Estimado Sr. GRS
Atento a sus desatinados comentarios acerca de mi edad, le respondo sucinto:
Tenga en claro Ud. que mi edad no corresponde al simple calendario gregoriano y sus conocidas aplicaciones cronológicas occidentales, sino que es consistente al calendario astronómico Etrusco (famosos por sus redondeos comerciales y sus prácticas digamos "diversigámicas") y que debo recalcular cada año para conocer mi edad basado en el movimiento celeste, las mareas venusianas y las fluctuaciones lunares y solares, así como la migración de ballenas por el Alto Paraná, que aunque el año anterior haya cumplido 48 y el anterior a ese 49, mis cálculos (con una precisión digamos aceptable) me indican que este año cumplo 47, y aunque recuerde que hace unos años también cumplí 47 (y creo que por segunda vez en esa oportunidad), eso no quiere decir nada, ya que eso no me aclara cuántos cumpliré al año que viene, al menos hasta que repita concienzudamente mis cálculos inspirado en las ecuaciones heredadas por el sabio etrusco Marmóstenes, el Quejumbroso.
Como Ud. puede ver mi ambigüedad no obedece a la pereza de sentarme este reciente 9 de noviembre a calcular cuántos cumplo. Einstein no recordaba la tabla del 8 y hacía desastres. Pero, además, el 47 me resulta un buen número, lleno de posibilidades y misterios quizá inspirado en el 4, pues cuatro son los evangelios, las estaciones del año y el "4" que va de Liniers al Correo Central y la Aduana; y fíjese usted el 7, sin ir más lejos, las Siete Maravillas Desconocidas, las nariz invertida y el Lobisón (el séptimo hijo varón), y también el "7" (que no sé de donde sale ni para donde va pero que lo he visto cruzar por Pueyrredón).
Mientras que si digo "48", a lo expuesto anteriormente le agrego "1" que es el Todo, la unidad primigenia. Pero vea usted que si analizo el 8 es el infinito, los dos buracos enlazados, la figura perfecta duplicada y más inútil que antes, el Ying y el Yang sodomizados, la Naranja contra el espejo, los Ocho anillos de Saturno, y el ocho, caricatura suprema del anteojo, emblema y símbolo del binocular (que al tuerto le mejora la mirada láser cuando nace torcida); ocho, además, son las avenidas importantes de Jamaica, y ocho: el máximo de sillas en una mesa; número creado en la antigua Macedonia cuando dos huevos cayeron juntos al suelo, pero no pensaron en "2" sino en los tres pares anteriores que yacían aplastados a su lado con cáscara y todo. Su nombre fue pronunciado por primera vez por la responsable cocinera sirofeniza ante el cadalso.
Como puede vislumbrar, tanto el 47 como el 48 tratan de la voluptuosidad de los números kabalísticos descendidos a nosotros por los extraterrestres en la Edad de OroVerde. Tanto la numerología quinielera de "il morto" como "il morto qui parla" corresponden a una Edad posterior: la de la Timba fiscalizada por Casinos de la Provincia. No es ninguna deshonra llegar al final del cálculo y descubrir un "7" o un "8". Pero si alguna vez aparece un "9" o incluso un "5" se lo haré saber fervientemente.
Pero mucho me temo que Ud. es un chauvinista del capitalismo, de los que dicen: "dos más dos es cuatro" y esperan el Nobel de Matemáticas por la afirmación. Su imperialismo aritmético no podría ser más decadente. ¡A renovar esos votos aditivos se ha dicho! Ud. debe ser de esos que cumplen uno tras otro inalterables hacia el descenso de la madrugada hasta que un día aborrecen el espejo. De persistir en esa idea macabra, le vaticino para el futuro pañales y desarreglos prostáticos. ¡Qué mejor que desconocer cuántos cumpliremos el año que viene!
Si hasta el gobierno ve un 1,2 cuando es un 8,5.
Meridiano y autógeno (como siempre),
lo saluda Rig
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