31 de mayo de 2017

No hay tales organismos de Derechos Humanos





Las organizaciones de Derechos Humanos en Argentina no son de Derechos humanos, sino de Memoria y Reparación de lo ocurrido parcialmente del '76 al '83 y buscan la documentación de los fallecidos y asesinados durante ese período, o de los pibes nacidos en cautiverio de identidad oculta. No son garantes de ningún derecho de nadie ni universal ni humano vigente ni en nuestro país ni en ningún lugar del mundo. Además, siempre es mejor reivindicar a los muertos del pasado -cada vez más buenos- que defender a los vivos a nuestro lado. 

No hay ninguna defensa de los Derechos Humanos por fuera de ese reclamo merecido y legítimo, pero parcial, de lo ocurrido hace 40 años. La confusión ha logrado filtrarse en la sociedad nacional actual reinaugurada por el kirchnerismo, capitalizada como ventaja política y demagógica de un sector del pensamiento popular compuesta en su mayoría por jóvenes nacidos y reeducados post-proceso en un resentimiento social injustificado que no los involucra directamente, sino colateralmente. 

Muy pocos miembros de estas organizaciones, como movida minoritaria dentro de la sociedad argentina, asistió al Golpe militar del '76 simplemente porque no habían nacido, son posteriores a los sucesos de la historia reciente. Hay que contárselas para que sepan de qué se trata, y depende de quién la cuenta, es la versión que reciben. Ese rencor ancestral ha sido heredado desde la generación anterior a los más jóvenes, inoculados por un reclamo de Memoria y Reparación del cual desconocen el contenido, excepto en lo sucinto. El “relato” fue la nueva subversión rediseñada por el kirchnerismo, como antes, el mismo deseo de lastimar algo para repararlo a la fuerza y que nos llevó a la convulsión social, a la Triple A y al Proceso de Reorganización Nacional sin terminar de entender por qué nos pasa lo que nos pasa. 

Cuando Hebe de Bonafini termina de vindicar la lucha del ERP y de Montoneros “por un país mejor” y autodefne a su organización como “movimiento político kirchnerista de Néstor y Cristina”, no hace más que echar luz sobre el comportamiento de rebeldía anti-cívica y para-democrática de desobediencia en un sector de muchachos similares a los de hace 4 décadas y que justificó las operaciones militares -aunque no las paramilitares- al estilo argelino del ejército francés en el norte de África. Los Derechos Humanos son la excusa para favorecer o impugnar gobiernos perfectamente democráticos desde una vidriera inmerecida. Pero también termina por cambiar de eje a los maltratados Derechos Humanos de Argentina cuando el corrimiento sangrado descubre la naturaleza puntual de su reclamo mezquino. 

Recordemos que hubo antes otras “Hebe de Bonafini” que llevaron a miles de muchachos a la muerte en un enfrentamiento recto con el ejército argentino en Tucumán aún en épocas de la democratcia. Ni Montoneros ni el ERP fueron trigo limpio. La lista de ciudadanos civiles asesinados durante las operaciones de copamiento de arsenales y regimientos, atentados particulares con víctimas inocentes y el asesinato de soldados conscriptos -civiles bajo bandera, a fin de cuentas- nos habla del otro sector social con derecho a reclamo de Memoria y Reparación que mantiene su silencio sin contaminarse ni con unos ni con otros, pero que también fueron víctimas del mismo tiempo y no a manos de tropas militares, sino a manos de muchos de quienes hoy son los polémicos “desaparecidos”, ellos componen esas listas de criminales también. 

Aquí no hay inocentes ni buenos ni santos, sino diferentes tipos de responsables, desde tareas ingenuas de difusión hasta de asesinatos programados y secuestros en busca del poder que otorgan las armas y el dinero. Quienes hayan transitado esos años recordarán el episodio cotidiano cosificado en los atentados y el ataque a regimientos del ejército, como el de La Tablada, en épocas de Alfonsín, por la toma de armas con el asesinato de soldados civiles sin remordimiento alguno. Eran civiles.

Montoneros fueron lo que hoy son las FARCs para Colombia, no buscaban el dominio del poder político total, sino una imposición paralela al gobierno compartido por el control libre del dinero y los recursos de la arbitrariedad en la mesa grande de decisiones. El ERP, por su lado, buscaba la independencia de Tucumán, erigida como la “Vietnam” latino americana y de camino a la cubanización del territorio tucumano. El plan consistió en ocupar el Estado provincial y pedir el reconocimiento internacional por su independencia, para lo cual contaban con la adhesión de la Cuba de Fidel Castro y de la ex URSS, dos fracasos al estilo de la Venezuela de hoy. 

Claro que hay que desagregar responsabilidades directas en crímenes de Lesa Humanidad entre Montoneros o el ERP de los muchachos allegados que apenas repartían volantes en las veredas, como Miguel Ángel Pauluk, joven de 19 años y amigo personal, al ser detenido en 1977, y que sigue desaparecido hasta la fecha, quien no consta en la recopilación de la CONADEP editada en el libro Nunca más, ya que la familia jamás hizo la denuncia, ni sus padres ni sus hermanas, aterrados por el procedimiento bestial durante su detención en el domicilio de San Justo, Pcia. de Buenos Aires.

Pero cabe preguntarnos qué ocurriría, cuál sería el destino, con estas comisiones de DDHH que hoy descalifican a nuestra democracia republicana si reaparecieran todos los nietos sobrevivientes y las fuerzas armadas entregaran la documentación total con el destino final de cada desaparecido en el período del 1976 a 1983, esas organizaciones, ¿seguirían existiendo o derramarían sus actividades al mundo vertiginoso de la política partidaria? ¿Pasarían a la clandestinidad, y ¿cuáles serían los reclamos?

¿Acaso Madres o Abuelas de Plaza de Mayo se expide sobre los crímenes de niños Qom en el norte argentino por el terrorismo de Estado provincial de Gildo Insfran?... No. El partido de Merlo, en la Prov. de Buenos Aires, cuenta 100 muertos por el terrorismo de Estado comunal de Othacehe hasta 2015, ¿denunciaron alguno de estos asesinatos o entrevistaron a esas familias?... No. ¿Se expide sobre los cientos y miles de muertos listados en Venezuela desde la llegada del bolivarismo?... No. Ni siquiera se pronuncian sobre los 60 muchachos muertos por el Terrorismo de Estado actual del régimen de Nicolás Maduro en lo que va de 2017 y sin agregarle el resumen de años anteriores. Y recordemos que en todos los casos se trata de disparos a la cabeza de francotiradores profesionales operados en las calles durante las protestas cívicas y pacíficas del pueblo venezolano con detenciones ilegales, violaciones de domicilios y la acción de grupos paramilitares infiltrados en las protestas. 

No será difícil escuchar a los activistas de estas organizaciones nacionales hablar del “avance en materia de DDHH”, parodiando a la ex Presidente Cristina Fernández, cuando no los hubo sino la reivindicación parcial de un sector reprimido, por un lado, legítimamente por el ejército argentino, y por otro lado, con excesos por la caducidad del Estado de Derecho con el golpe militar, con una actual reparación monetaria que premia a los culpables del genocidio de un lado para desacreditar al otro lado por su silencio. De allí la correcta conclusión de Ernesto Sábato en el prólogo del Nunca más con "la teoría de los dos demonios". De nuevo: Allí no hubo santos ni héroes ni patriotas.

Si en verdad estos organismos buscaran la verdad, encontrarían a civiles involucrados en la confección de las listas de detenidos todavía en funciones políticas ocultos en intendencias claves y en sindicatos como en instituciones de la República. La “Inteligencia” no fue militar, sino en el inicio civil, a eso se deben los caídos de la política en rencillas internas entre los gremios y sectores militantes o miembros de consejos deliberantes quienes también fueron incluidos en esas listas. Cada quien tenía su propio machete de molestos. No fueron blancos militares, sino gauchadas civiles para quitar gente conflictiva de los fueros y el poder. El ultimátum de la Junta Militar fue hacia un gobierno democrático que había perdido el control político absoluto, llegando a crear grupos internos como la "Triple A" para enfrentar el desmadre. Demonios por todas partes.

Pero lo cierto es que no buscan la verdad histórica, a no permitirles el engaño, sino a reparar los daños de la inconciencia pasada y exterminada a mansalva. El "relato", que primero vacía de contenido a los DDHH y luego los habita con rencores ampliados,  llega al extremo cuando el director del pasquín Página12 niega ante las cámaras que el ex Presidente Raúl Alfonsín hubiera recibido alguna vez a Madres de Plaza de Mayo, foto en esta nota que acompaña y refuta esa afirmación. La pasada subversión guerrillera continuada en la actualidad y retroalimentada, tomó la forma del "relato" kirchnerista.


El problema subsiste no por causa de los desaparecidos en sí, sino porque el golpe militar deslegitimó la tarea con la supresión del Estado de Derecho y la negación de habeas corpus sobre los detenidos, más allá de la operaciones distractivas que desarrollaron los sindicatos para ocultar la represión. Si tan sólo aparecieran los expedientes de fusilamientos de oficio con la lectura de los crímenes de los acusados del período del '76 al '83 y el destino final de los cadáveres, como también, los antecedentes y el rumbo de los bebés nacidos en cautiverio y entregados, dichas organizaciones dejarían de existir, porque no hay reclamos en sus vientres por lo ocurrido antes del 24 de Marzo del 1976. A nadie parece importar los crímenes de Lesa Humanidad ni los asesinatos antes de ese día a manos del otro terrorismo vivido antes del terrorismo de Estado. Y son cientos de familias civiles y militares. 

Para estos organismos, la exigencia por los desaparecidos que explica el título de "Derechos Humanos" comienza un 24 de Marzo de 1976 y termina el 9 de Diciembre de 1983. Hay una nena o un nene desaparecido todos los días y de ellos nadie se ocupa por fuera de sus propias familias, nadie se solidariza con ellos. A no tomarse en serio a instituciones que reivindican crímenes que justifican otros crímenes para sugerirnos de cuál lado estaban los asesinos legítimos y de cual los ilegítimos. No hablamos aquí de ghetos nazis. Los únicos inocentes fueron los bebés nacidos en cautiverio y que tienen derecho a conocer sus orígenes, tema que afecta sensiblemente a mi familia en lo personal. Si el terrorismo de Estado hubiera sido tan despiadado como la guerrilla, esas criaturas no habrían sobrevivido, como no sobreviven masacres en Sierra Leona o en Liberia y como no sobrevivieron en Serbia, ni en Kosovo ni en Bosnia tras la limpieza étnica. 

Esperar de estas organizaciones el consenso hacia las instituciones de la República es como pedirle la palabra de honor a un reo antes de una salida transitoria. Y hablar de “avances” es afirmar que hubo retrocesos cuando no deberían cambiar, así como no cambian los derechos universales según las modas. No hablamos aquí de un modelo de organización como Greenpeace, que vigila y denuncia las agresiones al equilibrio ecológico, por eso no hay DDHH para aplicar por fuera de una lista de casos específicos y limitados. De allí el reclamo de ampliar la cifra a 30 mil: Para prolongar en el tiempo la vigencia del reclamo. Pero heredar el rencor y el odio no sienta las bases de la libertad futura ni garantiza el respeto de los derechos humanos, y no reparará ningún crimen pasado, así como hoy ninguna familia es compensada por el asesinato de una menor con un balazo accidental entre bandas narcos de nuestros días. ¿Y quién hablará por los derechos a la vida de esa criatura, quién los defenderá?

CR

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