21 de junio de 2015

Pablo Katchadjián y "El Aleph engordado".


La causa da vergüenza ajena. 

Un autor reescribe un cuento borgeano muy famoso El Aleph, de Jorge Luis Borges, y lo eleva al género de una nouvelle, pero sin afectar ni modificar el texto original, ya que ha sido respetado hasta en las comas y puntos; lo titula El Aleph engordado. María Kodama, como es habitual, dice haber intentado el diálogo y la negociación durante dos años, de lo cual el autor afirma no tener conocimiento. Ahora hay un juicio con un fallo apelado, los reveses y entretelones de judicializar un libro.

Hace varios años que la figura de María Kodama me inquieta y no por simpatía. No es escritora ni ensayista ni investigadora; sólo es la viuda de un escritor argentino. Una que vive a sus anchas capitalizando un sacrificio ajeno al cual nada puede aportarle, pero del cual si sabe recibir sus buenos miles.

Y uno piensa, bueno, en esas escarapelas de la edad, tipo Yoko Ono, cuando dona piezas inéditas de John Lennon in memorian, o que adhiere con un mensaje cordial a los festivales musicales, como una manera de mantener presente y vigente la memoria de un músico universal al que ella estuvo ligada en matrimonio; no se apropia de él, sino que lo incluye, lo cede. Pero Kodama no adhiere a nada, tampoco le permite hacerlo a la memoria de su esposo excepto cuando hay dividendos y porcentajes que ella administra.

Para simplificar la demanda de la señora viuda de Borges contra Katchadjian en el contexto adecuado: Los derechos por la propiedad intelectual de Borges pasaron de Emecé a Random House Mondadori por 2 millones de euros. Katchadjian hizo 200 ejemplares de El Aleph engordado que valían 15 pesos; la mayoría los regaló a amigos y colegas.

Insisto, da vergüenza ajena. Yo la invitaría a la señora Kodama hoy, aquí, ahora, ya, a recitar media carilla de memoria de cualquiera de los textos que ella elija de su esposo para conocer el tipo de compromiso que valida sus reclamos. Pero ¿aceptará María Kodama pasar otro papelón como el del reclamo civil de 1300 pesos a un pibe que viajaba a diario hasta Moreno para trabajar de profesor?

Hay que recordarle a esta señora que antes de ser su esposo, Borges era un autor argentino, uno importante, es cierto, pero otro más de una tradición muy larga de autores nacionales, argentinos y criollizados, y no hay que pedirle permiso a ella para citarlo, ni para mencionarlo

La causa justifica salir en defensa de un escritor. Pero otra vez le quitan a un autor la posibilidad de ganarse honestamente a su público lector a fuerza de escritos. Lo que diré es audaz pero creo que aquí tenemos a otro autor "engordado" y ahora Katchadjián debe tener la nobleza de demostrarnos que más allá de la fama que dispensa un juicio pírrico, o ganado o perdido, que su obra merecía más que fama también el éxito.

Mientras tanto, propongo reunir entre varios autores los 80 mil pesos... PERO EN MONEDAS DE UN PESO. Cincuenta mangos cada autor como propone Leo Brizuela y con el acuerdo de Nielsen y Mey y otros amigos también de letras para tapar a la señora con el metal tan preciado. Ochenta mil monedas de 1 peso o su equivalente en monedas de 10 centavos, y llevarlas en chanchitos, en latas y bolsas, y dejar la indemnización reclamada a Katchadjián en el Juzgado en el momento que precise su Señoría y, claro, con la señora Kodama y sus patrocinantes presentes para el recuento pertinente... UNA POR UNA.

CR

9 de junio de 2015

Aclaración pertinente



Durante el evento de poesía del día Viernes 5 de Junio en la sede de SUETBA, San Justo, pude observar que uno de mis 12 títulos editados a la fecha fue incluido en la mesa de Autores de La Matanza, comunidad de poetas y narradores a la que NO pertenezco desde 2012. Los motivos anteriores de mi alejamiento de esa organización son tal vez conocidos, y quizá se trata de un volumen comprado o donado o prestado, no lo sé y desconozco al dueño del ejemplar, pero si bien nací, me fui y ahora vivo de nuevo en San Justo, lo cierto es que no soy miembro de dicha organización, a la cual cuestioné recientemente por su funcionalidad con la candidatura a la gobernación del actual Intendente, don Fernando Espinoza, y el episodio vergonzoso del Stand en la Feria Internacional de Buenos Aires como ventana de campaña política. La presencia del libro "Una metáfora tóxica" entre el material de Autores de La Matanza motivó mi retiro inmediato y definitivo de la sala.

También voy a recordar que los "regionalismos" no llegan para unificar ni agregar, sino para dividir y distanciar, tal cual lo anunciado en 2012. Soy un autor creyente, patriota, argentino, americano y latino nacido en San Justo. Nada impide que mañana radique en Quito, Kabul o en Andalucía, seguiré siendo un autor más de habla hispana.

CR

8 de junio de 2015

La decisión triste y justa


Entenderás o no entenderás.

Terminan de darme la anacrónica novedad. Mi hija, Mía Antonella, junto a otro alumno de la sala, ha sido elegida por los directivos del colegio, por mérito propio y ganado, para representar a los alumnos de 4to. grado para recibir el diploma de la jura de la bandera de manos del Intendente, cuando ya he invalidado la ceremonia del año anterior, porque la jura también la tomó don Fernando Espinoza, porque el Reglamento de enseñanza dice claramente que la jura debe tomarla la "máxima autoridad educativa". Este año, sin duda, repetirá el atropello del reglamento, como aventuran las autoridades educativas del establecimiento. Dicha tarea, en nuestro distrito, le corresponde a la Sra. Silvia Francese, Secretaria de Cultura y Educación, y esa tarea no puede ser delegada por conveniencia ni tomada por escalafón partidiario ni político o de publicidad. La jura tomada por Espinoza no tiene ningún valor sino para la foto en un año electoral donde todos son tomados como rehenes de campaña. 

Pero yo tampoco tomo rehenes, mi hija no será otro "Autor de La Matanza en la Feria del Libro" funcional con el gobierno para la foto y luego el empujón del escenario. Es otro "25 de Mayo con choris y escarapelas de La Cámpora", excepto que esta vez afecta a uno de los míos. Pero no mudaré de ropa. No puedo digerirlo ni con dos tachos de Buscapina. No sé que propondrán los directivos como alternativa, pero lo siento mucho... lo siento. Lo siento.

CR

4 de junio de 2015

Fuego contra fuego






La diferencia entre un ratero y un asaltante
de riesgo.

En una época donde barras "bravas" se enfrentan a tiros con la muerte de pibes y nenas que quedan encerrados entre los disparos, o asaltantes de hogares donde maltratan a un par de viejos para quitarles la jubilación o el televisor, voy a recordar a la banda de asaltantes de "Carlitos" Pardelia, porque algunos de sus miembros eran vecinos de mi barrio San Nicolás, y los veía cuando venían de noche a una casa cercana a la mía a buscar armas para algún atraco planificado. 

La banda peligrosa estaba compuesta por el temible Carlos Pardelia, C. Filipo y el "polaco" Polonio, entre otros, cuando en 1969 toman por asalto la Comisaría Nro. 1 de la calle Villegas de San Justo y reducen al persona policial para asaltar el banco que estaba al lado de la regional, donde hoy opera el Banco Francés, antes Banco Cooperativo y mucho antes, las oficinas de la Cooperativa El Hogar Obrero. No era época de satélites ni redes de comunicaciones avanzadas o tecnología sobresaliente, ese conocimiento fue parte de la logística para ejecutar el golpe. 

No eran malos porque se drogaran para tener el coraje de encajarle un culatazo a un jubilado, eran malos porque eran temidos por audaces. Con motivo del robo histórico, hoy legendario, siendo pibe mi tía me mostró meses después la noticia en el diario Crónica del asesinato del "Polaco" Polonio, acribillado en la calle por la bonaerense. Y de los procedimientos posteriores al atraco, también de cuando allanaron la casa de Filipo y la policía dio vuelta la tierra a pala en la quintita del fondo de su casa, donde el viejo Luca Filipo plantaba tomates, picantes y lechugas, buscando las armas del episodio, aunque en verdad buscaban el botín del asalto. 

De "Carlitos" Pardelia supe al crecer que un comisario de San Justo encargó a un grupo de matones seguirlo y liquidarlo en donde lo encontraran. Pardelia sabía la novedad y en una calle de Rafael Castillo se produjo el encuentro con los sicarios. Pardelia supo que venían siguiendo sus movimientos desde hacía días, llegó hasta el auto con los cuatro rufianes armados, como un Brigante salido del cine de Brian Di Palma, abrió la puerta y luego de saludarlos pidió lugar para sentarse en el asiento trasero, como entre amigos, sacó un arma de grosísimo calibre y dijo: "Muchachos, tienen un encargo, saque cada uno su fierro y empezamos a tirar y el que cae cae. De acá no sale ninguno". 

No hubo disparos ese día aunque otro distinto sí debió haberlos, cuando al fin le cobraron alguna participación adeudada en las ganancias con la regional y con el comisario de San Justo. Tampoco hago un culto de sus atracos aunque respeto esos códigos, no maltrataban a inocentes, no asaltaban almacenes ni viejos a la salida del banco. Tenían huevos porque los tenían. Eran "bravos" y no por formar barras, demasiado peligrosos para convivir en las esquinas, fumando marihuana o tomando cerveza, sino porque eran como dioses feroces en un panteón de tango y delito. 


CR