticas o ideológicas, convivo con las preferencias personales de cada uno sin conflicto, el adversario no es un enemigo y respeto toda elección de conciencia libre.
Pero no así con las organizaciones, lo que es una particularidad respetable del ciudadano se vuelve asquérrima e insoportable cuando se trata de una institución social que se autodefine como "popular" o "pública" o "social", aunque sea "sin fines de lucro", porque al mostrar sus inclinaciones ideológicas y favoritismos políticos, discrimina, soslaya, desagrega, prejuzga. Dejan de ser una obra del altruismo comunal para convertirse en reductos, en cofradías ideológicas, o contestatarias o concupiscentes, que olvidan sus principios elementales y que es recibir a todos por igual. Se vuelven unidades básicas funcionales de los gobiernos y cuyos servicios fluctúan según los vaivenes institucionales, por ende, son herramienta de los Estados, células encubiertas de partidos políticos, oficinas públicas de clasificación civil.
Una organización social que cuelga un cartel de campaña partidario, que postea una placa en favor de un candidato, ha perdido la imparcialidad, ha dejado de ser social o popular y ha revelado su naturaleza política: es una unidad básica encubierta o casa de adoctrinamiento o mesa de análisis político, y como tal, célula de difusión sectaria. Nos anticipa que no tolerará a miembros de una ideología diferente y sugiere abstenerse antes de preguntar. Así fueron creados los café literarios "Néstor Kirchner" en mi distrito, ahora, por suerte, cerrados por abandono. Exponer algo allí era mostrarse kirchnerista por defecto. Por eso la limpieza brutal en mi lista de contactos en las redes, en su mayoría organizaciones, grupos, comunidades: no por enemigos, sino por engañosa contradicción de fines.
Mostrar mi naturaleza política es uno de mis beneficios civiles y sólo descargo mis decisiones o errores en mi conciencia. Ha quedado claro, nada oculto: yo, apenas un individuo, puedo expresar mis ideas y anhelos políticos. Quien quiera eliminarme en desacuerdo con mis ideas puede hacerlo, nada tengo para reprocharle. Muchos ya lo hicieron. Pero no acepto esas mismas inclinaciones partidarias e ideológicas cuando hablo de instituciones que no sean partidos políticos, entonces elimino yo. Cuando una organización muestra una bandera ella misma se vuelve demagógica, sectaria, desagrega, divide y no suma, cuando la diversidad debería ser uno de sus principios elementales. Luego de dicha revelación viene la certeza que me lleva a la renuncia de incluirme en esa comunión parcial. Una organización pública y popular debe abstraerse de participar en contiendas políticas. Imaginemos una sala de votación en una escuela pública donde hay una única boleta y, además, afiches pegados en las paredes que nos proclaman los beneficios del mismo candidato. Es un atentado contra la democracia cuando dirige una decisión o pretende alterarla o influirla.
La trampa de las redes sociales para con esas organizaciones –que son una tentación fácil al traspié panfletario porque detrás se expresa un individuo pasional y no un grupo–, cuando además toman partido, quedan expuestas al error del cual no se vuelve. Además, una agrupación en Argentina que erige la bandera de los Derechos Humanos y que, por motivos ideológicos, toma partido por un lado –encima el equivocado– y se abstrae de opinar o de tomar posición frente al despliegue de los ejércitos, la represión brutal y las matanzas de civiles en Venezuela durante los alzamientos populares en 2014 y 2015, o peor, que santifica o promueve o calla frente el uso de francotiradores que apuntan al cráneo de los manifestantes en la contención de las protestas –y reconocido por su propio Embajador en la OEA, Roy Chaderton–, que encarcela sin juicio, que secuestra civiles en la vía pública en verdaderas cacerías humanas, que hambrea y sume en la desesperanza a su propio pueblo y desobedece las voz de una nación expresada a través del único poder que lo representa, el congreso, no es una organización social ni pública ni popular, sino una unidad básica servil, una herramienta del nuevo Terrorismo de Estado, siervos del otro "Proceso de reorganización" que ahora castiga a otras naciones de América. El mensaje que estos comités tienen para darles a esos Estados salvajes, no es "Cuidado, no violen los Derechos Humanos", sino "¡Maten más, sigan adelante, estamos ganando!".
No tengo nada que ver o hacer con esas organizaciones, sean culturales, artísticas, sanitarias, educativas o de asistencia social, con esas unidades básicas, con esas células de difusión ideológica, pero tampoco con los miembros que componen sus filas. La burla de estos comités refuerzo de campaña es que luego convocan a conferencias, a presentaciones, a programas de eventos de difusión y concientización, cuando lo que pretenden conjurar es lo que impulsan por otro lado, lo que ensucia sus cimientos ellos lo santifican cuando recuperan los nombres de los muertos pasados para desoir los gritos de los nuevos desaparecidos, los nuevos detenidos, los nuevos torturados. Homenajean a personalidades universales como estandartes de libertad y luego visten los ropajes del Terrorismo de Estado "bueno", así con el bolivarismo, por ejemplo, el mismo que lucha contra un enemigo que siendo externo en su prédica luego es interno, como decir "Todos son nuestros enemigos, adentro y afuera", porque los conspiradores están en todas partes, y eso justifica, para mantener la felicidad de un régimen, reprimir a un pueblo sin preguntar.

Una institución social, artística, educativa o cultural que no es humanitaria, por decisión y posicionamiento ideológico, sólo puede ser extraterrestre. No me busquen, no los quiero, no me necesitan, no les sirvo.



 b CR

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