9 de julio de 2017

Maduro ad portas





Resulta que los espectadores alteran el escenario y el factor económico-financiero tiene algunas respuestas del estilo de la obra en marcha. 

La liberación del líder opositor al madurismo Leopoldo López no obedece a causas humanitarias ni ideológicas ni de respeto por los Derechos Humanos, cuando hace apenas horas colectivos chavistas paramilitares asaltaban a golpes la Asamblea Nacional, dejando inconcientes y sangrantes diputados venezolanos, sino a razones de divisas. Mientras Obama fue el Presidente de EEUU no fue difícil para los mentores de la Patria Grande mantener un estilo revolucionario de enfrentamiento con un comercio asegurado. Pero en EEUU hubo elecciones y cambio de gobierno hace 100 días.

Es que luego del pedido de entrevista de Lilian Tintori, la esposa de López, con Trump, quien goza del asesoramiento espinoso del Senador de Miami, Marco Rubio, el régimen de Maduro teme el bloqueo económico final con la pérdida de la venta de crudo a EEUU como una advertencia del norte contra los excesos de creerse libre e independiente de toda influencia externa.

Recordemos que Venezuela tiene como mayor comprador de petróleo a EEUU, único sustento del régimen bolivariano en la actualidad, y para la economía norteamericana, el crudo venezolano representa el tercero en la lista de proveedores. Anotemos que la “revolución bolivariana” fue posible con un barril de crudo a 120 dólares, mientras que hoy cotiza a 39 dólares. EEUU puede suplantarlo fácilmente renegociando con los países árabes que termina de visitar de gira hace pocas semanas. Y el régimen chavista, sin el sustento del norte, no podría ni pagarles el sueldo a sus propias fuerzas represivas, además de mayor hambre en la población con desbordes sociales multiplicados por 10 en una tierra rica que ha destruido el aparato productivo y comercial y que no puede autoabastecer de lo básico a su propio pueblo.

Es decir, se llenan la boca vociferenado contra el imperio “genocida”, pero dependen de sus dineros para respirar. Si América Latina bloqueara el comercio total con Venezuela, hasta el armamento para reprimir que exporta de Brasil y Ecuador, como de la China del capitalismo marxista, la “revolución bolivariana” no soportaría en pie ni 24 horas.

La obra revela destellos y fulgores atípicos. En Nicaragua hay movilizaciones sociales contra la revolución de Ortega. Como la revolución cubana, fue hace años y la parpetuación de líderes habla más de una monarquía sustitutiva de la democracia que, como en Venezuela, merece ahora una contrarrevolución que corrija la revolución, ya que bajo el pretexto de cuidar que el pasado no vuelva, sacrifican el futuro, esa parte que algunos líderes olvidaron contarles a sus pueblos. 

Ortega hace malavarismos con el asesoramiento endeble de Raúl Castro, vetereano represor quien, por su lado, ajusta los cinturones porque los calzones se le caen. Fidel no está, la política blanda de Obama terminó. Teme el regreso al bloqueo económico de EEUU en la era Trump con nuevos desbordes sociales en Cuba, más represión y más Terrorismo de Estado que desnude otra dictadura de hambre tolerada hasta ahora por su insignificancia continental hasta que salió de la isla y cruzó a tierra firme, régimen que acostumbra a desaparecer en el aire a los obreros opositores que protagonizan alzamientos contra el régimen. Un día terminará realmente mal. Cuba respira por el aire ajeno.

Es que ya no está al mando el mago de la palabra, don Fidel, para conseguir algunos millones de barrilles de petróleo gratis y unos buques llenos de alimentos a cambio de un discurso proverbial e ilusionista, como en épocas de la dorada URSS, entonces don Raúl ahora debe exponerse en el continente como consejero familiar y a la vista de Trump quien lo observa con el matacucarachas listo en la mano. Mientras Maduro le destine algunos barriles de crudo a Cuba a cambio de personal militar y asesoramiento represivo, don Raúl estará satisfecho y tranquilo con sus objeticos inmediatos de mantener una paz tensa en la isla.



Pero para Castro también peligran los planificados beneficios del acuerdo Santos-FARCs por el control de la guerrila y los embarques de cocaina en Colombia, acostumbrado a asesorar a los países de su interés en momentos de crisis siempre por los dividendos retornables, ya sean en dólares o en poder, mientras la OEA festeja a los saltos, como idiotas, el triunfo de una gestión engañosa con la entrega de armas comunes y fusiles rotos de las FARCs mientras Ecuador lava sus manos estilo Pilato y dice "Yo no fui, no tengo nada que ver con la guerrilla" aunque solían refugiarse en sus territorios cuando el ejército colombiano los empujaba hasta la frontera, a tiempo que Trump, de visita en Polonia, acaba de homenajear en un discurso fervoroso los alzamientos de Varsovia, honrando a un pueblo polaco castigado de ambos lados por nazis y soviéticos –facsistas y marxistas–, palabras aplaudidas por el pueblo presente de pie.

Es otra advertencia inductiva de Trump a Maduro y amigos sobre la cantidad de tolerancia que le resta para con ellos. Parodiando a Fukuyama hay un fin de la historia cada día. Pero la cosa no viene nada bien desde que cambió el comisario en el pueblo.

CR

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