Las víctimas del holocausto, todas las víctimas de todos los holocaustos, de las masacres, las tragedias, de los desaparecidos... es decir, familias destruidas e irrecuperables para siempre.
Hay desaparecidos en mi familia. Dolor humano y dolor sanguíneo, dolor ancestral y dolor nuevo. Como escribió Gustavo Nielsen "¿Qué diferencia para una familia entre un muchacho muerto en Cromañón o un padre muerto en un gueto?" El dolor es el mismo.
Quizá cuestione el por qué no hay un monumento a los desaparecidos argentinos, pero entiendo que no es Gustavo el receptor de la inquietud, sino un gobierno ciego y festivo, maleable y mediático del que sólo puedo esperar que salga de escena para continuar.
El monumento al Holocausto creado por Gustavo Nielsen en Costanera sur, Ciudad de Buenos Aires, Argentina.
CR