20 de mayo de 2016

Arkhand astral





La misma patria del mundo que nos dio al diseñador Erté (el extravagante Romain de Tirtoff), hoy nos entrega el arte fotográfico exquisito y aristócrata de Arkhand Andrey Arkhipovsky. El creativo publicitario y diseñador ruso es orfebre y promotor de imágenes que construye con la misma premura que una joya. Claro que no hay un arte de elite ni otro popular porque más que un deseo es una conclusión, un arte resultante del curso que cada sociedad emprende o por conformismo, o por fractura o experimentación, pero afectado siempre por lo que trae en la inercia de su historia: para ser espontáneo hoy hay que tener siglos de antigüedad porque todo arte nuevo es un cisma del anterior.


El amigo Andrey diseña portales gráficos de teatro, pantallas de programas de TV, convocatorias a ciclos anuales de conciertos, viste de esplendor pácayin de vinos, latas de caviar, joyas. En su visión celestial de una teodisea bíblica y preciosista no sólo aplica silfos y querubines, sino además elefantes, monos, tortugas, camaleones; habita en ella la majestad de un poder sobrehumano donde caduca la división entre lo salvaje y la cúspide del ser. Siempre inspirado en la fotografía, la herramienta creativa no es el Photoshop, sino su mente.

Una vez me confesó ser el "observador de Dios", aunque los defectos de traducción del ruso al español me obligan a dudar del sentido de la expresión –o de su destinatario– ya que también tiene una obra con ese título, pero a poco lo he ido tipificando, a él y a su visión astral de la existencia, la visual de un aristócrata sobreviviente a 70 años de régimen marxista. Como en literatura, la Rusia zarina le ha dado al mundo mucho más arte definido con su aristocracia imperialista que toda la república proletaria. De nada sirve dejar los brazos libres cuando se cortan la cabeza y los pies a una sociedad.


Tengo el acuerdo del artista para utilizar como cubierta de libro una pieza de mi elección de su "Album de Ilustraciones" pero todavía no decido cuál, ni siquiera qué libro. E ironizando a los nihilistas rusos del bolchevismo "Entre un par de zapatos nuevos y al arte de Arkhand, me quedo con el arte". 

Rigel

Copyright®2016 por Carlos Rigel