16 de junio de 2014

La Copa Mundial de uranio



Relato conocido el de las risas y de las lágrimas, 
América está condenada a no aprender de sus errores. 
El pueblo colombiano se ha equivocado al conceder espacio 
a las FARCs en sus decisiones políticas, así como Venezuela 
se equivocó con Chávez o Alemania con Hitler. De esa 
manera, las democracias latinas avanzan hacia el abismo 
con absoluta alegría y creyéndose a salvo. La petrocopa
está en marcha.


A no engañarnos con el ruido cíclico de la Copa Mundial de fútbol, Brasil 2014, porque es prestarse al juego diseñado y calculado para este tiempo. No digo rehusarse a seguir los partidos, sino a resignar la perspectiva y su lectura, la dimensión de sombras que proyectan sus luces. Detrás siempre hay otra metáfora o paralela o tangente. Para vivir el festival de la Copa hay que cerrar el telón al proscenio que habita la represión salvaje de la policía brasileña contra quienes se manifiestan por el hambre y la marginación social, la documentación brutal de cuando los detenidos son rociados con nafta, la muerte "ejemplificadora" de menores en las cárceles, capturados durante las protestas. 

Pero hay algo más temible todavía que encubre con sus operativos distractivos, porque detrás del ruido y los reflectores y los documentos clasificados o no clasificados, se encuentra la irrupción de las FARCs en las provincias colombianas, asumiendo el control total de pueblos enteros a favor de su candidato, Juan Manuel Santos, hoy reelegido Presidente. Esas tropas guerrilleras, aliadas a la izquierda colombiana, finalmente han decidido la elección por ausencia de un público temeroso de manifestarse democráticamente en las urnas, el allanado  compromiso republicano en un país donde el voto es libre. Colombia ha aceptado, acaso por renuncia a luchar por sus derechos, una paz ofrecida por el narcotráfico, algo así como pactar la convivencia pacífica con una cobra en una habitación cerrada. Así serán las democracias a partir de esta edad: llegarán con una pistola en la nuca, sus pueblos y sus gobernantes.

Pero el triunfo de Santos no es el plan, y ni siquiera la estrategia, sino una táctica. Incluso esa es, podríamos decir, la observación aérea, como quien vuela con un cohete y fotografía el suelo desde cien kilómetros de altura. Hay algo más que movimientos, ruido y luces, porque en primera instancia está la movilización de tropas venezolanas en la frontera con Colombia, y no es un ejercicio menor cuando el comando operacional lo ejerce Cuba. Por eso vimos a los habitantes colombianos fronterizos salir a las calles para defender sus pueblos contra la invasión de tropas cubano-bolivarianas mientras el gobierno colombiano hacía campaña frente a la elección.

Entrenamiento de menores por las FARCs
Pero detrás de todo eso está la otra causa, la verdadera, y se trata, nada menos, que del emplazamiento de bases misilíscticas en Venezuela –en Cuba ya estaban–, orientadas hacia los EEUU. Ya vimos los documentos fílmicos y fotográficos del desplazamiento de misiles por territorio venezolano. El cuadro comienza a develarse. Detrás de Santos, están las FARCs, el Cartel del Sol pero, finalmente, el castrismo del Gran Hermano Raúl Castro con sus propios planes imperialistas. La Paz de las bestias no trae beneficios sino la muerte en cuotas, sólo tardará más tiempo en revelarse. A fin de cuentas, el bloque Cubania se prepara para la Tercera Guerra Mundial, la del uranio y el petróleo, y acaso comience contra el imperio del norte pero, al final, derramará sobre América latina cuando seamos u opositores o rebeldes al control de narcogobiernos petroleros.

Mientras tanto, Obama mira sin concluir los reportes de inteligencia electrónica cuando en el congreso los bastiones republicanos se abalanzan para comérselo crudo: Ultimatum de 30 días para Putin con Ucrania, cuando en la puerta sur del país del norte, las Tierras de la Bestia, comienzan a aprestarse para devorarlos y devorarnos. Obama no puede ser más tonto e impotente. 


Y de Europa nos llegan documentos acerca de las novedades del financiamiento del madurismo para la liberación de terroristas etarras detenidos por crímenes civiles, cuando España, por ejemplo, miraba el conflicto en Centroamérica a la distancia, como por videos ilustrativos. Pero, insisto, no se trata del chavismo ni del madurismo, es la versada "globalización" según el castrismo, el mismo que trae el terror por igual al mundo civilizado. La idea es causar el caos y apostar a un nuevo orden mundial donde Cuba sea epicentro o miembro de la mesa directiva. Ahora cobra lúcida y temeraria notoriedad el refinamiento de uranio venezolano en Argentina, el tráfico de armas, los embarques de narcóticos rumbo a Europa. La idea es simple: sacudir al mundo con petróleo o con cocaína y, de ser necesario, con uranio o con virus letales. Nadie saldrá ileso.


La represión desmedida en Venezuela y Brasil, la defensa civil del pueblo colombiano en sus fronteras, no son el objetivo sino el relato colateral que nos augura cuál es el verdadero valor del ciudadano común en el nuevo orden y cuánto vale su opinión. La idea es armarse para lo que viene, algo tan buscado como esperado. La paz en Colombia hoy ha tenido un precio altísimo para el futuro americano. El cuadro resultante no podría ser más tétrico y desalentador. Bueno, pero, mientras tanto, miremos el Mundial, olvidando por hoy la otra "mundial" que los muchachos centroamericanos nos ultiman en sus detalles. 


Barón Carlos Rigel


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