31 de mayo de 2017

No hay tales organismos de Derechos Humanos





Las organizaciones de Derechos Humanos en Argentina no son de Derechos humanos, sino de Memoria y Reparación de lo ocurrido parcialmente del '76 al '83 y buscan la documentación de los fallecidos y asesinados durante ese período, o de los pibes nacidos en cautiverio de identidad oculta. No son garantes de ningún derecho de nadie ni universal ni humano vigente ni en nuestro país ni en ningún lugar del mundo. Además, siempre es mejor reivindicar a los muertos del pasado -cada vez más buenos- que defender a los vivos a nuestro lado. 

No hay ninguna defensa de los Derechos Humanos por fuera de ese reclamo merecido y legítimo, pero parcial, de lo ocurrido hace 40 años. La confusión ha logrado filtrarse en la sociedad nacional actual reinaugurada por el kirchnerismo, capitalizada como ventaja política y demagógica de un sector del pensamiento popular compuesta en su mayoría por jóvenes nacidos y reeducados post-proceso en un resentimiento social injustificado que no los involucra directamente, sino colateralmente. 

Muy pocos miembros de estas organizaciones, como movida minoritaria dentro de la sociedad argentina, asistió al Golpe militar del '76 simplemente porque no habían nacido, son posteriores a los sucesos de la historia reciente. Hay que contárselas para que sepan de qué se trata, y depende de quién la cuenta, es la versión que reciben. Ese rencor ancestral ha sido heredado desde la generación anterior a los más jóvenes, inoculados por un reclamo de Memoria y Reparación del cual desconocen el contenido, excepto en lo sucinto. El “relato” fue la nueva subversión rediseñada por el kirchnerismo, como antes, el mismo deseo de lastimar algo para repararlo a la fuerza y que nos llevó a la convulsión social, a la Triple A y al Proceso de Reorganización Nacional sin terminar de entender por qué nos pasa lo que nos pasa. 

Cuando Hebe de Bonafini termina de vindicar la lucha del ERP y de Montoneros “por un país mejor” y autodefne a su organización como “movimiento político kirchnerista de Néstor y Cristina”, no hace más que echar luz sobre el comportamiento de rebeldía anti-cívica y para-democrática de desobediencia en un sector de muchachos similares a los de hace 4 décadas y que justificó las operaciones militares -aunque no las paramilitares- al estilo argelino del ejército francés en el norte de África. Los Derechos Humanos son la excusa para favorecer o impugnar gobiernos perfectamente democráticos desde una vidriera inmerecida. Pero también termina por cambiar de eje a los maltratados Derechos Humanos de Argentina cuando el corrimiento sangrado descubre la naturaleza puntual de su reclamo mezquino. 

Recordemos que hubo antes otras “Hebe de Bonafini” que llevaron a miles de muchachos a la muerte en un enfrentamiento recto con el ejército argentino en Tucumán aún en épocas de la democratcia. Ni Montoneros ni el ERP fueron trigo limpio. La lista de ciudadanos civiles asesinados durante las operaciones de copamiento de arsenales y regimientos, atentados particulares con víctimas inocentes y el asesinato de soldados conscriptos -civiles bajo bandera, a fin de cuentas- nos habla del otro sector social con derecho a reclamo de Memoria y Reparación que mantiene su silencio sin contaminarse ni con unos ni con otros, pero que también fueron víctimas del mismo tiempo y no a manos de tropas militares, sino a manos de muchos de quienes hoy son los polémicos “desaparecidos”, ellos componen esas listas de criminales también. 

Aquí no hay inocentes ni buenos ni santos, sino diferentes tipos de responsables, desde tareas ingenuas de difusión hasta de asesinatos programados y secuestros en busca del poder que otorgan las armas y el dinero. Quienes hayan transitado esos años recordarán el episodio cotidiano cosificado en los atentados y el ataque a regimientos del ejército, como el de La Tablada, en épocas de Alfonsín, por la toma de armas con el asesinato de soldados civiles sin remordimiento alguno. Eran civiles.

Montoneros fueron lo que hoy son las FARCs para Colombia, no buscaban el dominio del poder político total, sino una imposición paralela al gobierno compartido por el control libre del dinero y los recursos de la arbitrariedad en la mesa grande de decisiones. El ERP, por su lado, buscaba la independencia de Tucumán, erigida como la “Vietnam” latino americana y de camino a la cubanización del territorio tucumano. El plan consistió en ocupar el Estado provincial y pedir el reconocimiento internacional por su independencia, para lo cual contaban con la adhesión de la Cuba de Fidel Castro y de la ex URSS, dos fracasos al estilo de la Venezuela de hoy. 

Claro que hay que desagregar responsabilidades directas en crímenes de Lesa Humanidad entre Montoneros o el ERP de los muchachos allegados que apenas repartían volantes en las veredas, como Miguel Ángel Pauluk, joven de 19 años y amigo personal, al ser detenido en 1977, y que sigue desaparecido hasta la fecha, quien no consta en la recopilación de la CONADEP editada en el libro Nunca más, ya que la familia jamás hizo la denuncia, ni sus padres ni sus hermanas, aterrados por el procedimiento bestial durante su detención en el domicilio de San Justo, Pcia. de Buenos Aires.

Pero cabe preguntarnos qué ocurriría, cuál sería el destino, con estas comisiones de DDHH que hoy descalifican a nuestra democracia republicana si reaparecieran todos los nietos sobrevivientes y las fuerzas armadas entregaran la documentación total con el destino final de cada desaparecido en el período del 1976 a 1983, esas organizaciones, ¿seguirían existiendo o derramarían sus actividades al mundo vertiginoso de la política partidaria? ¿Pasarían a la clandestinidad, y ¿cuáles serían los reclamos?

¿Acaso Madres o Abuelas de Plaza de Mayo se expide sobre los crímenes de niños Qom en el norte argentino por el terrorismo de Estado provincial de Gildo Insfran?... No. El partido de Merlo, en la Prov. de Buenos Aires, cuenta 100 muertos por el terrorismo de Estado comunal de Othacehe hasta 2015, ¿denunciaron alguno de estos asesinatos o entrevistaron a esas familias?... No. ¿Se expide sobre los cientos y miles de muertos listados en Venezuela desde la llegada del bolivarismo?... No. Ni siquiera se pronuncian sobre los 60 muchachos muertos por el Terrorismo de Estado actual del régimen de Nicolás Maduro en lo que va de 2017 y sin agregarle el resumen de años anteriores. Y recordemos que en todos los casos se trata de disparos a la cabeza de francotiradores profesionales operados en las calles durante las protestas cívicas y pacíficas del pueblo venezolano con detenciones ilegales, violaciones de domicilios y la acción de grupos paramilitares infiltrados en las protestas. 

No será difícil escuchar a los activistas de estas organizaciones nacionales hablar del “avance en materia de DDHH”, parodiando a la ex Presidente Cristina Fernández, cuando no los hubo sino la reivindicación parcial de un sector reprimido, por un lado, legítimamente por el ejército argentino, y por otro lado, con excesos por la caducidad del Estado de Derecho con el golpe militar, con una actual reparación monetaria que premia a los culpables del genocidio de un lado para desacreditar al otro lado por su silencio. De allí la correcta conclusión de Ernesto Sábato en el prólogo del Nunca más con "la teoría de los dos demonios". De nuevo: Allí no hubo santos ni héroes ni patriotas.

Si en verdad estos organismos buscaran la verdad, encontrarían a civiles involucrados en la confección de las listas de detenidos todavía en funciones políticas ocultos en intendencias claves y en sindicatos como en instituciones de la República. La “Inteligencia” no fue militar, sino en el inicio civil, a eso se deben los caídos de la política en rencillas internas entre los gremios y sectores militantes o miembros de consejos deliberantes quienes también fueron incluidos en esas listas. Cada quien tenía su propio machete de molestos. No fueron blancos militares, sino gauchadas civiles para quitar gente conflictiva de los fueros y el poder. El ultimátum de la Junta Militar fue hacia un gobierno democrático que había perdido el control político absoluto, llegando a crear grupos internos como la "Triple A" para enfrentar el desmadre. Demonios por todas partes.

Pero lo cierto es que no buscan la verdad histórica, a no permitirles el engaño, sino a reparar los daños de la inconciencia pasada y exterminada a mansalva. El "relato", que primero vacía de contenido a los DDHH y luego los habita con rencores ampliados,  llega al extremo cuando el director del pasquín Página12 niega ante las cámaras que el ex Presidente Raúl Alfonsín hubiera recibido alguna vez a Madres de Plaza de Mayo, foto en esta nota que acompaña y refuta esa afirmación. La pasada subversión guerrillera continuada en la actualidad y retroalimentada, tomó la forma del "relato" kirchnerista.


El problema subsiste no por causa de los desaparecidos en sí, sino porque el golpe militar deslegitimó la tarea con la supresión del Estado de Derecho y la negación de habeas corpus sobre los detenidos, más allá de la operaciones distractivas que desarrollaron los sindicatos para ocultar la represión. Si tan sólo aparecieran los expedientes de fusilamientos de oficio con la lectura de los crímenes de los acusados del período del '76 al '83 y el destino final de los cadáveres, como también, los antecedentes y el rumbo de los bebés nacidos en cautiverio y entregados, dichas organizaciones dejarían de existir, porque no hay reclamos en sus vientres por lo ocurrido antes del 24 de Marzo del 1976. A nadie parece importar los crímenes de Lesa Humanidad ni los asesinatos antes de ese día a manos del otro terrorismo vivido antes del terrorismo de Estado. Y son cientos de familias civiles y militares. 

Para estos organismos, la exigencia por los desaparecidos que explica el título de "Derechos Humanos" comienza un 24 de Marzo de 1976 y termina el 9 de Diciembre de 1983. Hay una nena o un nene desaparecido todos los días y de ellos nadie se ocupa por fuera de sus propias familias, nadie se solidariza con ellos. A no tomarse en serio a instituciones que reivindican crímenes que justifican otros crímenes para sugerirnos de cuál lado estaban los asesinos legítimos y de cual los ilegítimos. No hablamos aquí de ghetos nazis. Los únicos inocentes fueron los bebés nacidos en cautiverio y que tienen derecho a conocer sus orígenes, tema que afecta sensiblemente a mi familia en lo personal. Si el terrorismo de Estado hubiera sido tan despiadado como la guerrilla, esas criaturas no habrían sobrevivido, como no sobreviven masacres en Sierra Leona o en Liberia y como no sobrevivieron en Serbia, ni en Kosovo ni en Bosnia tras la limpieza étnica. 

Esperar de estas organizaciones el consenso hacia las instituciones de la República es como pedirle la palabra de honor a un reo antes de una salida transitoria. Y hablar de “avances” es afirmar que hubo retrocesos cuando no deberían cambiar, así como no cambian los derechos universales según las modas. No hablamos aquí de un modelo de organización como Greenpeace, que vigila y denuncia las agresiones al equilibrio ecológico, por eso no hay DDHH para aplicar por fuera de una lista de casos específicos y limitados. De allí el reclamo de ampliar la cifra a 30 mil: Para prolongar en el tiempo la vigencia del reclamo. Pero heredar el rencor y el odio no sienta las bases de la libertad futura ni garantiza el respeto de los derechos humanos, y no reparará ningún crimen pasado, así como hoy ninguna familia es compensada por el asesinato de una menor con un balazo accidental entre bandas narcos de nuestros días. ¿Y quién hablará por los derechos a la vida de esa criatura, quién los defenderá?

CR

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23 de mayo de 2017

Pensándote



A Marilaria Estévez la vi el año pasado en los días de la Feria de Libros de San Justo. Caminamos, nos sentamos en un banco a conversar en la sombra fresca y al aire libre de un Septiembre anacrónico y por momentos caluroso. Andaba con algunos achaques de la edad, dividida entre los proyectos y los padeceres siempre transitorios que la acompañan. Matriarcal y casi extravagante, venía vestida con echarpes, ponchos, pañuelos, carteras. 

Marilaria vive en Laferrere, viaja mucho y se la ve poco. Cualquiera diría que es poeta, pero he aquí no me deslumbró con su poesía como sí lo hizo con su narrativa. Ella dio, por una simple combinación de circunstancias, o fortuitas o meditadas, en el eje del pensamiento promotor del realismo mágico latino. Buscaba acaso seducir con su texto a pibes, quizá nietos o alumnos. Entonces ella crea, desde una ingenuidad mágica intachable, a unos personajes diminutos a los que llamó “Artenidos”, habitantes misteriosos del hogar, y el relato en cuestión trata del comportamiento y algunas características curiosas o desopilantes de la pequeña raza de seres. Mi memoria es endeble, pero si algo recuerdo es que los bichitos acostumbran a ocultarse en las grietas de las paredes. 


Recién escrito -creo que en 2013- por un instante fantasmal, y tras escucharle su lectura del relato breve y completo, la vi ligada a esa otra máquina creativa del género, la brasileña Clarice Lispector, una envidia latente a la patria carioca. Es el género hoy casi desaparecido donde es más factible naufragar que deslumbrar con una buena idea. La redacción en presente extendió la invitación a descubrirlo junto a la narradora en tiempo real. Y con una técnica brillante y sin brindar explicaciones ni justificaciones narrativas, comenzó un relato como se debe comenzar en estos tiempos: Por el desarrollo. 


Recurso de estilo contemporáneo vigente y saludable que ahorra tiempo de lectura y atrapa rápido el interés del lector, el narrador evade el comienzo clásico del cuento definido por Poe y empieza por el desarrollo, es decir, por el medio de la historia, y desde allí, recuerda apenas el comienzo. Así es el cuento en estos días, con esa alteración y economía de estructura. Pero lo cierto es que el personaje creado por Marilaria me recordó al Odradek de Kafka, ese ser diminuto y burlón que aparece en las habitaciones, en el relato Preocupaciones de un padre de familia; incluso al ovoide estático y majestuoso sobre la mesa en la creación narrativa de El huevo y la gallina de Lispector. 


Es que de eso también se trata el realismo mágico, de asignarle vida a lo que no existe, descontando que está vivo y para eso es necesario primero que esté vivo en la mente y el corazón imaginario del autor. Es imposible desafiar a la Creación sin esa condición elemental, de lo contrario el texto primero será inverosimil y luego olvidado. Pero no en ella, en Marilaria, con una idea mínima dio un paso gigante en la creatividad, saltando sobre los obstáculos más frecuentes que enfrenta cualquier narrador. Los Artenidos ahora componen el universo paralelo de habitantes incorpóreos y atemporales junto al Quijote o la Maga o Funes o la Cautiva o el Sr. Nuñez o el Sr. López y de unicornios.


La Matanza se desviste en poesía, las fórmulas agotan posibilidades sintácticas, todas permutaciones y percepciones desde sentimentales hasta de combinaciones gramáticas e imágenes intelectuales o vivenciales. En ellas, el rayo pasa por el lado interno del autor, hasta allí está protegido por la subjetividad sin grandes riesgos. A menudo observaremos que se autoexilian en la poesía quienes encallan en la prosa. Los talleres de escritura en el distrito no aportan mucho a la inspiración ni a la frondosidad:, sus coordinadores son amateurs o allegados a la escritura, en resumen no hay talleres de calidad. Y no abundan los hachazos de una creación estética absoluta, por ejemplo, la de desarraigarse para vivir en el otro siendo ese otro..Por ende, la pulsión gentiva de Marilaria es por completo solitaria, inspirada en la magia porque sí. He allí el mérito.


No sé en qué andará esta amiga de las letras matanceras y ni siquiera si ha prosperado en el género con otros relatos del estilo, pero en esa oportunidad descubrió la esencia del género rioplatense por excelencia y universal por expansión. Es tan simple que el panteón quedó vacío. Por eso mismo, la especie de los Artenidos, de Marilaria, sobresalen entre tanta aridez poética existencialista. Y aún cuando a menudo el realismo mágico implica una advertencia cuya desproporción nos obliga a mirar dos veces los fenómenos comunes y ordinarios, también es el continente de un reino fantástico de la Creación que incluye el humor y la chispa divertida. No todo es problema profundo y metafórica o metafísica confusión. 


Escribir es lo de menos, dije una vez. porque es la etapa final cuya elaboración previa es onírica y por completo mental y luego emocional. Y aún cuando los autores piensan que el reclamo es para la mente lúcida durante el proceso de escritura, equivocan el rumbo, porque el compromiso debe ser emotivo, se lee con el espíritu además del intelecto, de lo contrario, son palabras prolijamente dispuestas, como en un diccionario. 


Nos encontramos siempre a un paso de liberarnos de tensores morales y soportes mentales para quedar sueltos en el infinito. Causa vértigo, claro. No hay suelo: debemos crearlo; no hay cielo, debemos crearlo; no hay árboles, debemos crearlos. Se trata de lo que hay al otro lado de esa membrana sedosa y desordenada que separa la existencia común de la ilusión, territorio majestuoso de la literatura reservado a pocos. Hay que proceder como un dios para crear algo, y Marilaria aportó a un ser ser minúsculo que ahora existe más allá de su autor. Por ejemplo, ahora habita en mi mente.


CR
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18 de mayo de 2017

Arribando






Confieso que vi por cuarta vez la película “La llegada” (Arrival, 2016) para comprender los secretos profundos del lenguaje fílmico cuando atraviesa las limitaciones del lenguaje oral y conectivo que presenta la obra conceptual. Y si bien al principio no la entendí, sentí que había una metáfora de subsuelo y me debía su descubrimiento. Es el choque de dos especies muy diferentes a cargo de una lingüista y un físico en busca de las respuestas a los interrogantes urgentes nacidos del miedo bajo presión militar.

La experta en lingüística Louise Banks (la actriz Amy Adams), construye un idioma elemental para entablar comunicación y ante las preguntas, en paralelo, invaden su mente con imágenes atemporales de momentos ejemplificadores extraídos en su propia vida en respuesta, aún cuando dichos sucesos pertenezcan a tiempos de su propio futuro y que, por ende, aún no ha vivido. Allí reside el misterio. 

Más allá de los ideogramas circulares que expone el film como lenguaje escrito de los alienígenas, tanto el cineasta como el autor de la obra recurren al concepto junguiano de la atemporalidad en la corriente de conocimiento humano, y que el creativo Bernhard Shaw llamó “la memoria universal”. Esa biblioteca de recuerdos no está sujeta al tiempo lineal, en ella coexisten memorias de la primera rueda de piedra como de los viajes espaciales aún no planeados por la especie humana del porvenir, y que todo esos episodios en la corriente de la historia estén disponibles sin barreras mentales para armar una idea, como con las piezas de un juego de letras.

El concepto no es simple, aunque el cineasta logra objetivarlo al tamaño de las experiencias de una única vida para configurar por inductivismo algo más grande. Pero la idea es compleja en sí misma e intentar simplificarla es reducirla a escombros, y el acto de traducir un buen libro al largometraje no siempre tiene buenos resultados. Es posible transferir al texto el doble paradigma temporal con las herramientas de la narrativa, lo difícil fue re-interpretarlo para la imagen, como lo hizo el director Denis Villeneuve, con algunas dificultades.

La complejidad de la película proviene de la doble tridimensionalidad especular que intenta sobrellevar hasta el final y que, como lento espectador que soy, tardé en descubrir. Es una cinta un tanto hermética, muy visual y atractiv, pero compleja, por momentos sostenida por la intriga y la imagen. Demasiado intelectual para ser popular. A fin de cuentas me sirve para mi autoevaluación de la maquinaria literaria mental o acaso para saber si soy un habitante más en el descenso de la madrugada, como escribe Cortázar.

CR

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10 de mayo de 2017

Intrínsecos


Muy fea cosa esto de desayunar a diario con la novedad de quienes se dedican a revisar mis publicaciones, mi blog, mis posteos diarios, o sobre nuestro país o sobre cualquier lugar del mundo, para luego descargar críticas o monólogos -o quejumbrosos o mordaces- a mis allegados, a mi entorno, o condenarlos a la desconfianza y la arbitrariedad o el maltrato; incluso discriminarlos y apartarlos.
Más allá de que renuncié hace tiempo al peronismo y que no soy ni fui kirchnerista ni chavistas ni castrista ni bolivarista y de sostener que la única "Patria Grande" fue la del narcotráfico, quien quiera presentarme una queja, o por la virulencia de mis notas periodísticas o por mi posición ideológica, debe ser tan frontal y honesto como soy yo con mis escritos: Me pide entrevista y le concedo una hora para su descargo.
De nada sirve hostigar a quienes me rodean con el “volveremos” ni levantarles la voz o diseñarles zancadillas, buscando que los triunfos de sus venganzas lleguen a mí. Trabajo para que no vuelvan nunca y lo digo claro y no busco interlocutores. Pero basta de apuntarle a mi entorno para castigarme colateralmente. Es una intrínseca bajeza. Habla más de ustedes que de mí. Si observan en perspectiva, esas mismas actitudes justifican mis batallas dialécticas e intelectuales.

C.Rigel


9 de mayo de 2017

Homo aprietis




Hoy temprano estaba siguiendo los pormenores de la “Milagro Sala” mendocina, Nélida Rojas, líder de la organización mafiosa Tupac Amarú cuyana, y las declaraciones de la mujer que, con denuncia policial documentada en la puerta de su domicilio, recibió el apriete desproporcionado que le aplicaron la tupacameruense doña Nélida y amigos, para que les vendiera o cediera la vivienda “¡Negra de mierda salí o te quemo la casa con familia y todo!”... cuando los pequeños de la casa, en efecto, estaban dentro aterrados, llorando a gritos.
Y pensaba que la “revolución del apriete”, el peronismo de esta edad no se la hizo a la patronal, porque ellos fueron la amanecida patronal, los apoderados, los jefes, los feudos de la justicia social, sino que se la hacían a los pobres. Primero es seducción, pero si no resulta, entonces “te quemo el rancho, hijo de puta”. Ahora hay millones de pesos desaparecidos y más pobres cuando se acumulan las denuncias.
Y pensaba en el incongruente paradigma de otorgarle poder a quien no debe tenerlo, semejante a esos países africanos como Liberia o Nigeria o Sierra Leona donde donde, bajo el título de “Frente Popular de Liberación Nacional”, negros armados asesinan, torturan, mutilan e incendian negros pobres a destajo, pero no al opresor ni al poderoso, sino al oprimido, al aldeano que trae agua del río en un balde de madera. Como quien dice: “Te asesino porque no querés ser libre”. Y de tantos siglos de miseria, de sufrimiento y esclavitud, uno puede erróneamente concluir que “cuando estaban los ingleses eran mejor gente”, que es igual a sostener la hipótesis de la relación complementaria esclavo-tirano funcional como gen constituyente de sociedades primitivas, opuesto a todo criterio marxista.
Los plazos meditados regulares del crecimiento revelan que con ellos hay escalafones sociales a cumplir progresivamente de integración a una cadena de mando con el aprendizaje que conlleva y que no es distinta a la laboral o la fornmativa en la vida social, porque la peor decisión es darles dinero y poder ilimitados sin cumplir los pasos evolutivos, porque abren cuentas bancarias y compran mansiones, autos caros y armas, y contratan guardaespaldas sustentados por la premisa “Nunca más seré pobre a cualquier precio”.
No se crea a un líder brindándole poder, sino definiendo y limitando objetivas responsabilidades. Alterar o evadir la escala gerencial de mando expeditivo no sirve de nada, de allí no salen líderes, sino tiranos, y más tarde vuelven al aprendizaje rudimentario en la cárcel. Nélida Rojas, sus hijas y su esposo están detenidos con 24 causas por delante.
Y yo, que no soy creyente de la Teoría de la Evolución darwineana aplicada al género humano, dudo de mi propia resistencia intelectual de aceptarla, porque debería considerar tal vez que si, que es aplicable la teoría de Darwin, porque en la especie humana todavía quedan animales, homo sapiens, semejantes a personas pero que necesitan 1 o 2 millones más de evolución para ser totalmente humanos. Y que durante ese tiempo restante, deben ser esclavos, pero no para aprender a ser tiranos, sino a ser nobles templados por el sufrimiento, las necesidades y los logros modestos. Mientras tanto, darles una cuota mínima de poder, es otorgárselo a las bestias.


C. Rigel
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8 de mayo de 2017

Soplo de la mente




El viento desgarra llovizna sobre las ondas de superficie, mueve lo inamovible, porque debajo, la masa se mantiene o impertubada o a veces contraria a la corriente que dibuja niebla en lo alto. La mente contamina de inusitado fervor o interminable desencanto cuando el corazón yace libre de prejuicios, de ruegos o luces de esperanza. Si la mente pudiera sentir dejaría de existir.

CR


5 de mayo de 2017

Desmemoriando





"Al prójimo debemos darle siempre la oportunidad de olvidarnos sin rencor. Entre la espada y el beso, elijo el silencio”.

C. Rigel



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2 de mayo de 2017

Abelardo Castillo (1935-2017)


Comprendo la rebeldía de la novelista Silvia Plager -quien fue mi coordinadora de narrativa en la apertura democrástica- frente a la desaparición, la aceptación de la muerte de Abelardo Castillo, un gigante de las letras y de la dramaturgia, cuando escribe: “Voy a acomodar los libros de Abelardo en mi biblioteca en señal de rebeldía. Y que no digan que no está más, que se fue, porque no lo creo.”, porque también me llena de rabia e impotencia, expande la frustración de aderezar a diario el pan del desaliento. 

Confieso que tenía el plan de convocar a varios autores locales para empujar juntos la nominación a su merecido Premio Cervantes de Literatura; comprendí que era una carrera contra el tiempo. Por desgracia, la “grieta” terminó de cristalizar la distancia también entre autores. Hoy nadie es demasiado representativo de nada. 

Una vez, hace mucho, me premió junto a otros autores sobresalientes de la generación del '90. Íntimamente, soñé muchos años con deslumbrarlo, obligarme a crecer para devolverle el guiño, decirle que no equivocó al incluirme entre grandes narradores de mi admiración. Pero también tuve mis infiernos. Además, confieso que, pensando en él, escribí hace poco al Presidente en reclamo de la creación del Premio Nacional de Literatura, que no tenemos, porque, como digo, era una carrera contra el tiempo. Todavía no tuve respuesta. Un país con una tradición tan poderosa, no tiene méritos para honrar a sus plumas. 

Influenciado por uno de sus tantos personajes inolvidables, el viejo polaco "Franta" del relato de su pluma El candelabro de plata, es que escribí en 1991 el relato El otro jardín texto que hoy consta en el volumen de relatos REM (Pol, 2008), motivo por el cual, el cuento termina en una aldea polaca, gélida y áspera, añorada por el viejo Franta en su última Navidad, un cuento seco y vigoroso de Castillo que me dejó boquiabierto por la técnica brillante que emplea y una resolución final muy de su estilo: en la oración última.

De allí también mi impotencia, hoy, 2 de Mayo de 2017, mis ganas de romper todo, esa metafísica de la derrota, de cuando una galaxia entera te cae sobre la espalda y tan nacional que, nacida en la literaturaa, va desde Echeverría hasta nuestros días y que plasma tan bien el tango cuando expresa el desarraigo, la pérdida, la impotencia del ocaso. Siempre nos faltan cinco pa'l mango. 

En fin, se fue el último literato de raza sin reconocimiento alguno que destaque su obra, su erudición tridimensional, y no tengo cómo decirle adiós al maestro. Le adeudo un viaje prometido a San Pedro con mi telescopio y las cartas celestes para espiar los cielos de madrugada. Una vez lo llamé para saludarlo, atendió él, entonces le recordé la deuda. Me dijo que wl firmamento nocturno sanpedrino era impresionante. Por las interrupciones mínimas de su conversación, deduzco que mediaba con la pipa. También era afecto como yo a los estudios astronómicos. Lo vi por última vez en el verano de 1990 en el Palais de Glace. Él se fue y a mi me queda el sinsabor y las ganas de agarrar un hacha. Mierda, no llegué. Nada redime, nada.


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No existe el Derecho al Trabajo, hay que ganárselo



Existe la creencia general de que conseguir un trabajo es “un derecho” que, lógicamente, tiene que estar garantizado por el Estado. Si uno niega esta afirmación pareciera estar reconociendo que desea que la gente no pueda conseguir un empleo.

Todo lo que consideramos como positivo no puede estar garantizado por Ley. Algunas cosas por imposibilidad de poder proceder con la implementación concreta del derecho, otras por afectar derechos de terceros y, en este caso, por las dos cosas juntas. 

Los modelos legales que han funcionado han tratado de garantizar la libertad de los individuos y reservaron el uso del aparato represor a quienes atenten contra esa libertad. Esta máxima se encuentra en la sabiduría de los Padres Fundadores de los Estados Unidos quienes destacaron la necesidad de la “persuit of happiness”, es decir la “búsqueda de la felicidad”. 

La contracara es tratar de garantizar la felicidad directamente. Esto se encuentra en las legislaciones que “garantizan” los derechos al trabajo, salarios mínimos, imposibilidades de despido e indemnizaciones. Las intenciones en este sentido han sido tan absurdas que en América Latina se han llegado a proponer con carácter constitucional los derechos al orgasmo femenino y que la tasa del interés no supere el 3%. 

Existen ciertas cuestiones científicas en materia económica que justifican el éxito del primer modelo sobre el segundo que son necesarias detallar para explicar porque el derecho a conseguir un empleo es mucho más eficiente que el derecho al empleo en sí. 

Lo que determina los salarios y las fuentes de trabajo en una economía es su capitalización. A mayor capital invertido, mayores posibilidades de fuentes de trabajo y mejores salarios. La capitalización está asociada a la producción y por lo tanto a los márgenes de ganancias. Un obrero que cuente con una máquina agrícola será más productivo que uno que se encuentra arando con una pala, de la misma manera que uno que tenga la pala será más productivo que uno que lo esté haciendo con sus manos. Resultado de esto, el empleado productivo demandará más y mejores servicios en la economía que el de la pala, que probablemente trabaje solo para su subsistencia. 

Cuando una economía logra capitalizarse, sus salarios se incrementan de la misma manera. En relación directa, una descapitalización significa pérdidas de empleo y salarios reducidos. Esto se ve claramente en el salario promedio de un norteamericano o un canadiense, que es superior al de un argentino, que es superior al de un venezolano, que a su vez hasta ahora, es superior al de un cubano. 

Si los salarios podrían determinarse por ley…¿Por qué los gobiernos cubanos, venezolanos y argentinos no los fijan en el promedio de Estados Unidos y Canadá? Simple, porque solo se pueden fijar levemente por encima del de mercado. Fijarlos por debajo no generaría sentido y hacerlo levemente por encima genera anuncios demagógicos y pequeñas distorsiones a la simple vista, pero que repercuten en contra de los más necesitados. 

Lo único que puede hacer el Estado para incrementar el salario de sus ciudadanos es generar el marco de instituciones para incrementar la inversión. 

En el día del trabajador Nicolás Maduro, en medio de una crisis total, declaró el incremento de un 60% en el salario mínimo. ¿Por qué no lo hizo en un 2 mil % en un acto de compromiso social? Porque en el fondo sabe que jamás funcionaría. El resultado de su medida logrará lo siguiente: Las empresas que todavía tengan un mínimo margen de ganancia aumentarán ese porcentual a sus empleados pero no contratarán más, y quienes no puedan pagarlo despedirán a sus empleados. Si el Estado prohíbe esos despidos, simplemente la empresa cerrará o será estatizada, agravando aún más la situación. 

El sueldo de un suizo no depende de la bondad de un empresario, que sin dudas preferiría pagarle lo menos posible, depende de los requisitos del mercado. El mismo fenómeno corresponde a un salario menor en una economía altamente regulada, donde los salarios son malos por el marco económico y no por la maldad o egoísmo de los empleadores, que nada tiene que ver con los salarios que tienen que pagar. 

La existencia de los salarios mínimos lo único que hace es expulsar del sistema a los que se encuentran en el borde de la productividad y más necesitan trabajar. Esta distorsión funciona de la misma manera que un control de precios que barre los productos de las góndolas de los supermercados. El incremento reciente del salario mínimo en Estados Unidos significó que empresas como Mc Donalds generen un nuevo plan de negocios para reemplazar empleados por máquinas que toman los pedidos de sus clientes. 

En el día del trabajador es necesario analizar la cuestión con responsabilidad y de manera objetiva y no repetir slogans que pueden ser contraproducentes. 

El derecho a conseguir un empleo en el marco de una economía libre, es garantía de mayor probabilidades de conseguirlo si se busca. El derecho al trabajo es impracticable ya que ¿A quién se lo reclamamos si no lo conseguimos? ¿Al Estado? Toda intervención directa en búsqueda de este objetivo será contraproducente. ¿Quién está cometiendo el delito si yo no consigo un empleo? 

Aunque parezca una contradicción, los responsables de que la gente, sobre todo los más necesitados, no tengan acceso a un empleo y a un salario digno, son los voceros de las legislaciones intervencionistas, en algunos casos movidos por ignorancia y en otros por privilegios sectoriales. 

Por lo tanto el trabajo no es, ni puede ser, un derecho. Mantener esta idea lo único que logrará es impedir que más personas puedan conseguir un trabajo y que éste les brinde mejores ingresos.

Por Marcelo Duclos

1 de mayo de 2017

La clase laburante llega al Paraíso




Dicen que “el copo de nieve no se siente responsable de la avalancha”, manera simple de pensar que una persona no responde por lo que hagan los demás. ¿Y por qué siento que sí, que soy parte de un alud inmenso que transforma al mundo?

Hoy entro con el turno de las 6. Tengo todo listo. Llevo las esperanzas intactas y el plano de mi vida. Seré cientos de miles de personas de un lugar a otro cada mañana o cada madrugada o cada noche rumbo al trabajo. Cada día seré yo y seré todos, y cuando el reloj de la señal, abriré la compuerta, encenderé las luces, alzaré la persiana, prenderé la máquina, conectaré el horno, sesgaré la caña, calentaré el motor, arrancaré el guinche, cargaré el carro, trazaré el corte, calzaré el electrodo, hundiré la pala en la tierra, bajaré la prensa, hornearé el pan. Seré todos ellos, millones de manos poniendo la vida en movimiento en la única máquina de movimiento perpetuo que existe.

La obra humana sienta sus bases sobre miles de años de labor, desde una puente suspendido en el aire hasta una simple lapicera y desde el árbol que custodia el camino hasta el satélite que derrama comunicaciones instantáneas sobre mundo de la WEB, todo requiere de un trabajador para materializarse de las ideas a las realizaciones.Y a la hora señalada, ser yo y también ser todos ellos a la vez y también seré uno solo. Uno multiplicado por todos los que trabajan. 

Seré Julio e iré al taller de Floresta donde una collareta espera mi mano experta para emprender la producción diaria, seré Romina con las bolsas gordas de láminas decorativas camino a vestir la Sala de 5, seré Fabricio para trepar a la altura y la soledad tirana del guinche de estibado de 84 containers recién llegados al puerto, seré Lucio listo en la cabecera para tomar el turno en punto a las 7:16 con pasaje lleno de Constitución a Longchamps, también seré Lucrecia de guardia en Internación por 24 horas. Una avalancha diaria urbana y rural para que todo ascienda.

Las 5 en punto. Es hora de salir al trabajo. Quizá progresarán las condiciones, tal vez las generaciones futuras afinarán o mejorarán los contratos laborales, quizá volverán menos agobiante las más duras labores, pero de lo que no hay duda es que seguirá existiendo el 1 de Mayo por siglos como una jornada de reposo y festejo en homenaje a los hombres y las mujeres que en cada jornada transforman al mundo con su labor. Cada día seré copo de nieve y avalancha a la vez, pero siempre en ascenso al Paraíso del laburante.

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