
No
les queda otra que negarlo todo, que enfurecerse más, que ningunear
a medio país, que objetivar el odio, alimentar el tumor y sumar
cálculos. Pienso: cuando gobiernan “los de enfrente” les
recuerdan que “deben gobernar para todos”, pero cuando les toca a
ellos, gobiernan para ellos y se burlan de la otra mitad.
La grieta
se mantiene fresca y vigente, como recién hecha. Con
ella intentaron reinaugurar una lucha de clases ilusoria pero en
verdad son quienes buscan la marginalidad operativa por los
beneficios colaterales de una continuidad casi centenaria de una
elite “trabajadora” hoy multimillonaria. Y dio resultados
tangibles. Es el paradigma del Poder que para constituirse necesita de
esclavos y éstos cuanto más ignorantes más poderosa la cima que
los gobierna. La desigualdad debe ser abrumadora para que parezca
igualdad “Poder es atropellarte con mi auto importado y luego
regalarte una silla de ruedas”.
Un
sector minoritario de tolerantes piensa que el organismo nacional
todavía puede curarse de las heridas abiertas durante 12 años de
sostenida pobreza y luego de 10 del menemato. pero olvidan que a la
grieta no la hicieron nacer para ser cerrada, así como no se cose un
páncreas a un brazo esperando que funcione, ni un ojo con un talón
esperando que mire adonde pisa. Sin embargo, en sus discursos tienen
claro que existe, porque la crearon.
Muy
a menudo, el lenguaje sirve para desnaturalizar el significado de los
hechos. Cada generación tiene la paternidad distorsiva de recrear una
historia de héroes proletarios en una sociedad que busca ser
propietaria. Ellos son los primeros propietarios, sus hijos lo serán,
y para eso deben seguir existiendo esclavos en cantidad, por eso la
necesidad de inspirar el odio hacia el otro "Yo te digo a quien
tenes que odiar, esos son los culpables de tu miseria" que es la manera de correrse a un costado del
eje. Construyen tribunas porque saben que el hombre en masa no es moral ni ético ni estético y así es fácil de dirigir.
La
grieta en carne temblorosa que nos divide hizo piel de cada lado y el
abismo que media fue cubierto con odio. Eso impide la conexión del
tejido. Podemos reinventar otro país pero no ese. así como nadie de
Boca se vuelve de River aunque pierda. Argentina es un pan quebrado
al medio, y si lo pegan con la Gotita Poxipol deja de ser pan. Aunque
me alegra saber que de un lado no hay odio, sino reclamo de justicia
y de que “no vuelvan más” los que se fueron. ¿Qué otra cosa
esperaban?
La
marcha fue masiva. Caminando entre ellos me confundí, fui con ellos
y no había desprecio sustantivo. Nadie de este lado dijo “a
perseguirlos y matarlos como a ratas”. Pero el tejido está
sellado, no hay regreso. Cada acto apunta a profundizar la disección
que caló hasta el hueso. Comprendo que fue el resultado de un
accidente. Veníamos en la madrugada a alta velocidad, sin luces, con
lluvia, en fin.
Pero
lo temible de la división del cuerpo social es aceptar que una parte
importante de masa ahora vive como una extensión paralela, como otro
miembro, un apéndice separado sin médula ni vértebras, alimentado
apenas por una arteria sanguínea y suficiente para ver crecer el
tumor del otro lado. Mientras tanto vivamos la grieta, miremos el
precipicio que nos separa.
La verificación la tengo durante la
desconcentración cuando vuelvo por Acoyte y Rivadavia, cuando pasa
un Toyota con la marcha peronista en el equipo de audio, desafiando a
la multitud. Así cualquiera es peronista. Por suerte no atropella a
nadie. Se ahorra una silla de ruedas.
Pero
moriremos así, y tendremos que nacer con otro cuerpo. Dependemos del
reflujo del tiempo y la sangre. En 50 años seremos diferentes. De
tanto quitarnos el apéndice en el quirófano un día naceremos sin
él. No habrán piedras que la habiten y ni siquiera apéndice. Mientras tanto tenemos pan
quebrado, La Gotita y una apendicitis al amanecer. Es todo el placer
y el dolor que tendremos en esta edad.
b CR
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