21 de abril de 2017

Comandos cubanos Avispas Negras en tierra venezolana



Los reportes de tropas militares cubanas presentes en Venezuela ya eran alarmantes desde 2014 sin necesidad de aportar algo más a los torturadores especializados traídos de la isla castrista y el uso de francotiradores de elite del ejército regular cubano. Pero la novedad con la presencia del Escuadrón cubano Avispas Negras en las cercanías de Caracas avistados hace apenas horas, le da un giro brutal al panorama: anuncia tareas urbanas de espionaje, infiltración y asalto comando en la intimidad de los hogares, al estilo de las tropas francesas en la Guerra de Argel o del Proceso de Reorganización en Argentina, o del Golpe pinochetista en Chile, de cuando patean puertas y, tras penetrar en las viviendas, descargan ráfagas a 180 grados antes de preguntar cuántos viven en la casa.

Lo cierto es que opositores al madurismo denuncian el avistamiento en un campamento en Los Teques, a 45 minutos de Caracas, de miembros del grupo de elite Avispas Negras, recién llegados a Venezuela y en espera de entrar en operaciones.

El grupo táctico es especialista en lucha urbana cuerpo a cuerpo, en sabotaje, destrucción de negocios urbanos e infiltraciones en marchas con destrozos que perjudiquen a los opositores al régimen, según informes de una fuente fidedigna, con vínculos militares bolivarianos. Estos reportes confirman implícitamente el cisma que divide a las fuerzas del ejército bolivariano ante la presencia de “extranjeros” para asesinar compatriotas venezolanos. Colateralmente, también explica las 4 sublevaciones militares registradas en los 2 últimos meses con captura de los militares amotinados y los fusilamientos de ellos a cargo de tropas también cubanas. Las Avispas Negras llegaron a reforzar a los “colectivos” que patrullan, detienen y reprimen en cada manifestación, siempre al servicio del gobierno de Nicolás Maduro.
“Avispas Negras” es el nombre con que son conocidas las fuerzas de élite de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba, (FAR). Su entrenamiento resulta muy específico, diseñadas para afrontar "una posible ofensiva a la isla", fuweron creadas oficialmente a finales de la década de los 80's , pero una década anterior ya existían unidades en misión especial que actuaron como parte del Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (MINFAR), denominas "Tigres" y "Leones" en Angola, por lo que se considera que fue en el año 1977, cuando el MINFAR decidió impulsar la creación de sus propias fuerzas especiales, para liberarse de la dependencia de las tropas especiales del Ministerio del Interior, como en la Batalla de Quifangondo, Angola, a finales de 1975.

La presencia de los comandos Avispas Negras cubanos en Venezuela causa alarma a los dirigentes de la oposición desde que saben de la llegada al territorio. Sin duda el grupo planea unirse pronto en la lucha junto a otros miles de militares cubanos que ya se encuentran en la nación bolivariana desde el comienzo del gobierno de Hugo Chávez en calidad de refuerzos y asesores militares.

Son fuerzas de inserción profunda en la carne social venezolana y operarán en silencio con métodos nada halagüeños haciendo gala de su nombre: Picarán con el aguijón venenoso paralizando el tejido opositor. Pero, además de la represión planificada y disuasiva de cualquier oposición al madurismo, también nos habla de la necesidad de que el pueblo civil de Venezuela se arme y prepare una resistencia con asaltos de guerrilla para recuperar la República perdida. Hoy no tienen gobierno sino una ocupación militar que administra las armas, el narcotráfico y el petróleo.

El ejercicio de la política en suelo bolivariano ha quedado demasiado atrás como para invocarlo en esta edad. Cuba no soltará el hueso continental, antes preferirá asesinar a cada venezolano que se rebele contra el régimen castrista, una dictadura sostenida desde Buenos Aires por el kirchnerismo durante 12 años de fascismo nacional. Cuba busca erigirse en imperio marxista y ahora tiene acceso a través del Palacio Miraflores. Desde allí planean propagar una epidemia que salve al régimen de la isla. Nicaragua no les alcanzó, Nicaragua no es nada. Pero no es así con Venezuela y el petróleo y el uranio y el oro y los diamantes. Es un centro estratégico liderado por un idiota.

Pero no hay mayor "grieta" que la que hoy padece y enfrenta consigo misma a Venezuela No es una República, sino una advertencia para la región: Cuba ha desembarcado en el continente. La paz no será posible allí y de nada sirve ofrecerse como cordero al matadero público: Entre caer por nada y por hambre, y caer con hambre y peleando, señores, elijo la pólvora.

Fuente: Angélica Mora

15 de abril de 2017

Populismos

Fue fuerte contra ese seductor inconstante que se llama el fervor popular" Adolfo Saldías, sobre Rivadavia. 
Por René Balestra.

EL populismo no es un invento moderno; es tan antiguo como la humanidad. El que manda, los que mandan, necesitan acatamiento. Y algo más. Desde siempre, el poder debe ser aceptado. Pero el excesivo halago hacia los gobernados persigue la devoción, es decir, el seguimiento exaltado. A través de los siglos, adoptó formas diversas. Los "clientes" de la república romana fueron los primeros rehenes de los gobernantes patricios, cuando el sufragio fue otorgado a todos los hombres libres. El populismo es mucho más que el halago, la dádiva, el comercio de favores, las canonjías. Es un duro sistema de oligarquía en el que una minoría ejercita el poder en forma ilimitada y para su provecho exclusivo. Es un círculo minoritario y abusivo que no sólo se hace aceptar, sino aplaudir. Es un engaño estructurado que se autoalimenta. Modifica las formas, según los tiempos, pero no cambia la esencia.

El bonapartismo de Napoleón III y el estatismo lisonjero de Bismark consiguieron, en la Francia y en la Prusia de la época, el fervor de los explotados. En un tiempo de exitismo como el actual, importa demasiado saber que lograr la devoción ardorosa de multitudes circunstanciales no significa necesariamente estar en el buen camino.

El auténtico gobierno democrático contemporáneo consiste -en cualquier parte del mundo, y en nuestro propio país- en manejar los incontables resortes del Estado para intentar lograr un mejoramiento social. Esto significa utilizar los mecanismos de la república para conseguir un ascenso generalizado. Acompañando y alentando a esa sociedad en su propio adelantamiento. Paradójicamente, esto sólo es posible si los gobernantes de turno tienen una idea clara de la lamentable situación del común.

Conocer fehacientemente y a fondo el estado del país es una condición previa y necesaria para aplicar políticas adecuadas. Por una idea perversa de la sensibilidad, que es la sensiblería ramplona, la demagogia inventa la realidad. Imagina un conglomerado humano que no existe. Aviesamente edifica una patraña. En puridad de verdad, no es que se equivoque, sino que usa el ardid para sus objetivos. Estos no son otros que hacer perdurar la realidad deforme, llena de manquedades, para continuar usufructuándola. Este populismo antiguo, moderno y eterno vive de mayorías degradadas. Esta degradación es la materia prima del sistema. El adecentamiento de la masa, la elevación de su cultura, significaría su fin. El siglo XX fue un formidable muestrario -exhibidos en enormes vitrinas- de oligarquías zurdas que verbalizaron ideas avanzadas para fijar y hacer perdurar sistemas abyectos de explotación.

Nuestro siglo continúa en lo mismo. El ficialismo argentino actual es un ejemplo paradigmático. Venezuela, Cuba y Nicaragua constituyen otra "santísima trinidad" latinoamericana.

Desde siempre, las políticas auténticamente progresistas y exitosas son aquellas que se han enfrentado valientemente a ciertas realidades precarias, tal cual son. Las que han comenzado por aceptar la verdad de la miseria, el analfabetismo y la barbarie. Sabedores de ello, los civilizadores de ayer, de hoy y de siempre acometieron la inmensa tarea de la educación popular, no como una empresa pedagógica escolar, sino como un imperativo civilizador. 

Suavizar la condena hacia la masa inculta no es una manifestación de ternura con ella, sino una imbécil complicidad con su barbarie. Es como si imagináramos a médicos supuestamente sensibles y solidarios con sus enfermos que, por una mentida fraternidad, les dijeran que están sanos. La clave de bóveda de este problema y de esta política es que se necesita en los controles del Estado gobernantes que, además de ganar elecciones, sean estadistas.

El mundo propiamente político es el del poder y el de los que lo ejecutan. Es inimaginable pensar en ese gobernante huérfano de apoyo. La autoridad, que es la otra cara inexorable de todo poder, se consigue con el acatamiento. Con la idea generalizada entre los gobernados de que quien dirige merece el cargo. Esto significa gozar de un consenso mayoritario, que en buen romance se llama popularidad. La popularidad es el renombre; la fama, el acompañamiento gustoso. El populismo es el exceso, el abuso, la desmesura. La popularidad apela a la conciencia, al criterio, al sentido común de los seres humanos. El populismo los transforma en objetos maleables. No somos originales si decimos que todos tenemos dentro nuestro impulsos nobles y otros francamente inaceptables. La educación, desde la paidea griega, consiste en alentar las partes buenas y aminorar, acotar o hacer desaparecer las malas. Existe una parábola de una tribu norteamericana: narra que un viejo cacique, rodeado de nietos, les dice que todos tenemos dentro dos lobos eternamente en lucha, desde el nacimiento hasta la muerte. Uno es bueno, generoso, altruista; el otro mezquino, bajo, ruin. El menor de los que escuchan interrumpe, y pregunta: "Abuelo, ¿cuál de los dos gana?". El cacique contesta: "El que alimentamos". 

Así de simple y de complejo. Toda la milenaria historia de la cultura ha consistido en alentar y alimentar lo mejor de los seres humanos. Y desde los orígenes eso ha significado tener el coraje de enfrentarse al facilismo. La educación involucra esfuerzo. Hasta en la etimología latina está el empeño. Literalmente educar viene de e-ducere, que significa "conducir hacia arriba".

El populista halaga lo fácil; lo bajo. Excita los impulsos inferiores: el resentimiento, la envidia, el afán de venganza. Siempre ha sido así y siempre será así. La pueblada, el hombre anónimo del montón, el piquete, frente al aula, el taller o el laboratorio. El absurdo, la negación, el pecado mortal del educador o del estadista es el populista y el populismo. El primero alimenta con increíble esfuerzo la verdad objetiva; el segundo vive de la duplicidad y la mentira. El universo populista es sustancialmente cínico o sarcástico. La duplicidad entre lo que dice y lo que hace es fenomenal. El término apropiado sería "fantasmagórico", por lo irreal. Sin embargo, está exhibido y a la vista de todos. En el gobierno actual, personajes de obscena riqueza y de guardarropas infinito pontifican cotidianamente sobre la austeridad. Ex funcionarios del Ministerio de Justicia (retengan el nombre del ministerio) en la época del proceso simulan ser mártires de ese mismo proceso. Madres y abuelas de desaparecidos del terrorismo adhieren fervorosamente al terrorismo actual en España y en Irán. Y una pandilla de sedicentes intelectuales oficialistas podrían reivindicar esta frase de Tertuliano: credo quia absurdum (creo porque es absurdo).

El populismo es la garantía segura del inmovilismo. No será nunca -nunca lo fue- la antesala de ningún progreso. Los glotones aprovechadores de esa oligarquía rapaz deben ser señalados y combatidos.


René Balestra dirige el doctorado en Ciencias Políticas de
la Universidad de Belgrano
© LA NACION

3 de abril de 2017

Apendicitis social



No les queda otra que negarlo todo, que enfurecerse más, que ningunear a medio país, que objetivar el odio, alimentar el tumor y sumar cálculos. Pienso: cuando gobiernan “los de enfrente” les recuerdan que “deben gobernar para todos”, pero cuando les toca a ellos, gobiernan para ellos y se burlan de la otra mitad.

La grieta se mantiene fresca y vigente, como recién hecha. Con ella intentaron reinaugurar una lucha de clases ilusoria pero en verdad son quienes buscan la marginalidad operativa por los beneficios colaterales de una continuidad casi centenaria de una elite “trabajadora” hoy multimillonaria. Y dio resultados tangibles. Es el paradigma del Poder que para constituirse necesita de esclavos y éstos cuanto más ignorantes más poderosa la cima que los gobierna. La desigualdad debe ser abrumadora para que parezca igualdad “Poder es atropellarte con mi auto importado y luego regalarte una silla de ruedas”.

Un sector minoritario de tolerantes piensa que el organismo nacional todavía puede curarse de las heridas abiertas durante 12 años de sostenida pobreza y luego de 10 del menemato. pero olvidan que a la grieta no la hicieron nacer para ser cerrada, así como no se cose un páncreas a un brazo esperando que funcione, ni un ojo con un talón esperando que mire adonde pisa. Sin embargo, en sus discursos tienen claro que existe, porque la crearon. 

Muy a menudo, el lenguaje sirve para desnaturalizar el significado de los hechos. Cada generación tiene la paternidad distorsiva de recrear una historia de héroes proletarios en una sociedad que busca ser propietaria. Ellos son los primeros propietarios, sus hijos lo serán, y para eso deben seguir existiendo esclavos en cantidad, por eso la necesidad de inspirar el odio hacia el otro "Yo te digo a quien tenes que odiar, esos son los culpables de tu miseria" que es la manera de correrse a un costado del eje. Construyen tribunas porque saben que el hombre en masa no es moral ni ético ni estético y así es fácil de dirigir.

La grieta en carne temblorosa que nos divide hizo piel de cada lado y el abismo que media fue cubierto con odio. Eso impide la conexión del tejido. Podemos reinventar otro país pero no ese. así como nadie de Boca se vuelve de River aunque pierda. Argentina es un pan quebrado al medio, y si lo pegan con la Gotita Poxipol deja de ser pan. Aunque me alegra saber que de un lado no hay odio, sino reclamo de justicia y de que “no vuelvan más” los que se fueron. ¿Qué otra cosa esperaban?

La marcha fue masiva. Caminando entre ellos me confundí, fui con ellos y no había desprecio sustantivo. Nadie de este lado dijo “a perseguirlos y matarlos como a ratas”. Pero el tejido está sellado, no hay regreso. Cada acto apunta a profundizar la disección que caló hasta el hueso. Comprendo que fue el resultado de un accidente. Veníamos en la madrugada a alta velocidad, sin luces, con lluvia, en fin.

Pero lo temible de la división del cuerpo social es aceptar que una parte importante de masa ahora vive como una extensión paralela, como otro miembro, un apéndice separado sin médula ni vértebras, alimentado apenas por una arteria sanguínea y suficiente para ver crecer el tumor del otro lado. Mientras tanto vivamos la grieta, miremos el precipicio que nos separa. 

La verificación la tengo durante la desconcentración cuando vuelvo por Acoyte y Rivadavia, cuando pasa un Toyota con la marcha peronista en el equipo de audio, desafiando a la multitud. Así cualquiera es peronista. Por suerte no atropella a nadie. Se ahorra una silla de ruedas.

Pero moriremos así, y tendremos que nacer con otro cuerpo. Dependemos del reflujo del tiempo y la sangre. En 50 años seremos diferentes. De tanto quitarnos el apéndice en el quirófano un día naceremos sin él. No habrán piedras que la habiten y ni siquiera apéndice. Mientras tanto tenemos pan quebrado, La Gotita y una apendicitis al amanecer. Es todo el placer y el dolor que tendremos en esta edad.


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