31 de octubre de 2009

El samurai y la Luna



























Para quienes cultivábamos la música del género pre-new age, o quizá proto-new age, del griego Vangelis Papathanassiou, Takahashi Masanori, Kitaro, representó un aire fresco con fragancias orientales, por ende milenarias; tan milenarias como nuestros orígenes culturales griegos. No fue menor la sorpresa al descubrir que el cantante lírico Jon Anderson (ex Yes) quien acompañaba en las últimas épocas a Vangelis en obras tales como Heaven and Hell, Short Stories o The friends of Mr. Cairo, ahora acompañaba al samurai del sonido.

Y a no desencantarse, no se trata de un destronamiento o un recambio en el panteón musical, sino de una evolución generacional, tanto como pudo serlo Beethoven respecto de Mozart; o Gershwin respecto de Wagner. Podría decir que todo suma aunque si escucho a Beethoven y luego la cumbia villera nacional es probable que piense que algo terminó espantosamente mal.

Y claro, el descubrimiento de su obra conlleva claras decepciones: se trata de más de 90 CDs a la fecha. Casi imposible reunirlos a todos. Va de majestuoso a ingenuo, de complejo a tirano, de melodioso a estridente. Su producción, a diferencia de Vangelis, contiene recitales en vivo con representaciones de estilo teatral como Tamayura (1999), con coreografía y puesta en escena, de manera que no sólo trata de un ingenio de estudio para el deleite del oído, sino también de un espectáculo completo con esplendor visual. Quizá nos hace reprocharle al griego la ausencia del universo greco en su concepción musical de la existencia. También su distante misantropía.

Leí que siendo muy joven perteneció a un grupo de músicos japoneses muy inestables quienes faltaban frecuentemente a los ensayos lo que terminó por impulsar al músico a aprender y reemplazar los instrumentos ausentes. Hoy se basta por lo general solo aunque a veces lo acompañe una voz o una orquesta completa.

Pero a no engañarnos: a veces le falta criterio operístico, sentido de "obra completa y total", algo que no podemos reprocharle al griego Vangelis. Lo cierto es que hay CDs del autor nipón perfectamente olvidables. Quizá le reclamaría menos producción y mayor elaboración y calidad en sus obras si es que esto fuera una competencia; no lo es. No todo pasa por un sintetizador, como pudo advertirlo en Heaven & Earth (Cielo y tierra) de 1993. Finalmente el video pasa o es restrictivo, aún en esta época, mientras que la música queda.

De alguna manera Kitaro (nombre de un personaje de historieta nipona) despierta la envidia cultural. Pero de otra manera siento que era previsible que una nación tan profunda y tridimensional diera a la humanidad algo más que autos, sables y rigor. Su propia imagen nos despierta a una realidad temporalmente distante. Parece un dios oriental extraído de una ilustración medieval.

Resta agregar, en defensa del olvidado Vangelis, que fue el autor de una verdadera odisea bíblica: Heaven and Hell (Cielo e Infierno) de 1975, que hasta el momento no tiene sombras que lo eclipsen.


La discografía de Kitaro es inmensa. Insisto, cuesta abarcarla ya que siempre le falta algo. Deduzco que produce de dos a tres obras al año y en una simple cuenta, si multiplicamos su producción anual desde el año 80 a nuestros días... En fin. ¿Links de descarga? hay por todas partes. Verlo con la guitarra es notar la ausencia de armadura y katana.

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