21 de septiembre de 2014

"Diarios de autor" edición 2014




La edición 2014 de la trilogía Diarios de autor, frente a la anterior de 2012, no sólo cuenta con cubiertas nuevas sino, también, con una ampliación generosa de títulos. La idea que prima es siempre darle algo más al lector, aunque esto no invalida a la edición anterior porque la incluye.

Voy a recordar los diarios nacieron conceptualmente casi como "revistas" de pocas páginas y que reunían algunas de mis vivencias y reflexiones con autores conocidos, análisis y memorias acumuladas durante décadas de ejercicio literario, por eso mismo no responden a un género comercial o clásico sino a un recopilación personal de estilo cuasi bíblico con epístolas, conclusiones, ficciones y críticas del diario vivir y pensar, ya que el mero acto de asistir a los acontecimientos no es suficiente sino están rectificados por nuestra subjetividad, de allí el neúmeno de Kant, la diferencia entre el fenómeno en sí mismo con y sin el ser humano. 

Allí convergen escritores con quienes compartí algún momento de mi vida, como el poeta paraguayo Elvio Romero, Ramiro Domínguez, ex Agregado cultural de una embajada en nuestro país, el Premio Cervantes Augusto Roa Bastos, el frondoso Enrique Jaramillo-Levi y el ensayista y lingüista Martin Jamieson, ambos panameños, el guatemalteco Augusto Monterroso, Gustavo Nielsen, Juan Forn, Abelardo Castillo, el mitológico Otto Miller, Edgardo Lois y otros autores exuberantes de quienes creo tener algo o vivido o compartido, pero también de otros autores jamás vistos pero igualmente recordados con intensidad y que pertenecen a la Memoria universal, diría Shaw, porque radican para siempre en las bibliotecas de la humanidad. Todos ellos me dejaron una huella y, lo que es más importante, se la dejaron al tiempo. Algunos pasaron y otros quedaron, pero encontrar sus reflejos dispersos en los títulos es tarea del lector.

Pero al agotar la primera edición y renovar la publicación de los volúmenes, de nuevo me encuentro frente al dilema de dejarlos como están o ampliarlos con el agregado de otros textos. Y prevalece entonces el compromiso de pensar en un lector nuevo, y como tal merece más. "Hoy elegir es un acto revolucionario" decía hace poco en un prólogo, paradigma que también me incluye. De allí la ampliación del índice con más títulos.

Esta práctica no es novedosa ya que fue inaugurada por Walt Whitman hace casi 200 años, quien corregía, actualizaba y hasta incluía las críticas de sus lectores, extremo al que no he llegado todavía. Más que libros clausurados por su autor, a partir de hoy serán "libros olvidados". Calamum clausa.


CR


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