29 de julio de 2012

La bahía desolada

Nunca tan adecuado y justo como hoy, me llega de Mr. Arnold
esta poderosa anarquía poética, acaso retratada un millón 
de veces en mi vida. Pero ¿por qué me suena hoy más dolorosa que ayer?
Siento más que lo que dice. O debí ser parte de ese ejército 
de sombras ciegas que cierra el episodio. La traducción es
de vuestro humilde servidor.


Esta noche el mar está calmo.
La marea es alta, la luna ilumina mentiras
Sobre los istmos; en la costa Francesa, la luz
Centellea y se va; los acantilados de Inglaterra yacen,
Centelleantes y extensos, fuera de la bahía tranquila.
¡Venga a la ventana, la dulce brisa de la noche!
Solitaria, desde la larga línea del rocío
Donde el mar sostiene a la luna pálida sobre la tierra.

¡Escucha! oye el rugido irritante
De guijarros que las olas agitan, y lanzan,
En su regreso, montados sobre ellas,
Crecen, y cesan, y de nuevo vuelven
Con la cadencia trémula menguada, y traen en ellas
Esta eterna nota de tristeza.

Sófocles hace mucho
La oyó sobre el Egeo, y trajo
En su mente esa corriente turbia y menguante
De miseria humana; nosotros
También hallamos en ese sonido una idea,
Escuchada en este distante mar norteño.

Las Aguas de la Fe.
Una vez, ellas también colmaron y rodearon mis costas
Como pliegues de una clara túnica bordada
Pero ahora sólo escucho
su melancólico, largo, rugido al retirarse,
Al hálito del viento de la noche,
Desnudando, bajo las vastos abismos
Tristes y afilados pedruscos de la tierra.

Oh, amor, seámonos siempre fieles
¡Uno al otro! porque el mundo, que parece
Extenderse ante nosotros como un país de sueños,
tan nuevo, tan diverso, tan hermoso,
no tiene realmente luz, amor o alegría,
Verdad o paz, ni alivio de amarguras;
Aquí estamos, como en un llano oscuro,
Barrido con alarmas confusas de luchas y
De escapes,
Donde ejércitos ciegos se enfrentan de noche.


Dover beach (La bahía de Dover) - Mathew Arnold, 1822-1888



En efecto, Arnold inaugura la poesía anárquica, tan natural 
y espontánea, que casi dos siglos después de aparecida
los poetas menores de nuestro tiempo siguen evadiéndola, 
porque piensan que la poesía debe ser dulzona, agregados a 
un barroquismo enfermizo y agotado hace cuatro siglos.
Es precursora de la poesía inconciente (así la llamo)
del actual fenómeno poético, el español, Antonio Gamoneda.



2 comentarios:

  1. Mas que el rey de reyes, diria que sos el nuevo Mesías de la literatura Americana.

    ResponderEliminar
  2. Me abruman pero no creo merecer tales palabras. Hay que seguir trabajando.

    ResponderEliminar