El embrollo es, justamente, porque no se puede tapar mi vida. Yo sé que habito tu alma. No necesitás decírmelo. No hace falta ocultar esa certeza. No hay cómo disimular tu corazón ni cómo vestirlo con otra máscara que no sea la de tu amor. Pero si me preguntaras cómo era mi vida antes de tu llegada ya no la recuerdo y no quiero que faltes en las edades que siguen. No puedo imaginar la vastedad sin tus manos. Entonces no sirven mis palabras ni tampoco alcanzan mis declaraciones. Imposible disimularlo. Si mi cuerpo, mi organismo, no te da la certeza entonces no alcanzan las palabras. Te doy mi cerebro porque no me queda corazón. Dame un pedazo del tuyo para recordar cómo diseñármelo de nuevo.
Entonces así será...
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Eliminar...Cuántos anónimos.
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