30 de abril de 2015

Cortesía y agradecimiento








Agradezco la invitación que me dispensa la Embajada de la República de Paraguay en Argentina, Su Excelencia, el ex Presidente Sr. Nicanor Duarte Frutos, al cuerpo diplomático del pueblo hermano destacado en nuestro país, y amigos de una comunidad siempre cercana a mi corazón, a la conferencia "Más allá de la guerra" a cargo de su actual Ministra de Cultura, doña Mabel Causarano y Ticio Escobar, a dictarse en nuestra sala "José Hernández" de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, el día 9 de Mayo. 
Además, las presentaciones de los siguientes libros: El tesoro del Presidente del Paraguay, de Emilio Salgari, y Gabriel Casaccia: padre de la novela paraguaya, de la colección Creadores del Bicentenario.
Será para mi un honor asistir al evento. Un abrazo fuerte a la patria hermana guaraní.


CR

¿Arterapia?




Como una enfermedad, un virus, creciente de la urbanidad,
se acerca una subcultura terapéutica que reclama espacio y butacas 
de lujo en los bastiones artísticos. Sin embargo, no proviene ni 
del estudio o la técnica, ni del compromiso, ni del ejercicio o el 
conocimiento y, lo que es peor aún, se muestra dichosa y 
conforme de lo que no sabe. Se trata de pacientes que ahorran
dinero en psicoterapeutas. 


Invadir los espacios del arte es moneda corriente en esta edad; no resulta caro, exige bajo o nulo compromiso y no reclama continuidad alguna. A esta ligereza debemos el estallido demográfico en las rutas expresivas artísticas de autores, de músicos, de pintores y hasta de opinadores de quienes ostentan un estilo, una obra y en muchos casos una vida dedicada a cultivar el producto elegido. Y una de las fisuras migratorias de tal invasión es, sin duda, la población necesitada de atención terapéutica inmediata.


Recordemos a la editora Beatriz de Moura, tras el llamado al primer concurso de novela del sello Tusquets Editores cuando dejó entrever que del material recibido al certamen más del 75% pertenecía a los “autores terapéuticos”. Se refería a los narradores de sus propias vidas donde “el no pasa nada” cobra protagonismo destacado y el cual, además, carece de técnica narrativa, de plan constructivo, de propuesta literaria y hasta de un objetivo. Es decir, no sirve al objeto narrativo de ilustrar o entretener al lector, sino a la necesidad de ser escuchado por alguien. Ser escuchado, ser leído, ser visto, ser advertido por fuerza de sí mismo y no por la obra en cuestión.


Por ende, asistimos a una época donde la obra expuesta es el pretexto primario para mostrarnos una vida sin matices atractivos ni interesantes que sobresalgan de una planitud cotidiana sin grandes alteraciones. Y ocurre en todas las disciplinas del arte. Pero se trata de individuos que reclaman las mismas oportunidades que quienes acumulan décadas de trabajo, cada uno en su vertiente y en su estilo. El motivo secundario, en verdad, es el real: una invitación a espiar su vida. Entonces, volvamos a citar el “no pasa nada” citado al comienzo. Claro que los equipos de lectores de cualquier concurso descalifica a este material apenas detectado tras el primer párrafo leído, porque no hay literatura, sino terapia abierta y expuesta. El texto se desmorona por sí mismo. También su autor.


No existe un "arte terapéutico", porque nadie diría que Van Gogh hacía terapia a pesar del tormento espiritual que padecía producto de la soledad, la incomprensión, el aislamiento y hasta la esquizofrenia y pocos más que él la necesitaban tanto. Sin embargo, aún el deterioro progresivo del artista, la obra "Mi habitación" dice más de él que su propio "Autoretrato"; en ella podemos leer los gritos desesperados de su alma. Pero no funciona a la inversa, es decir, por mostrar un comportamiento depresivo o esquizofrénico, incluso excéntrico, luego se es artista. Una catarsis sublimada deja de ser catarsis, así como al ordenar o clasificar lo bizarro deja de ser bizarro. 


El arte existe como un destino cotidiano, con la condena y la redención del alma a cuestas. Y, por otro lado, se encuentra el "paciente terapéutico" allegado a las academias, el acumulador de frustraciones, a quien le cuesta más barato anotarse en un atelier o taller de arte o escritura, donde lo contienen, lo estimulan y hasta se muestran interesados en los mamarrachos que hace, que pagar cuatro sesiones al mes de psicoterapeuta para superar la falta de estima y el desgarro de una vida estéril y por completo inútil. 


 Y así como Van Gogh y su pincelada corta nos sirven como icono de una herramienta de la infelicidad paralela o inclusiva o determinante de la creatividad volcada a la pintura, también debemos encontrar al ejemplar en letras para indagar qué pasa del otro lado de la confrontación en el momento artístico. Porque tampoco estamos hablando de un Kafka, cuando exterioriza en sus escritos, en su obra literaria, el odio a la crueldad de la figura paterna, por ende a toda figura institucional con poder en la representación jungiana, como lo reflejan los títulos famosos de su pluma El castillo, El proceso, y acaso el más cruel de todos a mi parecer, La metamorfosis


No hablamos aquí del odio tajante o el desprecio insostenible como promotores deformes de una obra ejemplar inigualable, sino de la impotencia de no tenerlos; de no tener nada. Y conste que, como algunos lo saben, en el conflicto interminable entre Franz Kafka y su padre, estoy de acuerdo con el padre y no con don Franz. Pero una cosa es tener odio, desprecio, soledad, incomprensión, tormento o sufrimiento, y otra cosa es no tener nada, estar hueco y no producir ecos de ninguna clase. Y, además, querer expresar eso mismo porque disponemos del tiempo y el público semanal como testigos de la vacuidad diaria.


La raza de los pacientes de la terapia "expresiva" allegados al arte no proviene ni del estudio o la técnica, ni del compromiso o del ejercicio ni del conocimiento y, lo que es aún peor, niega a los que sí entienden, se muestran dichosos de no tener talento y conformes de lo que no saben. Se trata de individuos que ahorran dinero en psicoterapeutas. Por eso, las expresiones "artísticas" del paciente adolecen de lectura intelectual, carecen de técnica y no poseen estilo definido, porque no provienen de una preocupación creativa y el estudio de otros artistas, o acaso de una propensión filosófica, sino de una purga psicosomática, la exteriorización de una deformación de la personalidad excretada en papel o en lienzo y por falta de un terminal grito de hartazgo. No es un refugio del espíritu, sino una cárcel de la impotencia y la pelotudez humana. Antes que el merecido o inmerecido castigo personal, eligen castigar a sus pares con su "arte".


El arte prescinde de la marihuana, pero también del Ritalín. Pero así, los pacientes economizadores de los gastos en terapia que expresan su frustración existencial con pinceladas ciegas o escribiendo sueños, ganan espacio en detrimento del artista naciente genuino hasta desplazarlo o ahuyentarlo por vergüenza ajena. Pero también reproduce el fenómeno actual de cuando lo mediocre ocupa espacios y asciende a posiciones de poder, y el artista o sabio o intelectual, se retira a la soledad. Curiosamente, esa misma soledad favorece al creativo, por eso la acepta sin reservas. Es otra característica diferencial: lo que al artista genuino le brinda crecimiento, al paciente terapéutico lo enferma. Por eso este último no crece.


Al arribo de la terapia "expresiva" debemos el acceso de la subcultura de la "autoayuda" y el mundo llamado "holístico" a las disciplinas experimentales del arte. Y por la falta de compromiso nos regalan las conductas "interpretativas" de los textos en los talleres de escritura "a mi me parece que el autor quiso decir...", y en los talleres de pintura "no repriman, dejen que se exprese libremente y como le salga", porque esos grupos de contención no observan técnicas ni estilos, sino que operan de parteros del capricho azaroso... con gente que no sabe expresar sus problemas de otra manera. Para ellos, corregir es reprimir, guiar es censurar y criticar es destruir. El mismo criterio de libertinaje grupal aplicado a un instrumento musical, digamos la guitarra o el piano, terminaría en la comisaría y la sala de emergencias, con heridos y detenidos. 


No debemos confundir el sufrimiento del alma con la inutilidad de la mente, ni el tormento del espíritu con la carencia de habilidades. Una cosa es tener el alma enferma, porque hasta para expresar tal padecimiento se necesita la mente prolija, lúcida y apasionada, como la de Poe, y otra muy distinta es tener el cerebro como sobrante orgánico, cuando hasta contar el vuelto de monedas en el almacén nos crea una crisis de identidad. Como dice Cortázar, "no cualquiera se vuelve loco, esas cosas hay que merecerlas".


A ellos también debemos el "análisis" grupal complaciente hacia el producto propio con las ocurrencias más desopilantes y absurdas como relleno ilustrado. Por eso no progresan a nada. Intenten, mejor, con la licenciatura de Matemáticas o la de Astrofísica, o el violín y el piano, a ver qué pasa. Porque si fuera así, si aceptáramos el cisma de un "arte terapéutico", las siguientes consignas "mi esposo/a y mis hijos me ignoran", o "vivo mirando TV y fregando platos" pasarían a ser los nuevos paradigmas del mundo artístico. La frustración de no ser artista, a falta de algo mejor, no es problemática del arte. 

CR


Copyright@2015 por Carlos Rigel

26 de abril de 2015

El dios de Spinoza: Dios

El reconocido científico Michio Kaku 
sorprende con hallazgo de evidencia 
irrefutable: "Dios sí existe". 



Una de las eminencias más respetadas en el campo 
de la física cuántica, de quien en los '80 seguí sus teorías 
revolucionarias acerca de la distribución de materia 
en el Universo –cuando era yo un astrónomo amateur 
incansable–, me refiero al físico y divulgador científico 
norteamericano, Michio Kaku, asegura que 
"existe una fuerza desconocida que lo gobierna todo".


El reputadísimo físico teórico norteamericano Michio Kaku, famoso por formular la revolucionaria teoría de las cuerdas –modelo fundamental de la física que asume que las partículas materiales aparentemente puntuales son, en realidad, “estados vibracionales”–, causó recientemente un pequeño remezón en la comunidad científica luego que afirmara haber encontrado pruebas de la existencia de una fuerza inteligente y desconocida por el hombre que gobierna la naturaleza, es decir, algo bastante parecido al concepto que muchos tienen de Dios como ente creador y rector del universo.

Para llegar a esta conclusión Michio Kaku utilizó una inédita tecnología creada el año 2005 que le permitió analizar el comportamiento de la materia a escala subatómica, valiéndose para ello de un “semi-radio primitivo de taquiones”. Los taquiones, por cierto, son todas aquellas partículas hipotéticas capaz de moverse a velocidades superlumínicas, es decir, son partículas teóricas capaces de “despegar” la materia del universo o el contacto de vacío con ella, dejando así a esta materia en estado puro, totalmente libre de las influencias del universo que las rodea.

Según el físico, al observar el comportamiento de estos taquiones en varios experimentos, llegó a la conclusión que los seres humanos vivíamos en una especie de “Matrix”, vale decir, un mundo regido por leyes y principios concebidos por una especie de gran arquitecto inteligente. “He llegado a la conclusión de que estamos en un mundo hecho por reglas creadas por una inteligencia, no muy diferente de un juego de ordenador favorito, pero, por supuesto, más complejo e impensable”, aseguró el científico.

Michio kaku agregó que “analizando el comportamiento de la materia a escala subatómica, afectada por el semi radio primitivo de taquiones, por primera vez en la historia, un diminuto punto en el espacio, totalmente libre de cualquier influencia del universo, materia, fuerza o ley, se percibe de una forma inédita el caos absoluto. Así, todo lo que llamamos azar ya no tiene más sentido, porque estamos en un plano regido por reglas creadas y no determinado por azares universales. Esto quiere decir que, con toda probabilidad, existe una fuerza desconocida que lo gobierna todo”, dijo el científico.

Michio Kaku agregó que “alguien le hizo una vez a Einstein la gran pregunta: ¿Hay un Dios? Y Einstein respondió que, en primer lugar, para ser científico hay que especificar bien lo que se entiende como Dios. Si se entiende a Dios como una figura a la que se le reza, una figura que otorga e interviene, entonces la respuesta es no. Pero él creía en un Dios representado por el orden, la armonía, la belleza, la simplicidad y la elegancia, el Dios de Spinoza. El universo podía ser caótico y feo, pero en cambio es bello, simple y regido por reglas matemáticas sencillas”.

La teoría de las cuerdas y la música de Dios

Con respecto a la formulación de la famosa “String Field Theory”, o teoría de las cuerdas, modelo fundamental de la física que asume que las partículas materiales aparentemente puntuales son, en realidad, “estados vibracionales” de un objeto extendido más básico llamado “cuerda” o “filamento”, lo que convertiría a un electrón, por ejemplo, no en un “punto” sin estructura interna y de dimensión cero, sino que un amasijo de cuerdas minúsculas que vibran en un espacio-tiempo de más de cuatro dimensiones, Kaku afirmó que “desde hace mucho tiempo trabajo en esta teoría, que se basa en la música o pequeñas cuerdas vibrantes que nos dan las partículas que vemos en la naturaleza. Las leyes de la química con las que hemos tenido problemas en la escuela secundaria serían las melodías que se pueden ejecutar en estas cuerdas vibrantes. El Universo, así, sería una sinfonía de estas cuerdas vibrantes y la mente de Dios, sobre la que Einstein escribió ampliamente, sería música cósmica resonando a través de este nirvana a través de las 11 dimensiones hiper espaciales”.

El físico norteamericano de origen japonés concluyó que “los físicos son los únicos científicos que puede decir la palabra “Dios” y no sonrojarse. El hecho esencial es que se trata de preguntas cósmicas de existencia y significado. Thomas Huxley, el gran biólogo del siglo pasado, dijo que la cuestión de todas las preguntas de la ciencia y la religión es determinar nuestro lugar y nuestro verdadero rol en el Universo. Por tanto, la ciencia y la religión se tratan de la misma pregunta. Sin embargo, ha habido esencialmente un divorcio en el último siglo, más o menos, entre la ciencia y el humanismo, y creo que es muy triste que no hablemos ya el mismo idioma”.

Nota de Guioteca

23 de abril de 2015

Burlas




Nueva aparición de "los Grupos de tareas locales" 
en letras. Y siguen los "éxitos".



Y retoman las burlas a mis amistades por los coordinadores de Autores de La Matanza, quienes participarán en esta edición de la 41ra. Feria del Libro de Buenos Aires por el favor del gobierno municipal, quien les provee del stand como ventana de exposición y ventas. Y así, grupos de autores locales "funcionales" con el gobierno municipal y kirchnerista, llegan a la metrópoli de la mano del intendente Espinoza y autoridades de la Secretaría de cultura y Educación. Como quien dice "¡Che, boludo, mirá lo que logramos por callarnos y bajarnos los pantalones todos los años!". El triunfo de Autores de La Matanza le pertenece a la Secretaría de Cultura y Educación del municipio. 

Como es de esperar, no he sido invitado a participar del evento, lo que en verdad me exime de disculparme y brindar explicaciones por mi renuncia a sumarme, como también lo hice a los actos políticos a los que fui invitado anteriormente y siempre por fuera del evento anual de la Feria del Libro local, porque en este último caso ese público se trata de mis vecinos; vale la pena esa lucha. Todo lo demás lo dejo pasar. Y soy una figura tan menor que deben reunirse Secretarías, subsecretarías, Asistentes, Coordinadores de grupos de tareas, locutores radiales, familiares, adherentes y gente del montón para bajarme entre todos ellos el dedo pulgar. Muchos "Pilatos" hacen una turba de fariseos. Todo un mérito. Si esperan un poco les diré dónde pueden poner el pulgar.

No tengo mayor información ni los detalles del stand, pero es bueno recordar mi posición frente a las dádivas de los gobiernos cuando se inmiscuyen en las artes o en la cultura para exponerlos como triunfos de gobierno. Quien conozca mi pensamiento, sabe que el único camino que acepto es el legítimo como cualquier autor en la arena social: Escritor-editor-lector. Si no llego al gran público por mérito propio, es decir, por la valía de mi pluma, no me interesa como premio consuelo llegar de la mano de ningún turista de ninguna administración estatal actual ni futura. Eso no es reconocimiento personal, sino favores al montón. Aceptarles algo a los políticos sería indigno para mí porque implica mirar para otro lado o callar lo que veo, o no me gusta, o me resulta cuestionable, y no estoy dispuesto a sacrificar mi integridad batalladora ni por ese ni por otros motivos. Es lo único que tengo y que mantengo cada día libre de "gauchadas políticas" que no sean en defensa voluntaria de la Libre expresión. Y es, precisamente, esa herramienta la que uso y me trae problemas, sabrán, como a Neruda, a Roa Bastos, a Cortázar, a Conti, a Mujica Lainez y otros que no es necesario recordar, pero son de esos que a veces "ellos" homenajean, pensando que actitud civil y escritura están disociadas. 


"Esta discriminación es promovida por 
Autores de La Matanza y auspiciada por 
la Secretaría de Cultura y Educación".

La rebeldía tiene ese precio y lo acepté hace décadas y con gusto, de cuando muchos de ellos iban a la escuela primaria. Si tuviera tiempo les explicaría lo que implica, además de "escribir", tener una posición política, civil y ética como autor "independiente". Es la ruta que elegí y entiendo que es lenta y sinuosa; incluso quizá se diluya antes de alcanzar algo concreto, no lo sé, pero tampoco aceptaré el Premio al Mejor Portero del año, verán, ni el Reconocimiento a los 30 años de Puntualidad Laboral. No son para mí.




Ellos son parte del "grupo de tareas" del gobierno local, una extensión casi gratuita del kirchnerismo a la que una vez llamé "la Camporita pseudoilustrada", y cumplen la función que les encomienda una Secretaría. "Dale, decile esto", "Uy, gritale esto otro", "Dale, escribile aquello y también esto otro". Por eso los rotulé de "hijos del Proceso", pero porque son un par de pelotudos represores y nada más. Ahora, bien, desde estas corporaciones o alianzas sucias, entre personal político en función y grupos privados con beneficios sectarios, no es difícil apuntarle a un particular. A eso viene la burla, como decir: "Nos respalda el kirchnerismo, a vos no".


"Somos nosotros, los mismos de siempre, 
y algunos más. Los que no están, no son".

Sin embargo, nadie de CABA, ni del país, ni del mundo entero, irá y manifestará frente a ellos "Dame la obra completa de Jacinto Pichimahuido", ni tampoco "Dame el último de Gildo Túsmido", porque ni Jacinto Pichimahuido ni Gildo Túsmido existen, sino que existe una agrupación nominada y genérica, un bulto cerrado que puede o no tener sorpresas; nadie específico que sea nombre de un estilo que alguien esté buscando en este preciso momento. Por eso a mí no me sirve, mi línea no pasa por allí.

Pero lo mejor de La Matanza sigue sin aparecer: Cao, Dalter, Rubio, Pérez Árias, Chapa, etcétera, porque el espacio lo administran con la Secretaría de Cultura y Educación, dos o tres palurdos barrenderos y porteros que escriben y que poco o nada saben del asunto. Son el elenco estable y ese poder lo usan en su beneficio, por eso son eje y centro del evento. Y lo desagregan con el mismo criterio que un aula de alumnos de escuela primaria: "Túsmido"...¡Presente!, "Diguglielmo"... ¡Presente!.. "Giacomino"... ¡Ausente!... "Rivarola"... ¡Presente!... "Pascucci... ¿Pascucci?"... ¡Ausente!... Ellos son los preceptores y los cuida-portones de la organización, y no es una metáfora. Por eso mismo nuestra poeta Norma Ester Montenegro, en 2012, quedó fuera de las presentaciones oficiales de autores. Se disculparon con ella, pero no cambiaron el método.  Y a la Secretaría le conviene así, priorizan la cantidad, no la calidad, necesitan cumplir. Crearon finalmente la "isla" que anuncié en 2012 y que valió mi censura. Quienes deberían ser ya, hoy, homenajeados no cuentan, sino los aficionados; de allí la burla a quienes quedan afuera.


"Vieron esos escritores famosos que ustedes tanto 
homenajean, bien, eran rebeldes y parias porque nunca 
se sentaron en las sillas sucias ofrecidas por los gobiernos. 
A veces, sentarte sin mirar te puede ensuciar el culo, 
es ese lugar de tu cuerpo que nunca ves".

La suma lineal de años de trabajo que dejan afuera supera largamente los 200 años, ya que cada uno de los excluidos tiene más de 30 años de experiencia en su área creativa. Mi independencia cívica y mi moral personal me impiden bajarme los pantalones por un lugar promovido por un gobierno, porque nada de eso me volverá un mejor autor, pero también para esos otros excluidos es la burla. Repito, sólo en mi caso privado hasta ahora he defendido mi lugar en la Feria del Libro de San Justo, porque allí están mis amigos artistas, mis lectores, mis colegas y mi familia, cuando hasta el personal oficial y retirado consular y de Embajadas allegadas a nuestro país saben de lo que ha costado mantener mi lugar. Los excluidos por Autores de La Matanza estuvieron invitados a exponer en mi stand, que no aceptaran fue cosa de cada uno. Lo demás... lo demás queda a un costado. 

Lo que para unos es un éxito para otros sería una vergüenza. Extiendo, entonces, mis cautelosas felicitaciones a quienes piensen que ese es el techo de sus vidas. Llevo otro camino.

CR 

22 de abril de 2015

Misa a los huesos de don Miguel: otro insulto al autor español



Acerca de la remoción de los escombros probables
de don Miguel de Cervantes Saavedra, su análisis 
–de nuevo con el mentado método de radiocarbono
que dejó estrías de vergüenza con el Manto sagrado–,
y el sacramento previsto para sus restos.


Estoy muy en desacuerdo, primero, con la remoción de los huesos probables de don Miguel de Cervantes, y segundo con brindarle los servicios de la misa cristiana –siendo yo cristiano–, liturgia diseñada por el misticismo eclesiástico medieval para acortar la estadía en el purgatorio de las almas pecadoras, cuando la visión del novelista universal de la institución de la iglesia fue pragmática y hasta necesaria para la época, y cuya obligatoriedad no estaba en debate. El mismo texto cervantino burla la dignidad de los representantes de la iglesia, imagen consistente con el enfrentamiento entre el Vaticano y el reino de España producto de "la reforma", y esto suma, además, la crisis entre Estados con el cobro de peajes en el territorio español a las comisiones papales.

La nota reciente Muerte, sepultura y purgatorio del académico de la lengua Francisco Rico difundida por el Museo de la Palabra, acerca de brindarle una misa a los restos probables del novelista español, hallados hace poco entre otros restos en una cripta común perdida en una iglesia con apenas dos iniciales en la cubierta de la urna que lo identifican, no hace más que promover un nuevo desacierto histórico. No hablamos aquí de un hombre común cuyo refugio es el acto cotidiano de vivir y respirar, sino de una personalidad extraordinaria del orbe humano. Es pueril dispensarle el mismo trato, en todo caso, que al cristiano dominguero, porque la verdadera reparación no es de orden divino, sino social. El Calvario fue su vida y no es Dios quien debe acceder al perdón y la renovación, sino que el mismo Cervantes debe disculparnos el maltrato inmerecido.

Don Miguel, quien no fue hombre de servilismo litúrgico, refleja en las sátiras con su personaje universal, el desapego de creencias profundas en una edad donde hasta podía ser peligroso conspirar intelectualmente contra la iglesia. La institución tuvo su primera y única batalla ganada cuando el famoso personaje, don Quijote, tras la derrota en las costas de Barcelona, y luego abandonar las armas y agonizar, recibe en el lecho final la extremaunción y muere "como un buen cristiano", pero es acertado acotar que quien repara deudas sacramentales en la ficción no es don Quijote, sino don Alonso Quijano. El caballero de la triste figura sigue siendo hasta hoy tan laico, indiferente y rebelde como lo fue durante sus andanzas, o como cuando perseguía a sacristanes y sacerdotes, y que tras derrotarlos en desparejo combate, Sancho los asaltaba desnudándolos en reclamo de trofeos de guerra. Como acertadamente afirmó Saramago, "Quien muere es Alonso Quijano, no don Quijote; él simplemente abandona las andanzas". Bien, don Miguel no se declaró cristiano, ni servil, y no mejorará su perfil crístico con el paso del tiempo. 

Cada lectura del hidalgo, cada risa, cada muestra de asombro o de admiración, ha saldado cualquier deuda kármica que el alma de su autor arrastrara al momento de la muerte. Cristianizar sus huesos tras 4 siglos de universalidad es como santificar ahora una matraca o la corneta de carnaval. El inventor de la risa está más allá de la pretendida santidad o de la busca del perdón que no buscó y, como propone Blake, por bueno que sea, el tonto no entrará en el Cielo, porque ese nicho celestial se gana con inteligencia. Y don Miguel de Cervantes ganó algo más que una compensación tardía por los huesos que no fueron honrados ni en vida ni en la muerte inmediata. No será inocente, ni salvo, ni alma redimida por más que adornen un millón de misas.

Tampoco el sacramento corrige las penurias padecidas en vida por don Miguel, condenado a trabajar hasta el último día lidiando en el límite con la pobreza. Es mejor preguntarnos por qué los restos de semejante escritor terminan confundidos en una cripta común en una urna con dos iniciales que deshonran aún más los escombros que contienen, y reflexionar acerca de un fenómeno frecuente muy latino que raya en la indiferencia y el abandono, y preguntarnos por qué Shakespeare fue honrado desde su muerte, cuando hasta la maldición de su lápida es poética, o por que Moliere, o Poe, tienen sus losetas alusivas y hasta vistosas, y no la tuvo don Cervantes, porque el único homenaje sensato que puede recibir de nuestra edad, es observar el destino de los nuevos autores e impedir que vivan en la indigencia extrema, como lo fue con él. Y, si se puede, si está a nuestro alcance, honrarlos en vida. Por extremo que parezca, un tazón de lentejas en el día a día a veces vale más que mil plegarias postmortem.

La afrenta de Cervantes de Saavedra no se exculpa con un sacramento, no hay redención para lo padecido en un orfanato existencial, y así como el homenaje ideal para recordar el Día de la mujer promovido por una masacre lastimosa es reconocerle a la femineidad los derechos naturales que desde el comienzo se les fueron negados, lo mismo deben proceder con este caso: Nunca más olvidar a los trabajadores primarios de la artes, no mirar hidráulicos de indiferencia al editor, cuando baja de un auto importado, mientras que el autor cuenta monedas para viajar. 

Si algo tengo seguro como autor cristiano es que el alma de don Miguel no reside en el purgatorio. Mejor, siendo buenos y piadosos cristianos, pidan una misa de reparación histórica para las brujas de Salem, EEUU, y que no eran brujas sino probablemente feas, o, mejor aún, para Judas Iscariote, el operador de Jesús de Nazareth. Sin él, y si dependiera de los otros discípulos, no habría liturgia cristiana. Ni siquiera habría cristianismo.


CR


Copyright@2015 por Carlos Rigel

17 de abril de 2015

Solicitada de APA y mi solidaridad


Aún tengo presente cuando Isidoro Blaisten cuenta 
que se gasta el Premio Municipal completo en dos cafés 
y una ensaimada. Me solidarizo con APA, Artistas Premiados 
Argentinos "Alfonsina Storni" y el reclamo de ajustes
en las pensiones del premio. El arte sigue en alpargatas.


"Los artistas de artes plásticas, literatura, música y teatro, distinguidos por la Ciudad de Buenos Aires con los primeros premios en los concursos reglamentados por la ley 2199, reclaman al gobierno de la CABA, el cumplimiento de la misma.
 
Desde hace varios años se discute con los funcionarios del área, la adecuación a la movilidad que prevé la ley, del subsidio que perciben como premio, sin que se obtenga un resultado definitivo.

Las mismas autoridades han reconocido “que la intención del legislador al asimilar el subsidio a una categoría del escalafón municipal, no es otra que el asegurar la movilidad del mismo, a efectos de evitar el desgastante esfuerzo de solicitar dicho ajuste cada año”. Pero la realidad no coincide con este concepto y “cada año se pierden horas, días, meses, en reclamos que finalmente son resueltos, recortando derechos y retardando ajustes, que siempre resultan incorrectos, ocupando el tiempo que debería ser dedicado a nuestro hacer creativo.
 
En Septiembre de 2013, APA (Artistas Premiados Argentinos, Alfonsina Storni) inició el reclamo administrativo, solicitando nuevamente un ajuste y la automatización de la movilidad –tal como el gobierno de la CABA reconoce corresponder–.

El ajuste fue reconocido recién el 28 de Noviembre de 2014, efectuándose un cálculo arbitrario. La automatización duerme en algún escritorio, y tampoco se ha contestado la solicitud de un pronto despacho.
 Los artistas reclaman se de fin a este maltrato y se cumpla con las disposiciones de la Ley resolviendo definitivamente esta irregular situación".



Mi solidaridad, gente.
 CR

16 de abril de 2015

"Diario de un librero" de Luis Mey


"¿Tenés el último libro de Ana Frank que el Diario 
me encantó?"
Un amigo muy querido, un muchacho brillante al que venía 
observando en su obra, casi frondosa, el premio Clarín 
de novela edición 2014, un autor lúcido y cuya ironía 
compromete siempre mi criterio, termina de editar otro texto. 
Diario de un librero del querido Luis Mey, Interzona, 2015,
con ilustración de Rep en cubierta, está saliendo a 
distribución, y si bien aún no le he leído anticipo el éxito 
merecido del lanzamiento. Comparto con mi pocos seguidores 
el comentario del primer lector oficial del libro.
"Insólitas, sorprendentes y desternillantes situaciones inspiradas en pedidos reales son la base de esta novela, en la que no todo es ficción. Cualquier lector que durante la próxima visita a su librería habitual esté suficientemente atento, podrá escuchar –cuando no protagonizar– diálogos equívocos y escenas desopilantes como las que Luis Mey –en su doble faceta de escritor y librero– recopila y presenta en este volumen.


Autores de renombre universal, títulos y personajes clásicos de la literatura aparecen en cada una de estas páginas; pero son sin embargo los libreros, la librería y los lectores (los últimos tres eslabones de la cadena del libro) los verdaderos protagonistas de esta obra. Con fina ironía y vuelo literario, Mey logra captar el submundo cotidiano de una librería en un relato en el que no faltan conflictos laborales, ladrones y fantasmas".

Matías Scheidegger

14 de abril de 2015

Alarma de monstruo



Una llamada recibida hace 
pocas semanas.


–Hola, ¿Carlos?
–Hola, sí, quién habla
–¿Cómo quién habla? ¿No te acordás de mí, me hiciste un hijo y te mandaste a mudar y no me recordás?
Silencio.
Pero en ese pedacito mínimo de segundo, mi mente culpable vuela, sale como un rayo rumbo a las edades, transitan caras de mujer desde adultas hasta de pibas adolescentes, situaciones, años, vacaciones, romances, camas, noches, siestas, todos ellas, todos ellos, hasta alcanzar la otra orilla de mi vida, buscando la cara de la mujer que habla, armando el rompecabezas de sus facciones, unos ojos y los párpados, unos labios y la voz, unas mejillas y el perfume, y deteniéndome en cada una para fijarla en el tiempo y agregarle años, ida y vuelta, y luego de examinarla, extraer las respuestas de preguntas nunca hechas, una carita que encaje en el perfil de un momento memorable que debió ser intenso ahora olvidado para mi condena. Ese fragmento de chispa sin tiempo, cuando ni la computadora más veloz del mundo podría hurgar más rápido en una vida entera, buscando algo que no es una cara, eso sería engañarme, sino dos.
–¿Quién..?
–Me dejaste tirada acá y nunca volviste, tampoco llamaste para saber cómo está, ahora es un muchacho de 20 años...
¡Dios mío! Y de nuevo el viaje, el ciclo completo por el túnel del tiempo, cruzando los reinos de las décadas y los deleites, cara a cara, beso a beso... cuna a cuna. Me entrego el diploma de monstruo.
 –¿Quién... sos?
Silencio, de nuevo, pero más tenso que el anterior. Pero de pronto estallan las risas.
–¡Soy Miriam, tu prima de San Juan, tantos años, cómo andás, Ja-ja-ja...! ¿Te asustaste, no?
–Ah... hola, no... en realidad... no.



CR

Copyright®2015 por Carlos Rigel

11 de abril de 2015

Hallazgo arqueológico en la Rosada




Hallazgo arqueológico inquietante en la Casa Rosada


El hecho ocurrió durante las modificaciones programadas en el Patio de las Palmeras, cuando una cuadrilla de trabajadores, tras excavar bajo los cimientos de la construcción antigua, descubrieron restos óseos de una especie perteneciente al grupo de los antropoides. Se trata de los Póngidos Hominidae.

Tras la sorpresa inicial, las autoridades edilicias convocaron de inmediato al Jefe de Antropología del Museo de Ciencias Naturales de la Universidad de La Plata, Dr. Demetrio Céspedes Calpurnio, quien quedará a cargo de las excavaciones, ya que se aventura que puede haber más fósiles por descubrir en el lugar. Se cree que fue o una comunidad o, cuando menos, una familia de homínidos. Al respecto, el científico expresó en sus primeras palabras: "No nos asombra, esta región ha sido cuna histórica del gorilaje hijo una gran puta".

Luis Delía, en cambio, con fervor cívico, dijo: "Tenemos la tecnología y los recursos necesarios para clonarlo y restituirlo al poder como un legítimo trabajador, con planes y beneficios sociales". Por otro lado, un miembro cercano al poder, pero que optó por el anonimato, expresó: "El PJ ha evolucionado, por eso ahora incluimos a gorilas en nuestras filas".

Por el momento, se desconoce el destino final de los restos ya que sectores de gobierno proponen exponerlo en el centro del patio donde fueron hallados. Tampoco se sabe aún la filiación política del simio pero se lo conocerá como Maxinomia Argentinun Kirchnorustum, se le asignará un DNI y votará en las próximas elecciones por el FPV.

Rigel


Copyright®2015 por Carlos Rigel

1 de abril de 2015

Artistas, texto de David Ackert



Tiene la palabra, señor Ackert.


"Los artistas son de las personas más dinámicas y llenas de valor sobre la faz de la Tierra. Tienen que lidiar con más rechazos en un año que lo que la mayoría de las personas en toda su vida. Cada día se enfrentan al reto financiero de vivir con trabajos temporales, con la falta de respeto de la gente que cree que deben obtener trabajos "reales", y su propio miedo a no volver a trabajar nunca más. Cada día tienen que ignorar la posibilidad de que esa visn a la que han dedicado toda su vida es un sueño muy lejano. Con cada año que pasa muchos de ellos miran mientras las demás personas de su edad obtienen los valores de una vida "normal" -el coche, la familia, la casa, el nido...-. Pero ellos se mantienen aferrados a su sueño sin importar los sacrificios. ¿Por qué? Porque los artistas están dispuestos a dar su vida entera a un momento a aquella linea, risa, gesto, o a aquella interpretación que le robe el alma al público–. Los artistas son seres que han probado el néctar de la vida en ese momento detenido en el tiempo, cuando entregaron su espíritu creativo y tocaron el corazón de alguien más. En ese instante, estuvieron más cerca de la magia y la perfección de lo que nadie jamás puede estar. Y en sus corazones saben que el dedicarse a ese momento vale mil vidas más.

David Ackert