
LLegó con la advertencia de no verlo a tiempo, según la profecía de 1971 de Benjamín Solari Parravicini, y en el año anunciado, 2002, porque nos acechaba de nuevo el Viborón. Salió de la nada. Y está por volver a ella.
Profecía cumplida, don Benjamín; pasemos a la siguiente.
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