25 de marzo de 2008

Holocausto privado

TRAS el abominable intento de Satanaccia de apropiarse de mi vida
—o de mi muerte—, buscando privarlo de tal placer, me aboqué
con interés al artificio de mi holocausto personal. Así, en un ataque
demencial de furia homicida, me tragué una bolsa entera de
Carrefour. Sólo el juego de broches para la ropa que aún aguardaba
en su interior impidió el tétrico resultado.
Creo que volveré a intentarlo el año que viene con una de consorcio.
Espero acordarme de vaciarla antes de comenzar a masticarla como
si fuera una porción de pizza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario