Hace 13 años, a las 14 hs. del 20 de Diciembre, junto a unos siete u ocho jubilados ofuscados y una decena de muchachos ardientes de corbata floja, tratábamos de acceder a Plaza de Mayo por la esquina de San Martín abriendo puertas en una nube metálica contra los disparos y la caballería, durante el último Estado de Sitio que soportó el país. Dos cuadras más atrás esperaban y miraban el paisaje feroz los muchachos con los carteles y las pancartas de los partidos políticos. Dicha crónica personal consta en el volumen de prosas La nube de metal (2013). Aún conservo intacto el odio sabio de lo visto ese día hecho por nuestra policía contra muchachos con la edad de mis hijas.
Fue dos horas antes de la arremetida final de la policía, a fuerza de disparos a quemarropa, que nos hizo retroceder hasta Avda. 9 de Julio donde se dieron los peores enfrentamientos de la jornada y previo al desenlace de las 17 hs. en la que un Presidente, tras firmar su dimisión, escapó por los techos... Fue el precio final a una década de silencio, la década infame. Y todo eso para volver a anestesiarnos con el kirchnerismo, perdiendo la iniciativa frente a un grupo de pendejos que se arroban el país entero para su propiedad y fortuna personal con un relato leído en un libreto de carnaval escrito por los nuevos multimillonarios salidos de la Rosada. ¿Qué nos ha pasado a los argentinos?
CR