15 de enero de 2009

La sequía anunciada


Cuando los chacareros argentinos protestan contra el gobierno de Cristina Fernández por la ausencia de medidas frente a las pérdidas casi totales del agro, producto de la sequía que afecta desde hace meses al norte y centro del país, olvidan que también son responsables de la aridez con la tala indiscriminada de bosques y el preanunciado desequilibrio en la tierra: Simplemente pierde la capacidad de retener el agua. El ciclo se rompe. Y si la desaparición de bosques completos tenía como fin la siembra de soja o de trigo o de maíz o de papas o la producción de madera, lo que sea, los resultados hoy son observables. Esto comenzó hace apenas 15 años. También hay que anunciarles que éste es sólo el principio. En pocos años nuestro norte quedará como el Sahara o el desierto australiano.
También es bueno citar que éste último lo produjo la mano del Hombre durante los últimos 2 mil años con la quema anual de pastizales. La busca de brotes nuevos para el pastoreo del ganado dio como resultado uno de los desiertos más extensos de la tierra.
Y si al problema del desequilibrio ecológico además le agregamos el saqueo de nuestros acuíferos del litoral cuando buques cisterna extranjeros llegan vacíos y salen llenos de agua por el módico precio de una cometa a prefectura, digamos, cien o doscientos euros, entonces alcanzamos el estado de crisis. Debemos recordar que menos del 3 por ciento del agua mundial es potable. Si cada buque extrae entre 2 y 30 millones de litros de agua, según el porte, podemos estimar anualmente la pérdida que padece nuestro caudal fluvial y luego pluvial. Sólo nos resta multiplicarlo por una década. A estos dos factores obedece que nuestros ríos y lagunas hoy sean amplias avenidas de arena ideales para picadas de motos y vehículo todoterreno. Allí también correrán el Dakar en pocos años.
Gobiernos, empresarios y pícaros son responsables pero más el gobierno cuando no preserva el patrimonio -que no sólo es la reserva federal o de petróleo o un paisaje-, y es divertido que entre ellos se culpen y se peleen pero lo cierto es que nos han llevado a esta crisis por mirar para otra parte. No entiendo qué nos hace ceer que somos inmunes a nuestras torpezas y mezquindades. Al saqueo de nuestras reservas marinas respondimos alegremente con más saqueo territorial porque pensábamos que los recursos eran inagotables. La pobreza que sobreviene demuestra que no lo eran. Pero nadie dirá que no se dio cuenta.

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