16 de diciembre de 2016

Cierre del Primer Encuentro de Letras en Merlo


Tras 24 años de terrorismo de Estado encubierto de peronismo, aunque de confección feudal, los vecinos de Merlo anoche aplaudieron de pie en el cierre del Primer Encuentro de Letras en una expresión cultural y democrática que sólo vi anteriormente en Diciembre de 1983, tras la apertura de la democracia.
Con una lista tenebrosa de muertos y víctimas resultantes de una etapa oscurantista que recuerda a capítulos pasados de nuestra historia –y que aquí puedo llamar "mini-proceso de reorganización"–, el episodio cerrado acaso nos advierte que no hacen falta golpes de Estado para padecer bestialidad en los gobiernos. Bajo un populismo cosmético también habita la barbarie. Fue inevitable para mí rememorar las advertencias bajo la forma de certezas inminentes de la periodista italiana Oriana Falacci tras el triunfo de Alfonsín sobre la endeble democracia naciente en Argentina. También que la traición a los pueblos llega sonriente para abrazarnos. Todo se cumplió. El "Nunca más" de Strassera, de nuevo estuvo implícitamente vigente. Los vecinos merlenses se recuperan de una tragedia silenciosa que alguna vez pareció interminable. De allí mi protesta permanente para quienes recuperan un pasado de plomo para desconocer y negar los horrores del presente. Bueno, pero hay vientos nuevos en Merlo.


En el inicio y en el cierre del evento hubo citas de ardores políticos inevitables, recordando traumas comunales vividos, también cambios inesperados en el programa, como haberlo realizado amablemente al aire libre pero sin anuncios previos ni la logística pertinente. Aunque fue una noche inolvidable que cerró intimista iluminada con velas, metáfora accidental que recuerda los cafés del Grupo de Mayo, en los comienzos de la patria. El ambiente vagamente colonial de la Casa de las Antorchas y el sulqui en descanso en el amplio patio de cesped me inspiró esa idea suntuosa del tiempo y el origen. El público, absorto por momentos, muy respetuoso y adulto, fue solemne y constante, por eso las bromas literarias durante mi disertación para quebrar tanta estupefacta seriedad.

La apertura con la voz de la soprano al comienzo y las cantatas de un breve repertorio al piano fue una deleitosa extravagancia para el alma, un momento inspirador; los muchachos de la proclama contra la violencia y la danza de bombos criollos con la fuerza de la rebeldía y la claridad contestataria juvenil; el solista de guitarra que nos acompañó con arpegios de cuerda; y también descubrir entre los valores de distrito a Horacio Poggi que fue una experiencia memorable para mí: la potencia inmóvil de sus cadencias poéticas y la introducción reveladora donde rememoró los orígenes de una compañera de los talleres de narrativa, una novelista que pocos años después fue mi coordinadora cuando yo recién comenzaba con mis primeros relatos.

Carlos Rigel, Mariano Iaciancio, Marcelo Lahitte, Horacio E. Poggi


De pronto, puntos sueltos en el espacio y el tiempo configuraron una línea y luego una figura. Tanta experiencia acumulada y al fin tuvo su espacio gracias al emprendimiento de ayer a la tarde organizado por Autores de Merlo, organización que ha demarcado la cancha. Pero también debo confesar que al extender la invitación a mis contactos no convocaba tanto al acontecimiento cultural como a la señal de los tiempos en una sociedad que ha superado al peligro del abismo, aunque todavía debe alejarse y reconfirmar la ruta tan dolorosamente recuperada. Pero, signo y señal de etapa concluida, fue la manera ideal de expresar una dirección cardinal que la sociedad merlense ha elegido y que debe continuar como un destino cotidiano. Pero el fuego no es nuestro, gente, sólo hay que mantenerlo encendido. Abrazos a todos los vecinos de Merlo.

CR

Copyright®2016  por Carlos Rigel