31 de diciembre de 2014

2015 en puerta




Una mano cordial y llena de ilusión a quienes, amigos o no, conocidos o no, cercanos o distantes, siguen mis locuras diarias a través del año. A esos locos seguidores del perfil de Facebook pero también a los del blog, tan silenciosos, que apenas cinco minutos después de publicar lo nuevo, se anotan, me visitan, lo leen, sin dejar un comentario, apenas el registro de entrada desde los Estados Unidos, Ecuador, México, Colombia, Perú, España, Australia, Chile, Brasil... Incluso, para mi asombro, de mi propio país. Quién sabe qué pensarán. Risas o furias es lo que depara cada jornada, la cínica no es la mirada sino la actualidad rabiosa y absurda. El mejor 2015 para todos ustedes.


CR

23 de diciembre de 2014

Víctimas, por Gus

Las víctimas del holocausto, todas las víctimas de todos los holocaustos, de las masacres, las tragedias, de los desaparecidos... es decir, familias destruidas e irrecuperables para siempre. 
Hay desaparecidos en mi familia. Dolor humano y dolor sanguíneo, dolor ancestral y dolor nuevo. Como escribió Gustavo Nielsen "¿Qué diferencia para una familia entre un muchacho muerto en Cromañón o un padre muerto en un gueto?" El dolor es el mismo.
Quizá cuestione el por qué no hay un monumento a los desaparecidos argentinos, pero entiendo que no es Gustavo el receptor de la inquietud, sino un gobierno ciego y festivo, maleable y mediático del que sólo puedo esperar que salga de escena para continuar.

El monumento al Holocausto creado por Gustavo Nielsen en Costanera sur, Ciudad de Buenos Aires, Argentina.




 CR

20 de diciembre de 2014

Cuando la crítica es la mirada



Acerca del acuerdo menos sorpresivo 
que sospechoso entre EEUU y Cuba

Nada es lo que parece ni el mundo es tan cristiano. No es que Cuba apueste a las relaciones con EEUU, sino la inversa; y tampoco que el Papa haya sido el impulsor del resultado sino de la idea primigenia, aunque elijan la figura papal como el icono mediático, sino que se trata del momento clave para tomar ventaja. El "ogro filantrópico" de Octavio Paz, el gigante del norte, intenta anexar a la isla al bloque capitalista junto con México y Canadá. Se inspira en una premisa indiscutible, ¿cuánto más pueden quedarle de vida a Fidel, de 85, y a su hermano Raúl, de 82, en la resistencia feudo-marxista? La decisión que pesa no es de Obama, sino de los grupos empresarios inversores que buscan inaugurar una nueva 'Las Vegas' en la isla antillana, como ofrecerle un sanguche de lomo a un muerto de hambre a costa de bajarse los calzones en un lugar secreto. 

Así termina el romanticismo de la revolución social, la misma en la que los hermanos Castro fueron testigos y no partícipes mientras paseaban en Jeep por la Habana, desayunándose de los alzamientos civiles capitalizados más tarde hábilmente, cuando 53 años después, la Cuba de la pobreza y la hambreada desigualdad entre los condados revolucionarios y las villas de esclavos, vuelve al camino lento de convertirse de nuevo en la puta norteamericana más allá de Miami, el estado de ultramar del juego, las apuestas y el turismo sexual, los complejos turísticos ideales para el descanso de la cumbre capitalista, modelo admirado y copiado por el 'socialismo' kirchnerista y sus complejos de lujo en el Calafate.

Claro que Cuba no invadirá a EEUU con inversiones, de eso estoy seguro, pero es muy cierto que a la Cuba castrista se le agotó el repertorio con el mentado y siempre oportuno discurso del bloqueo: no le quedan chivos para expiar culpas en las estocadas de una miseria acallada durante décadas con represiones brutales contra las convulsiones internas que aún hoy se suceden y de la cual no sobrevive ni un solo líder con vida, ya que todos son igualitariamente asesinados. En eso se mantiene la declamada igualdad post-revolucionaria. Como expresa don Ricardo Arjona, "donde manda el orgullo siempre reina la desgracia", síntesis de una tragedia que hoy identifica a más estados latinos en los que uno quiere pensar. No alcanzan las fantasías que transmutan una realidad demoledora en bienestares colaterales vociferados: Más de la mitad de la población de Cuba dispone hoy de nacionalidad española, ventaja reciente de la Ley de España, no cubana; ahora les falta reunir el dinero para migrar con la frente en alto, no como hombres y mujeres libres, sino como sobrevivientes de una agonía generacional: La balsa de escape sueña ahora salir por el aeropuerto.

Venezuela vino a reemplazar la desaparecida "mano amiga" de la ex URSS cuando mantenía de su propio bolsillo a la isla como una extensión de la cortina de hierro allende el Atlántico. Es que no se puede negar la eficacia de la oratoria proverbial de don Fidel en la seducción del auditorio cuando de acuerdos bilaterales se habla, pero que luego terminan siempre siendo unilaterales del tipo: "Aquí te mando de regalo estos 5 millones de barriles de crudo para compartir con el pueblo", cuando sabemos que todo el movimiento de la isla no consume más de 2 millones, siendo el parque automotor rudimentario, y de los tres restantes apenas 1 va para el pueblo cubano. Si hasta don Nikita Kruschev debió aplaudirlo de pie en aquellas jornadas históricas. Pero la Venezuela bolivarista de hoy está en ruinas, improductiva, desmantelada, anticomercial e imprevisible, y así amenaza con el regreso de las hambrunas isleñas de los '90 tras la caída del gigante asiático. A Cuba se le agotan las fórmulas y los blancos de seducción. Los procesos socialistas de América Latina están en su apogeo pero heridos de muerte. La ola llegó a la cima y comienza el descenso. Pero, como si fuera poco, Raúl no es Fidel; no tiene más remedio que aceptar.

Saldrán victoriosos, triunfantes del Olimpo combatiente, como aquí con el sindicalista Baradel que alza a los docentes con declaraciones explosivas, luego acuerda con el gobierno una salida condicional que mande al muere los reclamos de sus representados pero vuelve y niega los acuerdos además de agregar leña al fuego, es parte de la estrategia, y así el paro de maestros llega al final con aparentes soluciones, él se va de vacaciones a Brasil como héroe, y el cuerpo docente de pronto descubre que sigue igual que antes y peor, porque ahora el gobierno se cobra los días de paro con intereses en cuotas agónicas a lo largo del año. 

Pero los hermanos Castro no serán tan sutiles, advertirán a los cuatro vientos que no habrá concesiones denigrantes bajo amenaza de volver al aislamiento revolucionario "¡Aquí no se negocia nada!"; pero sí las habrá porque Cuba no tiene salida. En 20 años sólo quedarán los nostálgicos de la revolución, como veteranos de una guerra olvidada, hasta que una bandera se deshilache y vuele en hebras descoloridas. Pero algo es seguro, no importa el cambio ni la etapa por inaugurar: Nadie jamás debe preguntar cuál fue la verdad de lo ocurrido en Bahía de Cochinos, y también quién específicamente ordenó la ejecución del Che Guevara. El secreto morirá con los hermanos. Quedará como que fue la CIA, monstruo espectral con sus enormes y temibles silencios para encubrir a otra Panamá de estilo Noriega.

Y si alguna vez, el narrador y editor cubano Eduardo Heras León, de conferencia durante su corta visita a Buenos Aires en 1991, compartió con el público presente –yo entre ellos– la experiencia amarga de ver en su juventud a los Marines norteamericanos ebrios, orinando la estatua de José Martí, esperemos 15 años nada más para ver el anacrónico rulo que la historia les reserva con las estatuas de Raúl y Fidel Castro. Pero no me asombraría que la Cuba post-castrista comparta el uso de las instalaciones macabras de Guantánamo. Nada debe asombrarnos del siglo XXI con los reinos esclavistas del capitalismo o los feudos del socialismo 'Giorgio Armani', cuando hasta los discursos de centro hoy me resultan sospechosos.

El narrador y editor cubano, Eduardo Heras León

CR


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20 de Diciembre: La nube feroz y sangrienta



Hace 13 años, a las 14 hs. del 20 de Diciembre, junto a unos siete u ocho jubilados ofuscados y una decena de muchachos ardientes de corbata floja, tratábamos de acceder a Plaza de Mayo por la esquina de San Martín abriendo puertas en una nube metálica contra los disparos y la caballería, durante el último Estado de Sitio que soportó el país. Dos cuadras más atrás esperaban y miraban el paisaje feroz los muchachos con los carteles y las pancartas de los partidos políticos. Dicha crónica personal consta en el volumen de prosas La nube de metal (2013). Aún conservo intacto el odio sabio de lo visto ese día hecho por nuestra policía contra muchachos con la edad de mis hijas.
Fue dos horas antes de la arremetida final de la policía, a fuerza de disparos a quemarropa, que nos hizo retroceder hasta Avda. 9 de Julio donde se dieron los peores enfrentamientos de la jornada y previo al desenlace de las 17 hs. en la que un Presidente, tras firmar su dimisión, escapó por los techos... Fue el precio final a una década de silencio, la década infame. Y todo eso para volver a anestesiarnos con el kirchnerismo, perdiendo la iniciativa frente a un grupo de pendejos que se arroban el país entero para su  propiedad y fortuna personal con un relato leído en un libreto de carnaval escrito por los nuevos multimillonarios salidos de la Rosada. ¿Qué nos ha pasado a los argentinos?


CR

14 de diciembre de 2014

Conformismo y rebeldía


¿Y qué haremos cuando esta batalla termine? 
Respuesta: Prepararnos para la siguiente.

Qué misterio de la vida es que haya estado yo elaborando en mis pensamientos de estos días previos una relación entre esos  conceptos opuestos que titulan esta nota cuando asisto a una jornada con dos sucesos que parecen adherir a la metáfora histérica que conlleva y al paradigma que invita a continuarlo en el escrito: conformismo o rebeldía. En una generación y apenas un Proceso después, hemos renunciado al amotínamiento para mostrarnos definidamente satisfechos, realizados, concluidos. Es la antítesis de un comportamiento social resilente que creíamos resuelto.
Síntoma y perihelio del "hombre que se construye así mismo" vislumbrado por el arte del siglo XX, el ser social de hoy revela su naturaleza dichosa con un standard pleno de teléfonos móviles, de autos nuevos y de LCDs. Resignados con un relato oficial fácil que implica aceptar el trato de 'hijos', de infantes ingenuos e inconcientes, obsecuentes con el 'arte' terapéutico y de autoayuda individual –cuando sabemos que es bosta social–, derrotistas de la expresión artística genuina que implica cambios traumáticos frente a la crisis, resignados a auto-anestesiarnos para no sentirnos infelices, y tolerantes frente a la mentira en nuestras narices porque preferimos explicar lo inexplicable. Una y otra vez, cultores del conformismo o de la rebeldía ¿qué nos pasa a los argentinos? 
En 2003 el finado Néstor Kirchner firma el decreto por el cual sólo se aceptarían fallos de los tribunales de New York por los tenedores de bonos de la deuda –Holdouts–, ¡transmitido por cadenas nacional!, apenas un año después comienzan los reclamos por incumplimiento y los juicios, y ahora protestamos por el fallo; y porque no nos gusta como tal los llamamos 'buitres' a pedido de la muchachada. Apliquemos esta contradicción risible de los pelotudos crónicos camporistas al relato diario y tendremos el resultado clínico de la salud social: Estamos en coma farmacológico con una sonrisa inexplicable.
Anoche asistí como invitado a la asamblea anual de la Biblioteca Popular Almafuerte de San Justo cuyo presidente es Mario Tenuta pero cuenta siempre con la fortaleza espiritual inagotable de Paula Orive, Abdón Alonso y la digna majestad de María Angélica Maldonado, la bibliotecaria, además de una pequeña galaxia de autoridades cuyo esfuerzo silencioso debería avergonzarnos. La situación actual, las condiciones, en que debe funcionar una biblioteca popular, es deplorable, indigna de un pueblo que aspira a ser culto pero digna del relato actual que nos grita en la cara "¡La cultura... la cultura es la bandera de este gobierno!".
Luego de la mudanza de la anterior sede, propiedad en comodato de la calle Paraguay 2277 –gestión del senador Barrera del FPV–, desalojada para establecer el espectral Centro Cultural Ramón Carillo, donde todavía no hay nada ni creo que lo haya –gestión también del senador Barrera del FPV–, ahora tienen 21 mil libros sin espacio físico donde desembalarlos ni mucho menos acomodarlos, clasificarlos, volverlos accesibles, interesantes, factibles, y hoy ocupan cajas de corrugado, por ejemplo, en los baños de un anterior establecimiento del jardín de infantes,  actualmente destinado a 'archivo anexo de biblioteca' en una calle perdida más allá del centro nervioso de la ciudad, la nueva sede de Juan Florio 3624. Ese es el lugar que ocupa 'la cultura' en La Matanza: un baño para pibes, lejos y allá atrás. Los costos de la mudanza, claro y bien, a cargo de ellos, la biblioteca. Otra metáfora del "arréglense como puedan". 
El movimiento de todo el ejercicio contable de 2014 también es elocuente: 93 mil pesos. ¿Dinero, donaciones, aportes, asignaciones?... la institución sigue contando con la donación mensual del sueldo completo de María Angélica, menor a 3500 pesos mensuales, para los gastos regulares de la institución. Es decir, casi la mitad del ejercicio lo aporta la bibliotecaria de su sueldo personal. Estoy seguro que a una Unidad Básica del PJ, o de La Cámpora, destinan entre cinco y diez veces más, o por derecha o por izquierda, para la movilidad de la 'muchachada'. 

Nos hablan en los discursos políticos de "la quinta provincia" pero en las realizaciones no somos ni el centésimo pueblo de la patria. No somos nada. Y aún cuando terminan de bajar casi con repudio el busto de Sarmiento en el ex Colegio de Internados donde ahora funciona la Delegación de Desarrollo Social, en Avda. Juan Manuel de Rosas 1601 –todo un símbolo en la edad de las sombras tenebrosas–, las bibliotecas populares dependen de las remesas de dinero de la CONABIP, precisamente, creadas por el cuyano, don Domingo Faustino Sarmiento. Eso finalmente no dice que desde 1850 hasta la fecha en materia de bibliotecas no se hizo nada. ¿Y cuántas bibliotecas públicas hay en La Matanza para dos millones de habitantes? ¿Cuántos teatros, cuántos cines? Esa respuesta es lo real. Pero luego formulemos la siguiente pregunta, cuántas unidades básicas hay y enfrentemos el resultado con el de las bibliotecas populares o municipales. De qué nos sirve, entonces, erigirnos como "la quinta" cuando ni siquiera entramos en la lista de ordinales.
Después se ofenden por mis escritos en este, mi espacio privado de reflexión, espían a ver qué digo. Como las pendejas asistentes de nuestra Secretaria de Cultura y Educación quienes justificaban la anulación de mi stand en la Feria del Libro reciente por las expresiones críticas de mi blog hacia el municipio. Y eso fue luego de insistir y resistir con la mentira de una llamada hipotética que nunca me hicieron en la cual, según ellas, las asistentes, aseguraban que yo mismo había resignado mi participación en la feria. Y cuando negué tal llamada, recuerdo el comentario "Es su palabra contra la mía". De eso se trata: Para ellos, no ser sorprendidos mintiendo es lo mismo que decir la verdad. Seguramente son miembros de La Camporita alegre, la misma que debemos destronar en poco tiempo. 

Pero la verdad es otra. El método: Nos mienten en la cara, prueban a ver si la mentira entra sin problemas, pero si no pasa, insisten un poco más. No adherir al relato cínico de la mentira, no ser funcional con el Estado local, el provincial o el nacional, tiene ese precio cotidiano: la nueva desaparición de personas ahora consiste en la anulación social del individuo: "no es necesario asesinarte sino que basta con no escucharte". 
Hemos aceptado libremente sepultar la naturaleza subversiva de la conciencia social nacida del sentido del equilibrio a cambio de unas medallas de plástico manufacturadas en China y otorgadas por la herramienta del gobierno, el Estado. Claro que aquí hablar de "subversivo" remite no a un concepto subliminal de doble lectura, sino estúpidamente a metralletas y molotovs. Pero, a no engañarnos, aquí no habría un millón de muertos como en España por una lucha feroz entre sistemas de gobierno, o monárquico o popular, o de derecha o de izquierda; no habría cien muertos, no habría diez, no habría uno. Satisfechos con la cifra 7 u 8 mil desaparecidos documentados en el pasado –elevados con grandilocuencia hasta la cifra de 30 mil para sentirla más importante, más trascendente–, no quedan luchas por delante, estamos conformes, llenos de no sé qué. Recordamos a nuestros desaparecidos haciendo un asado con baile y guitarreada donde otros fueron torturados. 
Bien, pero tras despedirme de la Biblioteca fuí a la celebración de cierre del ciclo anual del CEIC, la Biblioteca Popular de la Imagen, también en Juan Florio al 3260 pero el evento fue clausurado por la tormenta, por lo que terminé en el Tokio clausurando mi propia jornada. La sorpresa es que pasó por la vereda un viejo amigo, Miguel Echeverría, quien al verme a través del ventanal entró a saludarme y comulgar con un café. La última vez que nos vimos fue durante la Feria del Libro mientras cenaba con un viejo amigo, Fabián Horvath, llegado desde Loma Hermosa a visitarme por motivos menos literarios que amistosos. Miguel me vio en aquella oportunidad y también se acercó a saludarme y vi que tenía un ojo afectado, además de padecer una angustia visible. Me explicó que tenía un tumor maligno detrás del globo ocular, también del diagnóstico lapidario, la sentencia clínica final de extirpar el ojo completo y su natural resistencia a perderlo. Me disertó sobre la contrapropuesta que le hizo a los cirujanos oculares acerca de otra manera de analizar la intervención, les habló de Pitágoras, de ángulos teóricos y diagonales para salvar su ojo. Y nada, la resistencia irracional de los facultados para modificar lo establecido por la medicina tradicional. 
Recuerdo haberle pedido que se cuidara; todo saldría bien. Dos meses después, anoche, le pregunté a Miguel por su ojo, al que vi aún con señales de hematomas. Me dijo que ya lo habían operado luego de un largo peregrinar por juntas médicas de evaluación y más negativas, y alguien que por fin lo escucha en sus motivos, la derivación a una científica de instrumental quirúrgico quien asiste a sus razonamientos y la aceptación de su hipotética y novedosa manera de analizar la intervención. Para eso necesitaron diseñar instrumentos, modificar los métodos, quebrar lo establecido. 
Y así se hizo: Miguel Echeverría, un loco maravilloso de San Justo, termina de revolucionar la cirugía ocular. Siguiendo sus planteos teóricos, cortaron los músculos laterales que controlan el movimiento visual, giraron el ojo, extirparon el tumor de 12 milímetros, aplicaron ganchos diminutos para reconectar los músculos, regresaron el ojo a su posición y un parche para un único día de convalecencia. Ahora gradualmente recupera la visión. Quizá descubramos los detalles en el próximo Congreso Internacional de Medicina Ocular. Aquí la rebeldía tuvo resultados inmediatos. Pero no trata de una medida de tiempo sino un concepto de la resistencia del sentido común en épocas autómatas.

El aburguesamiento nos ha llegado pleno de pobreza civil, de pobreza cultural y social, desactivando la duda, la crítica, lo contestatario, la rebeldía natural del ser. Por eso defendemos los derechos de un delincuente y no los derechos rectores de la sociedad contra la que aquel delinque y en la cual deseamos vivir. No hay crisis ni debate político ni social sino conventillo en las redes sociales. No quedan revoluciones por delante, sino teléfonos móviles en cantidad. Eso y las pancartas de las nuevas risueñas conquistas sociales que implican la renuncia a la razón anterior con la que fuimos educados. Es que a los nuevos argentinos no nos interesa la verdad, sino estar contentos. "Cuéntennos mentiras pero que sean alegres". Nos hemos recibido con honores de "hijos de puta". Y este gobierno trata de asignarnos por nuestra incomprensible docilidad el título aún más alto de Doctor Honoris Causa de hijo de puta.
Vuelvo a insistir ¿o conformistas o rebeldes?, ¿obsecuentes o contestarios?, ¿resignados o amotinados? Algo es seguro, pensando en todos ellos, en Miguel, en Paula, en María Angélica, en Mario, en Abdón, la reserva estética civil culta es lo último que nos diferencia de la bestialidad de vivir ciegos pero sonrientes, estúpidos pero felices, brutales pero resignados, simpáticos pero inválidos, nulos pero condecorados. Ellos son los héroes perdidos, escarapelas de una patria que se resiste a morir en silla de ruedas. Prefiero ser ellos pocos, antes que millones de nada para recibirme de hijo de puta feliz y popular con una 4x4.

CR
Copyright®2014 por Carlos Rigel

9 de diciembre de 2014

Habas fósiles



Recordando los orígenes y el fausto
argentino.


En tiempos cuando la comunidad mapuche iza su propia bandera en nuestro territorio nacional con reclamos de reparación histórica, voy a recordar entonces al Dr. Rodolfo Casamiquela. El gran paleontólogo y etnólogo argentino, quien descubre en Ingeniero Jacobaci al último cacique tehuelche de linaje, Kalacapa, en 1962, y con él elabora los "Cuadernos de gramática tehuelche" que, según me aclaró él mismo alguna vez por email, no habían sido editados excepto en idioma francés para Europa. Otra verguenza para nuestra patria increíble.

Bien, pero expuso que los tehuelches eran originarios de Argentina pero desplazados por los mapuches, que eran una vertiente araucana de Chile de migración a nuestras tierras. El mismo editor Mario Pazos, amigo personal de don Rodolfo y mío, durante la Feria 4ta. Feria del Libro de San Justo (stand de Patagonia Sur Libros), se lamentó y hasta me confesó que "ojalá, Casamiquela nunca hubiera pronunciado la palabra 'Chile' en sus afirmaciones". Pero la certeza científica –a la cual adhiero– causó la protesta de las comunidades mapuches de nuestros territorios y terminó en un escrache público con repulsa y escándalo incluido en las últimas presentaciones de don Rodolfo, sellándolo así en el desprestigio final que arruina su distinción como 'Mayor Notable' negado al fin por el Congreso Nacional Argentino. Hasta allí alcanzó la difamación.

Tuve hace unos años la suerte de verlo reporteado con motivo de una síntesis en un programa del viejo canal de cable Infinito que intentaba documentar los rituales de los chamanes patagónicos en sus invocaciones superiores. Además, el anecdotario que lo sobrevive dice que estando de visita en Chile se dirigió a un cacique mapuche en lengua mapuche y, lo que vuelve memorable la situación, con una correcta pronunciación que desorientó a su interlocutor. Hombre que alguna vez confesó que al acercarse a un cacique para dirigirle la palabra se cubría la cabeza con gorra o sombrero para descubrirse en su presencia en muestra de respeto. Seguí sus notas y artículos con verdaderas ansias de saber, de conocer la cosmovisión de esa altanera y digna comunidad tehuelche que habitó nuestras pampas y la patagonia desde los Andes hasta el Atlántico, y de él me quedó para siempre la huella de su admiración por las étnias.

Sus antecedentes no son menores, fue Paleontólogo de Vertebrados, Antropólogo con especialidad en etnología patagónica y en las lenguas indígenas regionales. La muerte lo sorprendió como investigador del Centro Nacional Patagónico del CONICET de Puerto Madryn. En Argentina fue Premio Nacional de Antropología, también de Biología; Profesor Emérito de la Universidad Nacional de la Patagonia Austral, Presidente de la Fundación Ameghino, propuesto como Doctor Honoris Causa y profesor de varias universidades en Chile. Premio Konex 2006 en la disciplina de Antropología y Arqueología Cultural que destacó a Casamiquela como una de las cien personalidades del país en la Ciencia durante la última década.

El fallecimiento del Dr. Casamiquela en 2008 pasó inadvertido y me quedé con las ganas de conocerlo personalmente. Pero así, un científico, uno de nuestros mejores investigadores, profesor del CONICET, pasó al olvido sin gloria alguna por revelar un dato migratorio étnico e histórico, el mismo que ahora nos estalla en las narices. 

Digo, no pierdan la perspectiva, muchachos. Depende de cómo lo veamos, todos somos inmigrantes... y todos somos nativos. Ustedes también. Es tan hipócrita desconocer el presente como tapar el pasado con escraches, y encima izar una bandera diferente convocando a la desobediencia institucional. No se conviertan en piratas porque no terminará bien. No sueñen con Mapuchia Libre porque eso no ocurrirá.

CR

5 de diciembre de 2014

Verbum criminis causa


Cuando el círculo parece un blanco

Cuánta ofuscación –y felicitación también– ha causado la nota del blog El círculo sin eje acerca de las vicisitudes que debe sortear un escritor durante su vida y antes del fin: indiferencia, contratos fraudulentos, fantasías, olvido, trampas y engaños, descuido, robo y plagio, ignominia, premios estafa, desaliento, diatriba... Cada escrito nace con un destino pírrico y la gloria y el barro para su progenitor.

El título mismo de la nota pretende figurar lo perfecto pero también inútil, sin aplicación geométrica, ya que ausente de eje virtual sólo es visible y menos proclive a la aplicación que a la admiración. Bien, pero tras su lectura desde la aparición en las redes hay heridos y entonados, aunque voy a recordar que fue escrito hace 10 años, en 2004, e incluido tardíamente en el volumen de prosas Una metáfora tóxica, 2013. Su único lector tras la natividad del texto, que yo recuerde, fue el ex Agregado Cultural de una Embajada amiga, quien lo leyó apenas horas después de escrito. Y no ha tenido cambios desde entonces. No los necesita.


Sin embargo, advierto la vigencia en las pulsiones primarias que motivaron el fervor metafórico que anida el texto y que el poeta Víctor Cuello, con precisión quirúrgica, llamó "una puñalada de belleza", aunque admito que el compartirlo en estas fechas a través de las redes públicas fue accidental: buscaba promover la venta del título que lo incluye, un recurso frecuente con mis escritos como medio de autopublicidad, la única posible y legítima en épocas de fantasías y trampas mediáticas.


Me asombran los ofendidos, pero pienso que si hay heridos es porque el paradigma todavía sangra por el mismo lugar. Quien se sienta apedreado hace bien en sentirse así, aunque siga viviendo de la ilusión ajena, y a quien se sienta identificado, me alegra que despierte a una realidad brutal que no es nueva, porque tiene siglos. No descubro nada. Así como la nota "La máquina de premios", cosanguínea del tema y en el mismo blog, es un borrador pasado en limpio sobre las prácticas fraudulentas que los autores a veces debemos advertir por olfato.


Es cierto que hace apenas horas termino de evadir otro globo de fantasías con un pretendido sello editor que no es tal. Ed. Argenta se trata de otra imprenta con oficina céntrica más ocupada en los presupuestos y los beneficios sin esfuerzo que en evaluar los títulos de mi autoría o los de cualquier autor que llegue a sus despachos, ya que luego de dejar en sus manos 9 obras durante una semana no fueron abordadas en sus lecturas, porque el asunto consiste antes de devolverlos en marcar las páginas y hasta dejarles un señalador que evidencie su lectura más allá de toda duda y proclive a deducir que un interés bien fundado justifica la empresa de editarlo previo, claro, a entregarnos la estimación de los costos productivos a cargo por completo del autor. Hasta se me fue dicho que no se me devolvía el ejemplar del ensayo porque estaba subrayado en alguna de sus frases; tras el recupero del libro verifiqué que no era cierto. 


Indiscutible certeza de autor, no fue así, no fueron leídos y todo el andamiaje de operaciones marquetineras ilusorias montado sobre el título de interés por el supuesto sello editorial era tan ilusorio como su lectura. Nadie lee el material ni les interesa el contenido sino el dinero del pago. No es distinto que Dunken o Los cuatro vientos, y quien crea que ese es el funcionamiento regular de un sello editorial y tenga el dinero para invertir, está en su derecho, pero no es así. Mientras tanto, reconozco que escuché los planos del éxito prometido con absoluta cautela porque hasta ese momento creí que se trataba de una editorial pequeña en vías de crecimiento. Trabajo con imprentas desde hace muchos años, algo que aclaré desde el comienzo, sé del diagramado hasta los costos productivos pero también de la falta de identidad institucional; también reconozco la afinidad con el dinero fácil y rápido pendiente del verso maravilloso.

Un aparente sello que convoca por igual a poetas, novelistas, cuentistas, ensayistas, periodistas pero también a autores holísticos, recopiladores e historiadores y cuanto material haya escrito de aquí y de cualquier parte, por ejemplo de otros países, o es un sello galáctico y por encima de los grandes grupos editores actuales, o evidencia un ausente perfil editorial, pero revela claramente que no busca escritores de fama ni de apuesta a crecimiento futuro... sino clientes. Quien llega puede ser Hermann Hesse o el almacenero con la lista de muertos del fiado. Como se dice en la jerga callejera "¡palo y a la bolsa!". 

Veamos los detalles: sin siquiera leer mi ensayo propuesto para su edición me pasan el detalle con el presupuesto de 30 mil pesos por 1000 ejemplares. Conociendo del tema, el precio de cada ejemplar está sobreevaluado nada menos que al doble. La pregunta será cuándo el autor recupera esa "inversión", y la respuesta es nunca. Porque el negocio de la imprenta es cobrar los costos de la edición al autor, no recuperarlos de la venta. Ninguno de los autores de la nómina agotó ediciones. Todo fue un gran verso. En cuanto al comentario por email de la joven María C. de que yo "no le llego ni a los talones con mis agresiones" –imagino que se refiere a la nota "Vivir sin eje" y que origina este texto aunque no iba dirigido a ella sino a una práctica de esta edad–, digo: tiene razón, ni siquiera estoy cerca del suelo que pisa; de hecho vivo en otra galaxia muy diferente, es cierto. Puedo fracasar como autor pero no necesito mentir para vivir de la ilusión ajena ni cagar a nadie con fantasías de éxitos dudosos. No vendo nada excepto mis libros.

Pero Argenta no es una editorial, no lo es como pudo serlo EMECÉ Editores antes del arribo de los grupos españoles, cuando el país salió a remate, es una imprenta de servicios gráficos al estilo Dunken y, como tal, un quemo para el autor, al menos para el autor que acepta enfrentar al mercado con la pluma limpia y desnuda, porque no está sostenida por la venta del material editado y el posterior robo o captura fraudulenta de los Derechos de Autor –como podríamos decirlo de los grandes sellos–, sino peor, está sostenida por el bolsillo directo de los autores, ellos pagan los viajes, las ediciones, la fiesta, la presentación, pagan todo. Lo interesante es que pasamos ligerito a ser rufianes, por lo visto, si no disponemos del monto presupuestado. 

El escrito no importa, puede ser bosta, importa el dinero con que el cliente respalde la fantasía. Por eso ni siquiera abren el texto para conocer su contenido. Tampoco hay un convenio de apuesta al mercado del tipo "mitad-y-mitad", no: "Pagas todo, nene". A eso se debe que tampoco haya autores destacados en su nómina. Lamento escribirlo así, pero es la verdad. Allí están nada más quienes tienen el dinero, sean autores o amateurs. También a esto obedece que algunos sellos sean un pésimo antecedente en la carrera de un autor, si es preferible un sello desconocido antes que uno quemado. Semeja a esos empresarios de contraluz cuando dicen "soy el director de 10 publicaciones", aunque no aclaren que son 10 pasquines ideales para encender el fuego y limpiar la parrilla.

El secreto del crecimiento de un escritor, sin duda, es la distribución y difusión de sus títulos. Eso lo sé desde hace décadas. El siguiente obstáculo es la venta, eso determina el éxito del título, no de su autor. Allí, quien juzga a través de la venta, es el público lector. Ahora, 1000 libros en una ciudad de 3 millones de vecinos no existen, representa el 0,0003 por habitante sólo en CABA. Por eso con las imprentas pequeñas nadie conoce a nadie "aunque lo presenten en la Casa Rosada con aplausos". Un sello como Planeta edita hasta 5000 ejemplares de un título en la primera edición para la exploración de ventas. De acuerdo a la respuesta amplía la edición y luego re-edita hasta 100 mil.

Pero también es posible que el sello menor declare 1000 ejemplares y produzca 3000, porcentaje de cuyas ventas el autor jamás se enterará. Así viene el aparato ahora. De cualquier manera, 3000 ejemplares en un país de 40 millones de habitantes no vale la pena ni el cálculo aunque contenga un buen negocio para una de las partes. No se inspiran en capturar el interés de los lectores para venderles algo, sino en capturar clientes con dinero que tengan algo para publicar. Las redes están llenas de estas ofertas del tipo "Editamos su libro desde 100 ejemplares" bajo la premisa de que el autor quiere saberse publicado, quiere ver su nombre en una tapa. Una imprenta cercana de mi conocimiento personal cuenta con miles de ejemplares abandonados por sus autores caídos en estas trampas ilusas de editar sin distribuir, o de distribuir en 200 quioscos esperando el éxito mayúsculo para luego olvidarlos. Sin embargo, debo reconocer que el ilusionismo sospechoso de Ed. Argenta resulta peor que el perfil conocido de Dunken o Los cuatro vientos –suelo listarlas juntas porque son la misma empresa–, porque estas últimas al menos son honestas cuando anuncian que editan a los autores sueltos por la vida con el dinero en sus propios bolsillos, sin ninguna otra perspectiva o compromiso de éxito ulterior: no ofrecen la gloria ya que tampoco cruza por esa estación.

La difusión de un autor depende del autor mismo y es indispensable la tracción directa con el público en la multiplicación y captura de lectores. Así, surgen los caminos posibles y alternativos para alcanzar esa meta: o los operativos del tipo "fama rápida" por medio de concursos fraudulentos con el apoyo de los medios y escándalos programados, o la construcción de un público leal con el escritor y sus textos, los seguidores y compradores de sus títulos y respaldados legítimamente por concursos bien ganados, certámenes reales, donde el autor somete su obra a un comité de evaluación y compite con sus congéneres. Pero también prevalece la aceptación del camino lento, minúsculo y largo de promover cada escrito con más escritos. No hay otra. Obvia esta síntesis los factores determinantes de la publicidad para que el lector opte por ese título entre la variedad de un mercado saturado, como el diseño de tapa, el comentario, la presentación del objeto visual, y luego el contenido propiamente literario, el prólogo, la técnica, el estilo, los recursos del autoretcétera, valores infaltables para que el lector regrese.

Y en el origen, ¡claro que el mismo escritor debe ser el canillita de su obra!, pero si 10 años después seguimos siendo los únicos canillitas de nuestra obra, algo anda mal. Yo acepté el camino largo, el más lento y acaso tortuoso, aunque también eficaz, de conocer a cada uno de mis lectores pero, agotada la primera edición modesta de cada título, le sigue la decisión de delegar la edición y la distribución en terceros. Así se suscita la visita a Editorial Argenta luego de cumplidas las formalidades de cortesía. 

La pregunta restante será la siguiente: ¿está mal ser imprenta? y la respuesta es no, no está mal, en tanto lo aclaren antes de la entrevista y no contra el descenso del presupuesto, a menos que nos resulte aceptable que, posterior a la intervención quirúrgica, el cirujano nos confiese en verdad ser el camillero, o que el constructor que levantó nuestro hogar nos revele que no es arquitecto recibido, sino apenas el empleado del corralón de materiales, pero que nos tranquilice porque el servicio fue gratuito, venía junto con los implementos de construcción. 

Para terminar, es correcto aclarar que la publicación de la nota del conflicto por las redes fue simplemente casual, inconcientemente fortuita. Tal vez hacen lo que dicen o tal vez aplican el gran verso, no lo sé, si hasta ofrecí material de sellos amigos para distribuir en quioscos aunque sin respuesta debido a la ofuscación, pero la reacción desproporcionada de la representante del sello gráfico permite vislumbrar el descubrimiento de algo podrido en su raíz: No hay tal grandeza sino otro cuento criollo del "tío" sorprendido en plena marcha. 

Quien tenga el dinero que lo gaste como quiera y se lo entregue a quien se le ocurra o que lo regale. En cuanto al sello... están a tiempo de apostar por la literatura nacional, no es mucha pero la hay, mientras tanto la actuación resultante me recuerda a El corazón delator, de Poe. Brindo por su metáfora, señor Edgar.


CR