23 de abril de 2015

Burlas




Nueva aparición de "los Grupos de tareas locales" 
en letras. Y siguen los "éxitos".



Y retoman las burlas a mis amistades por los coordinadores de Autores de La Matanza, quienes participarán en esta edición de la 41ra. Feria del Libro de Buenos Aires por el favor del gobierno municipal, quien les provee del stand como ventana de exposición y ventas. Y así, grupos de autores locales "funcionales" con el gobierno municipal y kirchnerista, llegan a la metrópoli de la mano del intendente Espinoza y autoridades de la Secretaría de cultura y Educación. Como quien dice "¡Che, boludo, mirá lo que logramos por callarnos y bajarnos los pantalones todos los años!". El triunfo de Autores de La Matanza le pertenece a la Secretaría de Cultura y Educación del municipio. 

Como es de esperar, no he sido invitado a participar del evento, lo que en verdad me exime de disculparme y brindar explicaciones por mi renuncia a sumarme, como también lo hice a los actos políticos a los que fui invitado anteriormente y siempre por fuera del evento anual de la Feria del Libro local, porque en este último caso ese público se trata de mis vecinos; vale la pena esa lucha. Todo lo demás lo dejo pasar. Y soy una figura tan menor que deben reunirse Secretarías, subsecretarías, Asistentes, Coordinadores de grupos de tareas, locutores radiales, familiares, adherentes y gente del montón para bajarme entre todos ellos el dedo pulgar. Muchos "Pilatos" hacen una turba de fariseos. Todo un mérito. Si esperan un poco les diré dónde pueden poner el pulgar.

No tengo mayor información ni los detalles del stand, pero es bueno recordar mi posición frente a las dádivas de los gobiernos cuando se inmiscuyen en las artes o en la cultura para exponerlos como triunfos de gobierno. Quien conozca mi pensamiento, sabe que el único camino que acepto es el legítimo como cualquier autor en la arena social: Escritor-editor-lector. Si no llego al gran público por mérito propio, es decir, por la valía de mi pluma, no me interesa como premio consuelo llegar de la mano de ningún turista de ninguna administración estatal actual ni futura. Eso no es reconocimiento personal, sino favores al montón. Aceptarles algo a los políticos sería indigno para mí porque implica mirar para otro lado o callar lo que veo, o no me gusta, o me resulta cuestionable, y no estoy dispuesto a sacrificar mi integridad batalladora ni por ese ni por otros motivos. Es lo único que tengo y que mantengo cada día libre de "gauchadas políticas" que no sean en defensa voluntaria de la Libre expresión. Y es, precisamente, esa herramienta la que uso y me trae problemas, sabrán, como a Neruda, a Roa Bastos, a Cortázar, a Conti, a Mujica Lainez y otros que no es necesario recordar, pero son de esos que a veces "ellos" homenajean, pensando que actitud civil y escritura están disociadas. 


"Esta discriminación es promovida por 
Autores de La Matanza y auspiciada por 
la Secretaría de Cultura y Educación".

La rebeldía tiene ese precio y lo acepté hace décadas y con gusto, de cuando muchos de ellos iban a la escuela primaria. Si tuviera tiempo les explicaría lo que implica, además de "escribir", tener una posición política, civil y ética como autor "independiente". Es la ruta que elegí y entiendo que es lenta y sinuosa; incluso quizá se diluya antes de alcanzar algo concreto, no lo sé, pero tampoco aceptaré el Premio al Mejor Portero del año, verán, ni el Reconocimiento a los 30 años de Puntualidad Laboral. No son para mí.




Ellos son parte del "grupo de tareas" del gobierno local, una extensión casi gratuita del kirchnerismo a la que una vez llamé "la Camporita pseudoilustrada", y cumplen la función que les encomienda una Secretaría. "Dale, decile esto", "Uy, gritale esto otro", "Dale, escribile aquello y también esto otro". Por eso los rotulé de "hijos del Proceso", pero porque son un par de pelotudos represores y nada más. Ahora, bien, desde estas corporaciones o alianzas sucias, entre personal político en función y grupos privados con beneficios sectarios, no es difícil apuntarle a un particular. A eso viene la burla, como decir: "Nos respalda el kirchnerismo, a vos no".


"Somos nosotros, los mismos de siempre, 
y algunos más. Los que no están, no son".

Sin embargo, nadie de CABA, ni del país, ni del mundo entero, irá y manifestará frente a ellos "Dame la obra completa de Jacinto Pichimahuido", ni tampoco "Dame el último de Gildo Túsmido", porque ni Jacinto Pichimahuido ni Gildo Túsmido existen, sino que existe una agrupación nominada y genérica, un bulto cerrado que puede o no tener sorpresas; nadie específico que sea nombre de un estilo que alguien esté buscando en este preciso momento. Por eso a mí no me sirve, mi línea no pasa por allí.

Pero lo mejor de La Matanza sigue sin aparecer: Cao, Dalter, Rubio, Pérez Árias, Chapa, etcétera, porque el espacio lo administran con la Secretaría de Cultura y Educación, dos o tres palurdos barrenderos y porteros que escriben y que poco o nada saben del asunto. Son el elenco estable y ese poder lo usan en su beneficio, por eso son eje y centro del evento. Y lo desagregan con el mismo criterio que un aula de alumnos de escuela primaria: "Túsmido"...¡Presente!, "Diguglielmo"... ¡Presente!.. "Giacomino"... ¡Ausente!... "Rivarola"... ¡Presente!... "Pascucci... ¿Pascucci?"... ¡Ausente!... Ellos son los preceptores y los cuida-portones de la organización, y no es una metáfora. Por eso mismo nuestra poeta Norma Ester Montenegro, en 2012, quedó fuera de las presentaciones oficiales de autores. Se disculparon con ella, pero no cambiaron el método.  Y a la Secretaría le conviene así, priorizan la cantidad, no la calidad, necesitan cumplir. Crearon finalmente la "isla" que anuncié en 2012 y que valió mi censura. Quienes deberían ser ya, hoy, homenajeados no cuentan, sino los aficionados; de allí la burla a quienes quedan afuera.


"Vieron esos escritores famosos que ustedes tanto 
homenajean, bien, eran rebeldes y parias porque nunca 
se sentaron en las sillas sucias ofrecidas por los gobiernos. 
A veces, sentarte sin mirar te puede ensuciar el culo, 
es ese lugar de tu cuerpo que nunca ves".

La suma lineal de años de trabajo que dejan afuera supera largamente los 200 años, ya que cada uno de los excluidos tiene más de 30 años de experiencia en su área creativa. Mi independencia cívica y mi moral personal me impiden bajarme los pantalones por un lugar promovido por un gobierno, porque nada de eso me volverá un mejor autor, pero también para esos otros excluidos es la burla. Repito, sólo en mi caso privado hasta ahora he defendido mi lugar en la Feria del Libro de San Justo, porque allí están mis amigos artistas, mis lectores, mis colegas y mi familia, cuando hasta el personal oficial y retirado consular y de Embajadas allegadas a nuestro país saben de lo que ha costado mantener mi lugar. Los excluidos por Autores de La Matanza estuvieron invitados a exponer en mi stand, que no aceptaran fue cosa de cada uno. Lo demás... lo demás queda a un costado. 

Lo que para unos es un éxito para otros sería una vergüenza. Extiendo, entonces, mis cautelosas felicitaciones a quienes piensen que ese es el techo de sus vidas. Llevo otro camino.

CR